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El rocanrol en Santo Domingo (2 de 4)

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El rocanrol en Santo Domingo      (2 de 4)

“...y el universo era como un huevo de impensable tamaño, anidando, empollando, en la infinitud del tiempo, la completa y definitiva perfección y plenitud; y sucedió que el Huevo Cósmico tuvo una grieta prematura, y por allí salió el Rock and Roll.”

Cosmogonía Rocanrolera

No puede nadie definir concretamente qué es el Rock and Roll y de qué está exactamente hecho. El R’n’R es como un gran río alimentado por muchos afluentes de géneros musicales: ‘Gospel’ o música de iglesias cristianas, ‘Blues’, Música ‘Country’, ‘Swing’. Muchos intérpretes y músicos provinieron del medio oeste y de estados del sur, pero la abrumadora mayoría de los talentos vocales y músicos tuvieron su primera formación musical en las iglesias de varias denominaciones, de las grandes urbes del este y sur de los EE.UU., que desde muchos años llevaban la avanzada coral, destacando sus servicios con formidables ‘ensembles’ músico-espirituales.

Como nota curiosa una parte de los instrumentistas musicales de los primeros conjuntos dominicanos de rocanrol provinieron de bandas de música municipales y militares.

Es pertinente y válida la necesaria distinción entre Rock and Roll y Rock. El rocanrol es el ritmo original que surgió a partir de 1954, connotativamente más sano e ingenuo en lírica, aunque vibrante de contagiosa intensidad que invita a tararear, a repetir las letras y sobre todo a bailar. Dos modalidades, desde el principio, fueron las señeras en el cultivo y lanzamiento de los miles de éxitos que lo caracterizaron: las pegajosas y/o ensoñadoras baladas rocanroleras, o ‘soft R’n’R’, cargadas de novedosos sonidos y diferentes vocalizaciones y las interpretaciones ‘up tempo’, más vivaces y con mayores ingredientes de intensidad, que se prestaban para crear las docenas de novedosos pasos y giros de baile que caracterizaron el inmortal ritmo. Este es el verdadero Rock and Roll, el sonido original, que dio la vuelta al planeta y puso los valores musicales de la época patas arriba, con cortos temas musicales que en promedio tenían duración de dos y medio a tres minutos.

Por otra parte, el Rock como tal, una natural evolución del R’n’R basaba -y sigue basando- sus cuantías vocales e instrumentales sucedáneas como producto del inevitable empuje del mercado, la tecnología, los adelantos y pericias electrónicas tanto en instrumentos de aire, cuerda y percusión como en las facilidades pro digitales y finalmente digitales de grabación, catapultadas por el extraordinario, complejo e influyente empuje mediático y hace mayor hincapié en la intensidad y volumen del sonido, elongando muchas de las interpretaciones, a piezas de cinco a diez y hasta más minutos, con la popularización del disco de larga duración (Long Playing) o LP tal vez para hacerla parte de nuevos patrones culturales que surgieron en la segunda mitad de la década de 1960.

Tras la separación de un nutrido grupo de “Dominicans” y formar una nueva agrupación, en 1960, quedó Walterio Coll con Lalín Guzmán, guitarra y batería; Miguín Paulino, redoblante de cuerdas; Tanya Coll, vocal y coro, y los hermanos Thevenín, con saxo y bajo. Para 1961, con el ingreso de Walterio a la Academia Naval Dominicana, el reconocido conjunto se disgregó.

Mientras, el nuevo conjunto, formado en 1960 a partir de la mayoría de antiguos Dominican Boys, estrenando el nombre de ‘Los Teenagers’ quedó constituido de la siguiente manera: el verdiojos, Donald Wild, a cargo de la batería; Andrés Bello, al piano; Armando Cairo, clarinete; José Ramón -Momón- Báez, hijo del famoso pelotero Grillo “B”, saxo; Darío Carbuccia guitarra; José -Cabeza- Rosado, bajo acústico, y como vocalistas, Francisco, -Frank- Pérez, tenor y falsete; Santiago -Cañón- Guerrero, tenor; Héctor Carbuccia, tenor; Eduardo Félix, bajo, y José Munigh Díaz Schiffino -Munir- tenor. “Los Teenagers” empezaron a destacarse con sus presentaciones en centros sociales, teniendo uno de sus momentos culminantes cuando acompañaron a Bill Haley y sus Cometas en el Teatro Agua y Luz (sí, Angelita) y el super teatro San Carlos. Recuerdo los suspiros de muchachas en la presentaciones cuando escuchaban la manera sugestiva, melodiosa con que Cañón Guerrero interpretaba “A teenager in love” (‘Adolescente enamorado’) o Frank Pérez, mi hermano, vocalizaba Little Darling (‘Queridita’).

