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La realidad en la que me toca vivir

Escrito por un estudiante de último año de un colegio de Santo Domingo

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La realidad en la que me toca vivir

Ay mi República Dominicana, mi media isla, mi hermosa Quisqueya, con tus costas y playas, una de las mejores del Caribe y quizá, del mundo.

Te veo, con unos líderes que no piensan en ti, que sólo piensan en sus propios intereses, llenándose sus bolsillos con el dinero del pueblo, líderes, que no crean conciencia en la población.

¿Porque los actuales líderes no pueden ser como nuestro fundador Juan Pablo Duarte? Que no pensó en el, sino, en su país, le ofrecieron cargos y los rechazaba, eso sí es tener amor a su patria.

Y no como los actuales, al parecer vivimos en una obra teatral eterna, actuando frente al mundo, frente a su pueblo que depositó su confianza en ellos.

Mientras vivimos en una sociedad con el mayor crecimiento económico de Latinoamérica, la pobreza y la indigencia parecen eternizar su vida en la República Dominicana.

Mientras las autoridades crean normas, la Cámara de Cuentas dice que más de 4,000 funcionarios se burlan del cumplimiento de la ley al no declarar sus bienes.

Mientras aumentan los asaltos y toda su forma de criminalidad, más de la mitad de los policías realizan labores privadas al servicio de generales y personas adineradas.

El país es el mayor puente de tráfico de drogas hacía Estados Unidos, mientras que Estados Unidos es el principal consumidor de drogas en el mundo.

Mientras se hace indetenible la inseguridad ciudadana, el gobierno parece ser incapaz de asumir su responsabilidad, restaurando el orden y la tranquilidad del dominicano.

Mientras se torna más que evidente la corrupción, la impunidad y la complicidad, la sociedad civil parece ser cómplice de este gran desorden que nos arropa.

Vivimos, en un país con la tasa más alta de accidentes automovilísticos de América Latina, llevándose a cabo uno cada 5 minutos tan solo en el gran Santo Domingo, donde el 80% de estos hay una motocicleta involucrada.

Un país, donde tiene la peor educación, siendo aquí donde se encuentra la primera sede universitaria del nuevo mundo.

Un país, que se encuentra en el 5º lugar con respecto a las adolescentes embarazadas, siendo aquí donde se encuentra el primer hospital.

La primera ciudad, es esta, y no entiendo cómo no podemos caminar seguros por nuestras calles con algún artículo de valor, que desde que escuchamos una motocicleta, nos alteremos.

Un país en donde es muy difícil de ver alguna buena noticia en el periódico, el único donde no se perseguirá a Odebrecht judicialmente, que solo fue condenada al pago de 184 millones de dólares, pero a 8 años, siendo esta una cantidad insignificante comparada con todo lo que hizo.

Un país, donde la justicia no se puede llamar justicia, que falla a favor de sus líderes.

Un país, donde un congresista gana la suma de 38 salarios médicos. Un país, con unos habitantes, que pueden vender su dignidad por 500 más un pica pollo, porque al vender tu voto, no vendes solo tu voto, vendes tu dignidad, tu derecho a elegir quién gobernará.

¿Este es el futuro que queremos? ¿Endeudarnos? ¿Así le dejaremos el país a la futura generación? ¿Tomando préstamos para cualquier cosa? Les invito a hacerse la siguiente pregunta: Si nuestros fundadores vieran el país actualmente, ¿estarían orgullosos o decepcionados?

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