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Juan Bosch
Juan Bosch

El conflicto como metáfora de nuestra democracia

Con esas estructuras ontológicas articulamos el poder, sea este empresarial, social, político o religioso. Y el elemento común de manipulación es la culpa. Quien no se sume a su credo es culpable, hereje o traidor, o todas las anteriores.

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El conflicto como metáfora de nuestra democracia

“La sociedad dominicana es la isla Galápagos de la sociología... donde los organismos sociales se encuentran en su etapa más primitiva”, así afirmó en una entrevista que le hicieran en 1967 el profesor Juan Bosch en Benidorm, España.

Hoy están en conflicto, las Águilas Cibaeñas, los Tigres del Licey, el PLD y un largo etcétera donde la característica común es la imposición de decisiones de un grupo mayoritario sobre otro y por supuesto, la enajenación de derechos, donde todo se reduce a la idea que yo y mi tribu tenemos de esos derechos.

En términos políticos, la concepción varía. Para la derecha liberal es articulación de intereses y poder en el uso eficiente de los recursos para el crecimiento económico. Para la conservadora, salvar la patria y su identidad nacional a toda costa, de lo contrario perecemos. Mientras las izquierdas definieron su razón de ser en el sufrimiento. Para ellos la “lucha política” es martirologio, sacrificio, pena. Buscan redimirse a través del dolor. No saben quiénes son sin su sufrimiento.

Con esas estructuras ontológicas articulamos el poder, sea este empresarial, social, político o religioso. Y el elemento común de manipulación es la culpa. Quien no se sume a su credo es culpable, hereje o traidor, o todas las anteriores. De esta forma vamos construyendo relatos difíciles de conciliar, pero fáciles de repetir. Ahí entran los algoritmos, los ejércitos de bots y la proliferación de posverdades para deteriorar la opinión pública y construir el relato de la opinión publicada.

La escritora británica Marion Scott explicando las tres etapas de Beethoven de las que hablan la mayoría de los estudiosos de la música, expresa que la etapa temprana es el período de los primeros 30 años de la vida de Beethoven, en el que la música que compuso se basó en gran parte en la técnica formal que aprendió de Mozart y Haydn. Estas no son de ninguna manera sus mejores obras. Tienen mucho que ver con la forma, y podemos observar a Beethoven aprendiendo a perfeccionar el oficio. Entonces pasó a la segunda fase con la sinfonía Heroica. Sus Sinfonías n.° 3 a n.° 8, sus últimos tres conciertos para piano, algunas de sus mejores sonatas para piano, los cuartetos del período medio y su ópera Fidelio, todos corresponden a esa fase. Por lo general, esta es la música más accesible para los amantes de la música, y es la que le dio a Beethoven su gran reputación. Su etapa final, que comienza con la Novena sinfonía, seguida de sus sonatas tardías y los últimos cuartetos, es sin duda su mejor música y probablemente la mejor música jamás escrita. En esta etapa, Beethoven trascendió todas las formas, convenciones y, básicamente, dio una expresión maravillosa al final del viaje espiritual. Vio el todo y las partes.

Uno podría plantear lo mismo sobre estos tres niveles en la madurez con que enfrentamos los conflictos. La mentalidad sectaria mira el conflicto a través de la imposición. Culpable o inocente. Hereje o creyente. La corrección de esto, la me ntalidad no sectaria pero políticamente inmadura, es el que mira la democracia con una visión formalista, lo que está escrito en la Constitución no así el espíritu de la Constitución. Los que defienden la Constitución en su forma material, mientras impulsan la vuelta al poder de un ciudadano que ha sido 3 veces presidente. Igualmente, los que están dispuestos a modificar la parte formal de la Constitución, aunque ello implique construir poder sobre los despojos de esa misma Constitución. Pero pocos ven el todo: La visión holística, trascendental, de nuestra democracia.

Para esa visión holística la pregunta es, ¿y el pueblo donde está en todo esto? Al hombre y la mujer que se levanta muy temprano y debe tomar 2 o 3 sistemas de transporte para llegar a su trabajo, ¿quién los toma en cuenta?, ¿Acaso alguien está escuchando lo que nos dice la dominicana profunda?

Cuando me hago estas preguntas y no encuentro las respuestas, me angustio, me pregunto para qué peleamos por el poder, si no estamos dispuestos a escuchar y sobre todo a resolver los problemas reales de la gran mayoría de los dominicanos que en pleno siglo XXI siguen viviendo en el medio de muchas desigualdades y carencias.

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Nelson Espinal Báez Associate MIT - Harvard Public Disputes Program at Harvard Law School. Presidente Cambridge International Consulting.