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De células madre y otros demonios

Sorprendido fui con una noticia reseñada en la prensa local que daba cuenta de que las terapias celulares deberían contar con una autorización del Ministerio de Salud Pública. Al ser domingo, esperé al lunes siguiente para documentarme sobre los requisitos necesarios para obtener dicha autorización, la cual ni se había elaborado, ya que en lo referente a la Bioestimulación con Plasma Rico en Plaquetas, terapia celular avanzada reconocida científicamente desde el año de 1963 como un aliado esencial para la regeneración local de los tejidos en los cuales es aplicado, fui pionero en el país hace unos 10 años aproximadamente con resultados positivos en regeneración cutánea y capilar en pacientes con envejecimiento y pérdida de pelo.

Valoramos como positivo que se intente regular el ejercicio de la medicina en la República Dominicana, adonde acuden numerosos grupos de especialistas de diferentes naciones bajo el término de operativos humanitarios, a experimentar terapias y entrenar galenos foráneos en técnicas empíricas en cobayos caribeños sin recursos, sin fiscalización alguna, mediante operativos “gratuitos” pero de resultados cuestionables.

En una nación donde se inyecta silicona en salones de belleza y estética con resultados y complicaciones catastróficas para aumentar glúteos y otras áreas del cuerpo en medio de la indiferencia sanitaria gubernamental y gremial, donde hemos exigido la publicación de listados de galenos competentes por especialidad y centros habilitados en la web de dichos estamentos, nos resulta extraño que se mezcle para optar por los mismos requisitos, a una terapia celular avanzada en manos expertas para la aplicación cutánea no invasiva en el consultorio de la misma por un especialista quirúrgico, a un procedimiento invasivo que debe aplicarse en un órgano noble vía cateterismo o mediante ultrasonido en sala de cirugía con complicaciones posibles de manera experimental remunerada, sin protocolo alguno, ante una comisión de Bioética de repente desfasada, y mucho menos conocedora de los alcances de la medicina contemporánea.

A la ligera no debe crearse ningún protocolo improvisado que no cuente con la concertación de los expertos nacionales, y a la vez, de un levantamiento de la literatura científica referente al tema en cuestión de los últimos 20 años bajo el más estricto rigor, sin lesionar el avance la medicina local.

El autor es médico cirujano plástico @Lopeztallaj

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