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El registro de títulos nos obstaculiza

El Estado es una persona jurídica cuyo funcionamiento sólo es posible a través de sus instituciones las cuales tienen como objetivo fundamental ejecutar las normas que les confiere la ley para regular la sociedad con la finalidad de que los ciudadanos que la componen puedan ejercer sus derechos civiles y políticos dentro del territorio que ocupan. Las instituciones a su vez se dividen en civiles, policiales y militares. En el organigrama institucional que rige nuestra sociedad son muchas instituciones que podríamos calificar como importantes pero otras son determinantes, tal es el caso de el REGISTRO DE TÍTULOS DE LA PROPIEDAD INMOBILIARIA, esta institución tiene a su cargo, tal como su nombre lo indica, el registro del derecho de propiedad que poseen las personas físicas o jurídicas sobre los inmuebles y anotar las cargas y gravámenes que pesan en contra de esos inmuebles.

El Registro de Títulos es una de esas instituciones determinantes porque si dejare de funcionar todas las transacciones inmobiliarias a nivel nacional quedarían paralizadas de manera ipso facto porque no es posible hacer una transacción sin que intervenga el Registrador de Títulos a través de la certificación de propiedad que previamente debe expedir. Sin esa certificación ningún ciudadano se arriesga a realizar una transacción inmobiliaria, lo mismo sucede con el sector financiero que jamás haría una transacción sin la susodicha certificación, lo que significa que la negligencia del Registro de Títulos afecta directamente la economía nacional por esta razón es urgente que se le ponga atención a esta institución para mejorar definitivamente su eficiencia en el servicio.

En tal contexto queremos plasmar algunas ideas, y para ello, vamos a citar dos instituciones que eran un desorden y hoy en día se han convertido en dos modelos a seguir -no sólo en la República Dominicana sino a nivel del mundo- nos referimos a la Cámara de Comercio de Santo Domingo y a la Oficina Nacional de la Propiedad Industrial (ONAPI). Son dos instituciones que han alcanzado completamente su modernización logrando dar un servicio eficiente, idóneo y rápido. Estas dos instituciones tienen un denominador común: EL COBRO DEL SERVICIO. Tanto La Cámara de Comercio de Santo Domingo como Onapi cobran muy bien cada servicio que ofrecen y lo hacen de manera centralizada, es decir, el usuario del servicio le paga directamente a la institución por eso son capaces de ser eficientes y resolverles a la ciudadanía sus necesidades.

En el caso de el Registrador de Títulos la historia es diferente, hoy en día dura, dependiendo el departamento provincial, el servicio de expedición de un certificado de titulo o una certificación unos treinta días o más y la razón principal es que carece del personal y la tecnología a propinada para ofrecer el servicio por el déficit presupuestario. Si cada Registrador de Títulos cobrara el servicio ofrecido de manera centralizada y suficiente, no pírrica como lo hace, tuviera un superávit en consecuencia resolvería varios problemas a la vez; primero: contribuiría con el desempleo porque emplearía más personas en cada departamento con salarios mejorados; segundo: modernizaría el servicio con la adquisición de la tecnología necesaria y tercero: otorgaría un servicio eficiente, idóneo y rápido y el resultado sería que todos saldríamos ganando. Si otras instituciones lo han logrado por qué el Registro de Títulos no lo puede lograr? El Registrador de Títulos debe cobrar directamente el servicio que ofrece y no poner al usuario a pasar trabajo pagando el servicio en el banco de Reservas.

Los datos estadísticos hablan por si solos, cada día dejamos de realizar transacciones en todo el territorio nacional que superan los ocho millones de pesos lo que representa unos casi tres mil millones de pesos al año. Estas transacciones no se realizan por el tiempo que tarda el Registro de Títulos en expedir los certificados de títulos y las certificaciones de propiedad, trayendo como consecuencia que las transacciones se caigan, se pospongan, que el inversor se retracte o haga otra inversión. El Registro de Títulos es un verdadero dolor de cabeza, es el muro, es el obstáculo. Hagamos del Registro de Títulos una institución moderna y eficiente que nos ayude a realizar transacciones para el desarrollo del país y el beneficio de todos.

El autor es abogado.