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Hay que dejar caer lo que tenga que caer

Dicen que en nuestro interior está la libertad para movernos, para hablar, para creer, para enfadarnos y sin ella caemos en un lodo. Hay que saber cuándo se camina por la libertad. Es real que los problemas no le permitan a una mujer vivir en amplitud y le toque estar en un desierto donde le es difícil encontrar un camino que la lleve donde quiera ir. Ve que el lugar está vacío, pero que ahí hay un árbol con una flor brillante, aunque a muchos kilómetros. Cuando esté dispuesta a buscar tu libertad encontrarás una casita bonita que durante largo tiempo la esperabas. Al entrar, luego de largas horas de silencio, meditando y revisando su pasado, mirando el futuro, encontrarás la luz.

Cuando se deja caer lo que tiene que caer, habrá cambios en un pasado no lejano. Así se llega a la madurez. Por eso hay que dejar que desaparezca la mujer frágil, así nacerá la autoridad. Entonces se elaboran nuevos planes, crecer por otro camino, aumenta la libertad que se quiere y se lleva dentro, se aprende a saber quién eres y se lleva dentro. Es importante saber lo que se quiere borrar, cosas útiles e inútiles, constructivas o destructivas, usar el oído interior, cuidar la imprudencia y que los límites sean importantes, no ser temeraria. Y aunque se sabe que no es fácil mantener el equilibrio, es bueno saber que aunque se cometen errores, estos sirven de enseñanza.

Hay que cuidarse, no dejarse arrastrar, tener la calma, la discreción, las cuales son cosas que salvan de los problemas que alguien les ha creado. Por eso dicen que hay un lugar en el desierto en el que el espíritu de las mujeres se reúne con la felicidad a través del tiempo. Y se dice que cantar significa utilizar la voz del alma.

Estimada lectora, si alguien de la familia o un amigo, te ha ofendido, agredido y dicho cosas terribles, hay que borrar ese desastre. No se hace de un día para otro. La agresión verbal renace cada día. Lloras, te deprimes, te quieres morir y eso es natural. Hay personas que te dice que no llores, que lo olvides, que sea feliz, pero esa no es solución de un día para otro. Llora y llora y llora, es aliviar, te lo digo yo. Pero al pasar los días busca soluciones, no hay olvido, pero poco a poco, si cantas, si reflexionas, si meditas y pide a Dios que dé el bien a tu agresor, se dejará caer lo que tiene que caer.

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