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Alemania celebra los 200 años de Georg Büchner, uno de sus iconos literarios

A Büchner le entregan hoy el premio literario por excelencia

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Alemania celebra los 200 años de Georg Büchner, uno de sus iconos literarios
Portada de Lenz, renombrada obra de Büchner
BERLIN.- Alemania celebra hoy los 200 años del nacimiento de Georg Büchner, uno de los iconos por excelencia de la literatura en lengua alemana, pese a la brevedad de su obra y de su vida, que sólo duró 23 años debido a su muerte prematura causada por una infección de tifus.

El premio literario por excelencia que se entrega en Alemania a la vida y obra de un escritor no lleva el nombre de Goethe ni de Schiller sino el nombre de Büchner.


Los títulos de la obra literaria de Büchner se pueden contar con los dedos de una mano y son un drama, "La muerte de Danton", una comedia, "Leonce y Lena", un fragmento dramático, "Woyceck" y un relato, "Lenz".

Además, fue autor de un manifiesto político, escrito en su época de estudiante, considerado como uno de los textos socialistas más radicales anteriores al Manifiesto Comunista. "Paz a las cabañas, guerra a los palacios", empieza aquel manifiesto, una frase que se ha hecho clásica y que antecede a una serie de denuncias sobre la explotación de los campesinos en el gran ducado de Hesse.

El manifiesto marcó la vida de Büchner que, en 1834, se vio obligado a huir de Hesse, a cruzar la frontera hacia Francia y a radicarse posteriormente en Zürich, donde se doctora con un trabajo sobre el sistema nervioso de los peces.

Mientras huía y buscaba un destino como científico -había estudiado medicina-, Büchner empezó a desarrollar su obra literaria, terminó "La muerte de Danton", drama publicado en 1835, y empezó a trabajar en "Lenz", un relato dedicado a la locura de uno de los representantes de "Sturm und Drang", Jakob Michael Lenz.

Su obra dramática sigue siendo representada hasta hoy, su relato sobre Lenz es considerado uno de los primeros intentos por darle forma literaria al tema de la ezquizofrenia, y su manifiesto ha dado a su imagen para la posteridad un aura de rebeldía.

Esto último, tras el fin de la II Guerra Mundial, resultaba atractivo para los intelectuales que empezaban a criticar la sumisión de parte de la inteligencia alemana al nacionalsocialismo. Además, algunos elementos de su obra dramática, sobre todo en "Leonce y Lena", parecen adelantar lo que sería después el teatro del absurdo.

La obra de Büchner da testimonio de un mundo que está deshaciéndose, sin que se alcance a ver con claridad como podrá ser ese nuevo futuro.

Aunque Büchner era un revolucionario, o al menos suele ser visto como tal, en "La muerte de Danton" lo que se siente es decepción ante el camino que tomó la Revolución Francesa con el advenimiento del terror, que, como dice uno de los personajes, en lugar de darle pan al pueblo le daba sangre para que se saciase.

En "Leonce y Lena", una comedia llena de juegos de palabras y de provocaciones, al final uno de los personajes se atreve a plantear una especie de utopía en la que "el se enorgullezca de ganar el pan con el sudor de la frente será declarado loco y peligroso para la sociedad" y se le pide a Dios "macarrones, melones, higos, gargantas musicales y una religión cómoda".

La muerte prematura de Büchner ha dejado mucho espacio abierto a las interpretaciones. Muchas veces se ha intentado ligar toda su obra, con la desconfianza que hay en ella hacia todas las autoridades y todas las instituciones, desde el manifiesto de 1834.

Sin embargo, Hermann Kurzke, en una de las biografías que han aparecido con motivo del segundo centenario, formula la hipótesis de que, en el momento de morir, Büchner había dejado atrás sus pretensiones políticas y quería asegurarse una existencia burguesa como profesor universitario en Zurich.

En todo caso, si se revisa la obra de Büchner, lo que se encuentra es una mezcla permanente de rebelión y resignación, lo que para muchos lo hace tremendamente actual, en un momento en que se tiende a desconfiar del capitalismo salvaje pero en el que las viejas utopías parecen sepultadas.