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La esperanza se alcanza trabajando para hacer que suceda

A pesar de todo el poder y control que exhibe el partido gobernante, el presente está preñado de futuro y cada vez son más las manos que trabajan juntas para hacer realidad la esperanza.

Era una mañana soleada. Lugar: parque Enriquillo. Allí, en esa plaza con sabor a pueblo llano, se haría, entre sus árboles imponentes, la presentación del nuevo Consejo del Distrito Nacional de Alianza País. Fecha: el pasado domingo 26 de noviembre. Llamaba la atención la presencia de muchos jóvenes y adultos. El rugir del micrófono, de pronto, anunció el inicio del acto. Muchos de los que habitan el parque se acercaron y escucharon con interés. Se veían rostros iluminados como preguntándose ¿sucederá esta vez el cambio de verdad por el que tanto hemos esperado?

Luis Salazar, nuevo Coordinador del Consejo del Distrito tomó la palabra y pronunció el discurso central. En medio del marasmo en que se encuentra la República, es conveniente compartir, por lo menos dos partes del contenido de su intervención: el diagnóstico que hace de la realidad y, sobre todo, la propuesta política que formula.

Comienza Luis, afirmando: “El 16 de agosto del 1996, con el primer gobierno del PLD, se consolidó el modelo neoliberal caracterizándose, entre otros aspectos, por la entrega al sector privado del emporio industrial del Estado y la creación del sistema de seguridad social bajo tutela del sector financiero. En estos últimos 20 años, hemos presenciado la construcción de un país, algunos de cuyos “logros”, tomados de la prensa diaria son los siguientes: tenemos la segunda tasa más alta de mortalidad infantil de Latinoamérica: 20 por cada 1,000 nacidos vivos, solo superada por Haití (25). La mortalidad materna: 101,8 por cada 100.000 (UNPFA). La mortalidad neonatal: 21 muertes por cada 1.000 nacidos vivos. Recién denunció el Colegio Médico, en la Maternidad La Altagracia, en dos años y nueve meses han muerto 1,545 bebés menores de 28 días. Ocupamos el cuarto lugar en decesos de embarazadas de AL y el Caribe. El informe PISA señala que en Matemáticas y en Ciencias, estamos en el último lugar; en lectura, en la cuarta posición entre los ocho peores lugares. En el periodo 2005 al 2016, se registra un promedio de 2,147 homicidios anuales, que equivale a 179 homicidios por mes y a 6 por día. Ocupamos el lugar 120 de los 176 países que figuran en el Índice de Percepción de la Corrupción (2016). El tercer país de AL y el Caribe con mayor cantidad feminicidios (3.6 por cada 100 mil mujeres), sólo superado por Honduras y El Salvador. Solo en el año 2016 el país registró 111, es decir, en promedio, más de 9 por mes. El 2017, de continuar como va, finalizará con la mayor tasa de feminicidios desde el 2012. La deuda consolidada del país es de US$39,869.2 millones (53.6% PIB). El pago de intereses y comisiones de la deuda pública para el año 2018 será de 24% del presupuesto de ese año. Más del 21 % de los jóvenes dominicanos de entre 15 y 24 años no trabajan ni estudian, y la mayoría es mujer (BM). El 67% de niñas, niños y adolescentes del país sufre algún tipo de violencia física o psicológica. Alrededor de 330,000 menores de edad realizan labores en la economía formal e informal.

Es decir, 20 años después de asumir el gobierno el PLD y habiendo gobernado por 16 de ellos, la RD de hoy es más desigual, insegura, injusta, autoritaria, endeudada, violenta, corrupta, clientelista, con bajos niveles educativos y culturales, de escasas oportunidades sobre todo para jóvenes y mujeres.”

Lo impactante del diagnostico fue compensado por lo esperanzadora de la propuesta política hecha por Luis Salazar para buscarle una salida a la encrucijada en que nos encontramos. Las que siguen fueron sus palabras: “transformar el país en una dirección opuesta a la descrita nos plantea la necesidad de colocar como objetivo principal de todos los que amamos este país, sacar al PLD del poder y abrir el camino hacia las transformaciones democráticas indispensables. Por eso estamos comprometidos en la construcción de una nueva mayoría política que debe expresarse como el encuentro de organizaciones políticas, sectores sociales y ciudadanos independientes mediante un acuerdo sobre bases programáticas. La nueva mayoría política y social de la que hablamos debe ser amplia, inclusiva, de mujeres y hombres, de jóvenes y adultos, que una el activismo de los sectores medios y la rebeldía del pueblo llano, que involucre a productores agropecuarios, a micro, pequeños y medianos empresarios, a las expresiones avanzadas dentro de las iglesias, a las amas de casa, a los y las estudiantes y, también, por qué no, a militares y policías honestos. La construcción de una nueva mayoría política y social para sacar al PLD del poder, requiere que todos los sectores consecuentes y sanos se unan sin que ningún sector pierda su independencia y su especificidad, pero sí anteponiendo los intereses de la Patria a los intereses particulares.

Desde nuestra trinchera política estamos comprometidos con estos objetivos y hacia él dirigiremos nuestros principales esfuerzos”

No hay dudas: a pesar de todo el poder y control que exhibe el partido gobernante el presente está preñado de futuro y cada vez son más las manos que trabajan juntas para hacer realidad la esperanza.

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