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Sobre las elecciones en Haití

No es que no hubiera irregularidades e incluso fraude en algunas demarcaciones, sino que los resultados provisionales (los oficiales serán publicados a final de diciembre), evidencian que el gobierno provisional no impuso un candidato particular afín a sus intereses.

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Sobre las elecciones en Haití

En los últimos años, la República de Haití ha estado abocada en fuertes pugnas y parálisis políticas, debido a la renuencia del pasado mandatario Martelly de celebrar elecciones presidenciales y legislativas en apego a la ley. Estos impasses lucen apaciguarse considerando que el 20 de noviembre pasado, Haití completó una primera etapa de lo que será una larga jornada electoral programada a finalizar en enero 2017.

Concluida esta primera parte, vale preguntarse: ¿A qué nos referimos cuando hablamos de elecciones en Haití? ¿Cómo interpretar el rol de Jocelerme Privert (presidente provisional) y del Consejo electoral Provisional? Y para finalizar, ¿Cómo contextualizar los resultados de la primera etapa y que esperar de las próximas?

Considerando la lucha del pueblo haitiano por la democracia, que ha valido dos golpes de estado y dos intervenciones extranjeras desde 1986 (año de la salida de Baby Doc), queda claro que hablar de elecciones en Haití no se trata de un asunto corriente, sino de un evento de grandes tensiones y repercusiones.

En vista del desgaste que arrastra el tema electoral, y las fallidas elecciones presidenciales del año pasado, no debe sorprender a nadie el poco interés y desaliento del pueblo haitiano para con el tema político. Esto último, en adición a errores en la planificación, bajo presupuesto, y los efectos del huracán Matthew, explican en gran parte la gran abstención que de acuerdo con los sondeos rondan en 80% del total de votantes (más de cuatro millones de personas de una población apta para votar de seis millones).

Por lo tanto, al referirnos de elecciones en Haití estamos hablando primordialmente de más de un millón de personas (circa 10% de la población) que votaron en los centros urbanos más importantes de Haití, lo que implica a que la gran mayoría del pueblo haitiano no se sienta representada con esta jornada electoral lo que acarrea problemas de legitimidad desde un inicio.

Por estas razones, sin mencionar los problemas de seguridad y el llamado de algunas figuras de desobedecer los resultados, es que no podemos decir que en Haití hubo elecciones con todo lo que esto conlleva, pero sí al menos una contienda electoral que va en ese sentido.

El presidente Jocelerme Privert fue elegido de manera provisional con el fin de llevar a cabo las elecciones pendientes desde hace más de dos años. Privert, proveniente de la corriente Lavalas cercana a Aristide, ha utilizado los medios a su disposición para dar por terminado el proceso electoral.

El hecho que Jovenel Moise, de la corriente Martelly opuesta a Lavalas, venciera en la primera vuelta con más del 50%, demuestra que Privert ha ejercido su rol con gran moderación, lo que resta fuerza, en contraste con años anteriores, al llamado de movilización hecho por los candidatos perdedores.

No es que no hubiera irregularidades e incluso fraude en algunas demarcaciones, sino que los resultados provisionales (los oficiales serán publicados a final de diciembre), evidencian que el gobierno provisional no impuso un candidato particular afín a sus intereses.

Jovenel Moise, un empresario bananero, resultó ganador por ser el único candidato que estuvo en campaña permanente desde agosto del año pasado. Su equipo de trabajo logró mantener una activa presencia en los diez departamentos, con una proactiva campaña en los medios de comunicación. Moise defiende una agenda cercana a los principales grupos económicos de Haití, muchos de los cuales han defendido la veda a los productos dominicanos impuesta por Martelly y mantenida por Privert.

Por esta última razón hacemos un llamado a los dominicanos a ser cautos a la hora de inclinarse por Moise o algún otro candidato ya que cada uno de estos avanza su agenda particular en cuanto a las relaciones dominico-haitianas se refiere.

Moise ganó también por el fracaso del movimiento Lavalas en unir su boleta en vez de fragmentarse en tres. Jude Celestin, del partido LAPEH; Maryse Narcisse, de Lavalas; y Moïse Jean-Charles, de Piti Dessalines, provienen todos del movimiento Lavalasiano, y los programas de gobierno de los dos primeros no distan mucho el uno del otro.

Estos últimos candidatos han elevado recursos a la Oficina Contenciosa Electoral Nacional para impugnar los resultados, lo que arrastrará el proceso por varias semanas hasta cuando se publiquen los resultados oficiales y se decida si se procederá a una segunda vuelta. A esperar pues, deseándole lo mejor al pueblo haitiano.

Roberto.mallen@gmail.com

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