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¿Es posible sacar al peledé del poder en el 2020?

La segunda condición es que la alianza opositora encarne como fin trascendente, el compromiso de propiciar un cambio democrático que deje atrás el modelo político, económico y social impuesto por el peledé.

La verdad es que hay sobradas condiciones objetivas y subjetivas para sacar del gobierno a la plaga morada que durante casi 20 años azota al país.

Ahora bien, el alto nivel de rechazo al peledé, en cualquiera de sus facciones, no puede hacernos ignorar los factores en que se apoya para intentar quedarse en el poder. Me refiero al control que tiene de todos los poderes públicos; a los varios programas de asistencia social que utiliza para comprar lealtades; al obsceno enriquecimiento de su cúpula dirigencial convertida en una corporación con autonomía econó- mica. Además han perfeccionado un aparato de fraude electoral y carecen de escrúpulos para comprar cédulas, candidatos, delegados, funcionarios electorales o trastocar actas o desaparecerlas.

Esto significa que el peledé no se tumba solo y que finalmente habrá que sacarlo del poder con una mayoría aplastante movilizada. Para lograrlo, son varias las condiciones que tienen que conjugarse.

La primera es la unidad de la oposición. Esa unidad debe ser amplia y abarcar a los sectores políticos, sociales y ciudadanos independientes. Eso sí, hay que evitar hacer de la unidad un “fetiche”.

La unidad no puede ser una sumatoria inodora, incolora e insípida de todo quien diga que está en la oposición. Por tanto, no hay que dejarse confundir con los que vociferan y asumen “poses” opositoras, cuando en realidad lo que hacen es posicionarse para negociar ventajas con el partido oficial o con una de sus facciones o simplemente sustituir al peledé para ir al gobierno a hacer lo mismo. Estemos claros: lo que hace fuerte la unidad opositora, no es tanto el número de siglas que agrupe, sino la identidad de los participantes en los propósitos políticos que nos convocan: sacar al peledé del poder para producir un cambio democrático.

Un verdadero ejercicio de oposición, en la actual coyuntura, parte de identificar al peledé, en cualquiera de sus facciones, como el real adversario. Por tanto no hay espacio para fraguar componendas con ningún sector del liderazgo corrupto del peledé, todos ellos responsables y beneficiarios del actual estado de cosas. Hacerles concesiones a cualquier sector del peledé manda una señal equivocada a la ciudadanía, siembra desconfianza y dudas y termina hundiendo y desprestigiando a todo quien lo haga. El peledé es como el dolo: lo corrompe todo.

La segunda condición es que la alianza opositora encarne como fin trascendente, el compromiso de propiciar un cambio democrático que deje atrás el modelo político, económico y social impuesto por el peledé. Por tanto, no se trata de levantar el programa político más radical, sino una propuesta que abra un proceso de transición política hacia la democracia y que a la vez dé respuestas a las necesidades concretas de la población. Por eso, el programa de la alianza opositora se articula alrededor de los compromisos que son “los mínimos indispensables” para avanzar hacia el cambio democrático.

Por lo menos 5 grandes compromisos se destacan. 1º.- Compromiso contra la pobreza, la marginalidad y la exclusión social, impulsado un modelo de desarrollo productivo compartido, con clara vocación exportadora que permita garantizar empleo decente y sistemas de salud, de educación y de seguridad social de calidad y de acceso universal. 2º.- Compromiso por la seguridad ciudadana. Atacar las causas generadoras de la delincuencia y la violencia. Transformar la Policía Nacional y todas las agencias de investigación y persecución del delito y el sistema carcelario. 3º.- Compromiso por la institucionalidad y legalidad democráticas, garantizar la independencia del congreso, el poder judicial, el ministerio público, la cámara de cuentas y los órganos electorales. Resguardar nuestras fronteras del tráfico de personas, drogas y armas garantizando nuestra soberanía e independencia. 4º.- Compromiso por la preservación del medio ambiente, erradicando toda actividad lesiva a las áreas protegidas y a la producción de agua. 5º.- Compromiso contra la corrupción y la impunidad. Hacer un gobierno honesto, llevar a los corruptos a la cárcel, recuperar lo robado y acabar con la impunidad.

La tercera condición es que la alianza opositora propicie con sus acciones una nueva subjetividad política en el país. La alianza opositora tiene que hacerse creíble, demostrar en la práctica que es diferente, despertar entusiasmo y ganarse la confianza de la ciudadanía. Esto significa, entre otras: 1º un ejercicio político beligerante en todos los escenarios y definida vocación de poder; 2º acompañar en sus luchas y justos reclamos a la ciudadanía en cada comunidad o sector social; 3º incorporar el liderazgo ciudadano y popular natural de las comunidades en la propuesta electoral; 4º prepararse para denunciar, enfrentar y desmontar la estructura de fraude del partido oficial; 5º predicar con el ejemplo: exhibir una conducta política ética y transparente. Rechazar toda repartición o privilegios o acuerdo de aposento. En fin, alcanzar la suficiente autoridad política y moral para ganar la simpatía de la ciudadanía y sacar al peledé del poder y hacer el cambio democrático.

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