¿Un partido conservador?

Los partidos políticos son como los seres vivos: nacen, crecen y desaparecen. Es la ley de la vida.

Algunos nunca crecen, o ven decaer sus posibilidades con el paso del tiempo y de sus errores. A otros, sencillamente, su hora les pasó, y se niegan a morir por razones que nada tienen que ver con la vigencia de la institución.

El Partido Reformista nació por la necesidad de aglutinar las fuerzas conservadoras del país en un momento de efervescencia revolucionaria. Muchos de esos conservadores estaban ligados a un pasado aborrecible, aunque muchos de ellos no tuvieran de qué avergonzarse. Encontró a un líder que lo mantuvo en el poder a todo precio hasta que cumplió su ciclo vital. Ninguno de sus herederos ha estado a la altura del líder conservador, y su movida ideológica hacia el social cristianismo nunca fue adoptada seriamente por la entidad.

Ahora, quizás ha llegado de hora de buscar una alternativa conservadora que se despoje del pasado. Un verdadero partido conservador, con fundamento ideológico, tendría espacio en el espectro político nacional.

Diario Libre