Lucían un atractivo atuendo de pullovers de manga larga, gris claro con una visible “T” delante y en el centro, inspirada en las usadas por Frankie Lymon y sus Teenagers en EE.UU., así como pantalones de mezclilla, -jeans-, azules. Un joven nuevo miembro fue añadido al conjunto, un menor algo tímido, que ya había hecho debut en los Happy Boys: Milton Peláez. En la memorable presentación que hicieran con motivo del aniversario del Club de Admiradores de Paul Anka, en el Hotel Matum, en Santiago, fue necesario pedir el permiso de los padres de Milton, quienes le advirtieron que debía regresar temprano a casa.

En tanto, un cúmulo de nuevas modas, facetas y costumbres empezaron a tomar cuerpo en adolescentes y jóvenes dominicanas: Proliferaron las faldas plisadas y anchas para destacarse el atractivo de los giros del nuevo baile, las blusas sencillas, los ‘pony tails’ o colas de caballo, los carmines en labios de chicas, los zapatos de taco bajo y tennis, -que no tacos- necesarios accesorios para lograr bailar el R’n’R. Así también salieron de la circulación juvenil las medias de seda y stockings’ ; irrumpió en uso generalizado el chicle, para facilitar la apertura de la boca y disimular la hiperventilación resultante de lo enérgico del baile y moderar el aliento; se popularizaron los maquillajes ligeros, los cintillos o pisapelos, las faldas lisas y apretadas para pasear y hasta un nuevo modo femenino de caminar en las adolescentes y mujeres jóvenes, más desenfadado y sencillo, todo bajo la atmósfera musical del rocanrol, que ya se escuchaba regularmente en nuestras estaciones radiales.

Un capítulo curioso con ribetes de interés histórico y musical lo fue la adopción del luego himno dominicano a los natalicios “El regalo mejor” (Celebro tu cumpleaños cuando vi asomar el sol...), que doña Atala (Vda.) Blandino, dueña del Salón Mozart y especie de mecenas de los Dominican Boys solicitó a los muchachos del grupo que interpretaran, prometiéndoles a cambio, obsequiarles un nuevo bajo acústico alemán y una batería de fabricación norteamericana. El himno fue entonces parte de las presentaciones del conjunto en Rahintel, en “La Hora del Moro”, producida los domingos al mediodía, por el gran maestro Rafael Solano. Doña Atala cumplió su promesa y el canto natalicio fue tomando popularidad entre los televidentes frente al tradicional “Happy birthday to you” que había antes prevalecido. Fue entonces que la agrupación se enteró que el autor de la letra y música de la fenomenal canción lo era el Dr. Ramón Casado Soler, que guardaba prisión en la cárcel de La Victoria, tras ser maltratado como enemigo del régimen de Trujillo por la conspiración del 14 de junio, en la cárcel de La 40. El talentoso compositor quiso, con motivo de su cumpleaños, hacer un gesto de agrado a su amigo José Fernández Caminero, que compartía prisión con él. Aprensivos, los muchachos consideraron continuar o no usando la canción en sus interpretaciones hasta que decidieron que sí debían continuar, haciéndola parte de su repertorio, principalmente al final de las presentaciones o al concluir algún R’n’R movido, como regularmente lo era el “See you later alligator” (Te veo luego, caimán).

