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El mexicano Jorge Humberto Chávez escribe un libro sin un solo poema feliz

MÉXICO, México.- El mexicano Jorge Humberto Chávez ha escrito un poemario ambientado en "el desastre social" causado por la violencia que asoló a su natal Ciudad Juárez en apenas seis años, un trabajo premiado a pesar de la desolación y el dolor profundo que encierra.

"Yo mismo no reconozco en el libro ningún poema feliz, si acaso uno llamado 'Un soneto de mis vacaciones en Acapulco', que también tiene su alusión a una especie de relación y de país sin vínculo con el otro", explica a Efe en entrevista telefónica Chávez (Ciudad Juárez, 1959). "Satán", "Siete postales del fin del mundo", "Morgue en la Avenida Escobar" y "El derrumbe" son algunas de las composiciones líricas contenidas en la obra, sugerente desde el título mismo ("Te diría que fuéramos al Río Bravo a llorar pero debes saber que ya no hay río ni llanto"-Fondo de Cultura Económica-FCE, 2013).

El poemario "se enfoca en el desastre social que le ocurrió a Ciudad Juárez de 2006 y 2012, que fue el sexenio de (el presidente) Felipe Calderón y que prácticamente terminó con la vida social de Ciudad Juárez". "No maneja los estereotipos del cártel de la droga ni tampoco de los grupos pseudonarcosatánicos que mataban mujeres a principios de siglo.

Se refiere básicamente a ejecuciones y depredaciones que estas fuerzas oscuras del poder político en México, la actividad del narco, la desintegración social, han provocado", añade.

"Estamos hablando de fenómenos, no solamente de una cantidad que sobrepasa los 15.000 muertos solamente en Ciudad Juárez en seis años sino también de la extinción del nexo social, de la deserción urbana, del descenso dramático de la renta y del empleo en Ciudad Juárez, y de un fenómeno que nos hizo vivir la vida hacia adentro", refiere Chávez. Nacido en esa misma Juárez y considerado a sí mismo un "escritor de frontera", Chávez da cuenta en el poemario de cómo en muy pocos años "la 'polis' ya no era para el uso diario de las personas".

"Si se quiere catalogar como un libro triste pues lo es porque el tema que maneja es cómo un pueblo ha sido depredado, cómo se fueron construyendo sus diversas ideologías, qué es la frontera, que es el sur, qué es el país, cómo se vive en una ciudad (Juárez) en la que tú no puedes confiar ni en tu propia sombra", explica.

Chávez ha vivido siempre en Ciudad Juárez, una urbe mexicana de 1,3 millones de habitantes fronteriza con El Paso (Texas) que sin embargo abandonó en 2010 para instalarse en San Luis Potosí, unos cientos de kilómetros más al sur.

Fue entonces cuanto tuvo "la visión del poemario en su conjunto", la distancia suficiente para observar "con mejores ojos todo", lo que desembocó en tres meses de trabajo "muy denodado" para "exorcizar" recuerdos y vivencias y "cantar el desastre de la ciudad".

"Yo soy un hombre muy feliz, muy alegre y muy completo pero mi literatura refleja, yo creo, una parte oscura o dolorosa que debo tener en mí pero que no aflora de manera común", señala. Poemas como "Crónica de El Campanario" refieren el crimen contra cuatro jóvenes en Villas de Salvárcar.

"Otra crónica" repasa en apenas veinte versos media docena de crímenes de alto impacto, entre ellos el periodista Armando "El Choco" Rodríguez, en noviembre de 2008, acribillado a las puertas de casa cuando se aprestaba a llevar a sus hijas a la escuela.

Hay textos que se remontan al pasado más remoto, a vivencias o miedos íntimos de Jorge Humberto, como sucede en "Gringos rondan la casa de mi infancia", que tiene como referentes el paseo lunar de Neil Armstrong y a "figuras míticas de la cultura popular" como el músico y criminal estadounidense Charles Manson.

"Era un temor que yo tenía de niño (risas), uno muy real. Yo sabía que Los Ángeles (donde fue condenado como instigador de varios asesinatos) estaba muy cerquita y en mi ficción yo tenía un verdadero pavor a que se pasara por Ciudad Juárez", dice Chávez. Distinguido con el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2013, uno de los más prestigiosos de México, en pasado marzo Chávez admite que la obra le ha desgastado y dejado "un poquito vacío".

"Lo único en lo que pienso ahora, se va a oír mal, es en tomar vino, en sentir el sol con mi mujer un rato porque me pongo a escribir y simplemente el registro de lo que escribí me dejó un poquito en crisis en el sentido de que no quiero decir nada todavía", señala.