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Las memorias de Tulio Arvelo

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Las memorias de Tulio Arvelo

Recientemente entró en circulación, editado por el Museo Memorial de la Resistencia y gracias también a la colaboración de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, un libro con las memorias de Tulio Arvelo, héroe de la Expedición de Luperón de 1949.

Este texto cubre el período transcurrido en la vida del autor a partir del momento en que salió de las ergástulas de la dictadura y fue puesto en libertad después de la jornada heroica de la expedición de Luperón, en la que participó junto a Horacio Julio Ornes Coiscou, Gugú Henríquez, y otros valientes, hasta el regreso a su patria en enero de 1962, poco después de la elección del profesor Bosch como Presidente de la República.

Este libro cubre, en tal virtud, casi trece años, sólo una parte de la ejemplar vida, la de su exilio, de Tulio Arvelo. En él se dibujan muchos perfiles desconocidos e interesantes y anécdotas de una gran cantidad de hombres y mujeres valiosos nacionales y extranjeros que su autor conoció en el exilio, entre otros, su encuentro con Fidel Castro Ruz.

Los dominicanos de las presentes generaciones conocen muy poco sobre la dura lucha de las decenas de hombres y mujeres que contra sus sentimientos, voluntad y deseos, con infinita tristeza abandonaron su país, y tomaron el camino del exilio. Todos con la esperanza de poder lograr reunir los recursos necesarios para regresar algún día a combatir la dictadura de Rafael L. Trujillo, hasta alcanzar su derrocamiento.

Los jóvenes de hoy no conocen la vida y las experiencias lacerantes de los exiliados dominicanos, ni el sufrimiento de los familiares que dejaban en la patria, cuando el tiempo se extendía y la esperanza del regreso el tiempo la desvanecía; e ignoran también los padecimientos de los seres que le rodeaban en el extranjero, a quienes también abandonaban un día cualquiera para embarcarse, como ocurrió varias veces en el caso de Tulio Arvelo, en una de las tantas aventuras sublimes organizadas bajo el manto de la ilusión que envolvían sus deseos de libertad y democracia para su nación.

Tampoco conocen las generaciones del presente, los sinsabores y los dolores de los hombres y mujeres del exilio, enfrascados en una permanente lucha cotidiana por la supervivencia, en un medio social y político hostil que los rechazaba y les obligaba a realizar labores sumamente duras, por no decir crueles, realidad que convertía el trabajo para ganar el pan de cada día, en una verdadera agonía.

Lo que les estoy expresando es lo que he sentido al leer la narraciones de Tulio Arvelo, cuando habla sobre el primer empleo que consiguió en Estados Unidos: el de obrero cargador de sacos en los muelles de New Jersey y New York, tarea ingrata en la cual laboró durante largo tiempo y que él describe en este libro con una prosa sonriente.

De todo esto trata este libro. Pero no hay en él sorprendentemente asomos de amargura ni resentimiento. Todo lo contrario, este es un texto lleno de frescura, escrito con un lenguaje rebosante de optimismo, donde aflora en cada página una visión sutil sobre el futuro.

Es decir, las nuevas generaciones conocerán en este texto el desgarrador ambiente del exilio dominicano, no sólo en New York, sino también en Cuba y México; asimismo las inquietudes y los sinsabores de los diferentes grupos de compatriotas, siempre abrazados a la ilusión del pronto retorno a su terruño; ilusión que con el paso de los años el tiempo mataba, creando entonces una situación terrible e insoportable que condujo a no pocos exiliados a la desesperación y al suicidio.

En síntesis: estas memorias de Tulio Arvelo informan e ilustran sobre un tema, el de exilio dominicano, que extrañamente ha sido penosamente olvidado por nuestros intelectuales, ensayistas, periodistas y narradores, y por tanto, por la sociedad en su conjunto.