Otros conjuntos que surgieron al calor del entusiasmo y la locura por la música y los bailes de Rocanrol fueron los ‘Rockin’ Boys’ integrado, entre otros por un joven, Dioni Fernández, su líder, en el teclado -quien luego llegara a ser gran director de su afamada orquesta de música popular dominicana, con Ángel Lavandero como bajista, y ‘LosPuppies’ (Cachorros), surgidos en 1960 convirtiéndose en poco tiempo, en la agrupación juvenil ‘Los Creadores’ hasta 1963, cuando se desbandó. Fundado por los hermanos y mellizos Diloné, uno de ellos sobresaliente clarinetista y protagonista, es distinguido por el siguiente relato: En la histórica presentación de Bill Haley en la República Dominicana, en ocasión de su presentación más importante, en el Teatro Agua y Luz, en 1960, que fue engalanada con el acompañamiento telonero de las mejores agrupaciones dominicanas de Rocanrol: Los Happy Boys, los Dominican Boys, Los Teenagers, los Rockin’ Boys, Los Puppies/Creadores y ‘Los Conquistadores’, de Santiago, los asistentes entusiasmados, pidieron al final del evento que Bill Haley y sus Cometas señalaran qué conjunto dominicano había tocado mejor esa noche. Bill Haley, que hablaba español bastante bien trató de zanjar salomónicamente tan delicada situación y afirmó que todos habían realizado muy buenas ejecuciones y que no sabía que hubieran tan buenos intérpretes de Rock and Roll en la República Dominicana. Pero, algunos de los miembros de varios conjuntos acicateados por el público hicieron, tras esta declaración, espontáneos solos de sus instrumentos y fue entonces que Diloné ejecutó con su clarinete la parte musical intermedia de ‘Wild Cat Blues’-El blues del gato salvaje. Rudy Pompilli, el ‘Cometa’ mejor amigo de Haley, al escucharlo no se pudo contener y declaró a micrófono que jamás había imaginado que una parte tan compleja y rica como la suya en guitarra pudiera ser ejecutada tan magistralmente en clarinete. Resulta importante consignar, que luego de la disolución de Los Happy Boys, algunos de sus integrantes se incorporaron al conjunto ·”Los Creadores”, con notable participación artística en Santo Domingo, Santiago y otras ciudades.

El Rock and Roll es en perspectiva sociológica, una respuesta, la reacción y actitud de hastío resultantes de los largos años de la guerra y el deseo de las nuevas generaciones de romper con los gustos musicales tradicionales liderados por las grandes orquestas o “Big bands” y las clásicas baladas suaves. Se inició la búsqueda de música que representara la novedad que iba con las camisas de cuello blando, de colores atractivos, las vistosas faldas, anchas y las sugerentes, más apretadas, los automóviles más grandes, más económicamente accesibles, ahora todos con radios repletos de estaciones que proliferaban con disc jockeys jóvenes, las más generosas mesadas de los padres y oportunidades de empleos ‘part-time’ para jóvenes y muchachos, la proliferación y abaratamiento de los discos sencillos en 45 rpm y los discos de larga duración. Todo a la par con la naciente prosperidad económica post guerra de los Estados Unidos. El mejoramiento de los instrumentos, ahora auxiliados con electricidad, como las guitarras, la multiplicación de pequeños y medianos estudios de grabación independientes, no sujetos a los grandes monopolios disqueros que por décadas habían dominado el escenario discográfico, y la televisión de EE.UU. que hacía sus primeros pininos en programas de audiencia nacional, de costa a costa. Esta multitud de factores fue la materia prima perfecta para la difusión y popularización insólita del febril ritmo y, por primera vez nacieron los ídolos artísticos y las muchedumbres de admiradores que causaban frenesí e histeria, sobre todo en las jóvenes admiradoras de artistas masculinos como Elvis Presley, Paul Anka, Bill Haley, Ricky Nelson, Neil Sedaka, Fabian, Little Richard, Bobby Rydell, Chuck Berry y docenas de super estrellas surgidas instantáneamente.

A pesar del gran ‘boom’ muchas grandes compañías disqueras, casas productoras de cine y artistas norteamericanos esperaban que el Rock and Roll fuera una moda pasajera, un “fad” y que pronto se desvanecería. Steve Lawrence, famoso artista pop, autor de la melodía inolvidable “Pretty Blue Eyes” y esposo de la conocida, admirada y escuchada en República Dominicana, Eydie Gormé, pensó y afirmó, en los primeros años del R’n’R que la corriente artística tradicional volvería a su curso anterior en poco tiempo y el “Mécete y Rueda” sería pronto un recuerdo. 20 años después, en entrevista reconoció: “...estaba equivocado; no era una moda, fue algo permanente”, y como dijeran en su vivaz y contagiosa melodía ‘Danny and the Juniors’ el Rock and Roll llegó para quedarse (Rock and Roll is here to stay).

* Si alguno de los amables lectores de recientes generaciones, desea tener alguna idea de la energética e impresionante estética del Rock and Roll, gentilmente le invito a ver y escuchar el “Jump, Jump Children”, de The Flamingos.

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