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Negociar no es desquitarse

Merecemos una clase gobernante con vocación de poder y visión de país. No es más diletantes con visión de trinchera y vocación de víctima lo que necesitamos.

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 Negociar no es desquitarse

Desquitarse es la mejor manera de No lograr lo que se desea. Frente a la crisis de los rehenes retenidos en Irán entre 1979 y 1981, un periodista le pregunta al vocero del Pentágono qué estaban haciendo las fuerzas armadas para ayudar. El vocero respondió que no podían hacer casi nada sin poner en peligro la vida de rehenes norteamericanos. ¡Y que estaban estudiando unas medidas muy severas para ponerlas en ejecución después que fuesen liberados los rehenes!

Obviamente en el Pentágono no estaban pensando objetivamente. ¿Por qué querrían los estudiantes iraníes liberar a los rehenes sabiendo que los Estados Unidos tomarían represalias inmediatamente? El Pentágono cometía el error que muchos cometen, creer que desquitarse es la mejor manera de conseguir lo que se desea.

Esto naturalmente se aplica a la relación interna entre los dos principales líderes del Partido de la Liberación Dominicana, Lic. Danilo Medina Sánchez, presidente de República y Dr. Leonel Fernández Reyna, presidente del partido y expresidente de la República. Son muchas las interpretaciones que hemos leído y escuchado del encuentro y abrazo entre los dos principales líderes del partido de gobierno. No quiero entrar en ellas porque puede ser un ejercicio especulativo y como diría el escritor Michael Dobbs, la especulación es una manera muy pobre de pensar políticamente.

Ahora bien, como estudioso de la realidad nacional e internacional, puedo afirmar lo siguiente:

1. Cuando usted se desquita no está respondiendo, está reaccionando. Y al reaccionar se esta poniendo en las manos del otro. Está siendo narigoneado. Justo lo que podría estar buscando su oponente es desconcertarlo, impedirle pensar claramente y manipularlo.

Gran parte del poder de su oponente radica en la capacidad para hacerlo reaccionar, y si ambos caen en reacciones y contra reacciones, ambos son parte del problema. No de la solución.

No reaccione. Responda inteligentemente.

2. El Partido de la Liberación Dominicana es el grupo de poder mas racional de 1844 a la fecha. No dije ético, ni capaz, ni solidario, ni transparente. Dije racional.

Han demostrado gran capacidad para gestionar sus diferencias y conflictos. Lamentablemente a un costo institucional, económico, social y político muy alto para la República Dominicana. Y nuestra propuesta a ellos, ha sido siempre la necesidad de que negocien, no solo para resolver sus problemas internos de manera coyuntural, para las próximas elecciones, por ejemplo, sino también, de manera estructural, para las próximas generaciones. Para beneficio de toda la sociedad dominicana.

Eso es jugar grande. Eso es operar como clase gobernante.

3. El peor error que puede hacer la oposición es cifrar sus esperanzas en la división de ese partido. No porque no sea posible, lo es, sino porque en política los objetivos no se encuentran, se definen y formulan. Al organizar un trabajo político en torno a la posibilidad de que los morados se dividan, la oposición misma se convierte en rehén de la no división.

Es decir, en vez de definir un objetivo cuyo éxito dependa de la posibilidad de que ellos se dividan o de la capacidad de influir sobre esa división, la oposición debe elegir un objetivo que por si misma sea capaz de lograr. Con ello se puede influenciar a la sociedad dominicana para que vea que es posible con la oposición construir un cambio democrático, institucional, estructural y pacífico; que vea una oposición madura, institucional, coherente; capaz de gestionar sus diferencias y conflictos con eficiencia; lista para construir la unidad dentro de la diversidad; como auténtica clase gobernante, con ética, transparencia y alta racionalidad.

Como dirían Kupfer Schneider, E. Kopelman y Roger Fisher, la manera más segura de garantizar el éxito es definir objetivos que podamos lograr por nuestra propia cuenta. La manera más segura de asegurar un fracaso es definir un objetivo que los adversarios pueden frustrar fácilmente.

Lo que nos merecemos es una clase gobernante con vocación de poder y visión de país. No es más diletantes con visión de trinchera y vocación de víctima lo que necesitamos.

Nelson Espinal Baez. Associate MIT-Harvard Public Disputes Program, Universidad de Harvard.

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