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“No podemos cerrar nuestros ojos a la realidad que estamos viviendo, del dolor del pueblo” “Las vocaciones están, pero hay que seguir orando”

El obispo fue puesto a cargo de la vicaría de Santo Domingo Oeste, el 24 de septiembre del 2017, cuya sede está en Los Alcarrizos

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“No podemos cerrar nuestros ojos a la realidad que estamos viviendo, del dolor del pueblo”
“Las vocaciones están, pero hay que seguir orando”
Monseñor Faustino Burgos Brisman dice es necesario mantenerse en contacto con la gente en los barrios. (PEDRO BAZIL)

SANTO DOMINGO. El obispo auxiliar de Santo Domingo, monseñor Faustino Burgos Brisman, aseguró que la iglesia católica no puede cerrar sus ojos a la realidad y el dolor que vive el pueblo dominicano, por la falta de salud, educación y de recursos económicos.

Precisó que las personas en las comunidades manifiestan sus preocupaciones, padecimientos e inconformidades, situaciones a la que la iglesia no es ajena.

“Nosotros no podemos cerrar nuestros ojos a la realidad que estamos viviendo, del dolor del pueblo, la gente te lo dice, la gente está sufriendo, muchísimas cosas están padeciendo el pueblo hoy día, hoy día que tenemos cantidad de recursos, públicos y privados”, aseveró.

En torno a los recursos económicos manejados en los sectores públicos y privados, dijo que “eso no llega a la realidad del pueblo y los males que padece”.

Manifestó que como iglesia siente dolor cuando una persona va a un hospital y no hay hijo para suturar, ni anestesia, ni medicamentos.

A ello agregó los altos niveles de hacinamiento que tienen las diferentes cárceles del país, donde se registran situaciones trágicas y dolorosas.

No obstante, el obispo reconoció los avances logrados en el sector educativo, donde consideró se debe trabajar más para inculcar buenos valores.

A su juicio, los maestros, los padres, la sociedad en común y la iglesia deben impulsar la educación para contribuir en la formación de hombres y mujeres de bien. Monseñor Burgos Brisman dijo que, en la función de profeta, la iglesia tiene que llevar el mensaje de salvación y buenas noticias, apegados en el camino de Cristo de la verdad y la vida, pero también denunciar, “pésele a quien le pese”.

“El profeta no es solo anuncios, porque si hay una denuncia eso nos lleva a nosotros a no cerrar la vista ante los males”, enfatizó al tiempo de señalar que esos males impulsan a la iglesia a luchar por transformar esa realidad.

Sostuvo que la iglesia mira reflexiona, orienta, exhorta a luchar y trabajar para erradicar esos males, a veces endémicos, porque eso no va con la dignidad del ser humano. Destacó que “ en mi congregación hablamos de que se debe trabajar en la dinámica del cambio sistémico, hay que cambiar, cambiar las estructuras mentales y estructurales en la sociedad para que haya un cambio efectivo”.

En la República Dominicana la proporción entre sacerdotes en activo y nuevas vocaciones es adecuada, pero “no como debería estar”, consideró el obispo auxiliar de Santo Domingo, monseñor Faustino Burgos Brisman.

Sostuvo que la vocación es una respuesta que Dios da a una comunidad en oración.

“Si la comunidad ora para que surjan vocaciones en la comunidad, Dios responde llamando y tocando los corazones de muchachas y muchachos, de hombre y mujeres, adultos también, para que entren a formar parte de este ministerio evangelizador, entonces hay que seguir luchando”, apuntó.

Manifestó que se debe pedir por la santificación de los sacerdotes porque igual como su testimonio pesa mucho en la comunidad, también golpea duramente “una indelicadeza”.

Además, por los jóvenes que hoy día tienen muchas distracciones y por eso se debe seguir trabajando, a fin de que sean tocados por la fe.

“Las vocaciones están ahí, pero hay que seguir orando, hay que seguir buscándola, hay que seguir trabajando y en eso tenemos que trabajar consagrados y laicos, todos por el bien”, dijo.

Al ser cuestionado en torno a si hay algún movimiento que tienda a cambiar el tiempo y la manera de formar a los sacerdotes para que no sea propiamente interno en un seminario, monseñor respondió que: “según el lugar, eso se contempla”.

Puso de ejemplo el caso del papa Pablo VI, quien no vivió en un seminario porque su condición de salud se lo impedía.

“Hoy día estamos teniendo un flujo muy bueno de profesionales, y se dan en el ámbito femenino y masculino que quiere entrar a la vida consagrada, a la vida sacerdotal”, destacó.

En se sentido, anunció que la Arquidiócesis de Santo Domingo se apresta a abrir un seminario de vocación adulta, para hombres profesionales que quieren entregarse a la palabra del Señor.

Indicó que el Concilio Vaticano II, celebrado hace más de 50 años, hablaba de la necesidad de auxiliarse de las ciencias que estaban surgiendo en ese entonces, como es el caso de la psicología, para descubrir las motivaciones reales de quienes entraban al seminario.

“En eso tenemos que seguir trabajando y respecto al tiempo hay lugares donde se va haciendo conjuntamente filosofado y teologado y estamos hablando de cinco años”, apuntó.

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