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La Saga Romántica de Luis Kalaff

Luis Kalaff es uno de los más prolíficos y versátiles compositores dominicanos, que ha incursionado con éxito en diversos géneros populares (merengue, mangulina, salve, carabiné, bolero), manteniendo una extraordinaria vigencia en la autoría y en la interpretación de su música, que ha llevado como verdadero trotamundos por los más apartados confines del planeta. Es el feliz autor del bolero Aunque me cueste la vida y el merengue La Empalizá, dos temas de los que he vivido prendado desde que tengo uso de razón y registro de sentimiento.

Este guitarrista y cantante nació en Pimentel en 1916, hijo de inmigrante libanés y dominicana, siendo músico precoz y carpintero de oficio en sus años mozos. Formó el trío Alegres Dominicanos, junto al también compositor Bienvenido Brens y a Pablo Molina, que se dedicó al rescate y difusión del folklore en las décadas del 40 y 50, vinculándose a La Voz del Yuna-Voz Dominicana y a las actividades culturales que promovía el poeta Héctor J. Díaz desde el Partido Dominicano. Una suerte de mentor intelectual del grupo y de una cuarta figura que tenía su propio trío en esa empresa, el compositor Armando Cabrera (Tú me haces falta, Veneno).

A estos jóvenes y talentosos músicos de provincia (Brens y Molina eran de Pimentel) encabezados por Kalaff, de extracción social menos aventajada que los Alberti, Sánchez Acosta, Zouain, Sturla y deseosos de hacer una carrera profesional en el arte, se les bautizó "los Sabios" en el círculo de la farándula de La Voz Dominicana.

La relación del grupo con la editora musical Peer en el manejo de derechos autorales, fue clave para la colocación de sus temas en la floreciente industria del disco. La vocación empresarial estimuló su productividad, con un acertado sentido del mercado. Kalaff llegó a recibir en los años 50, como adelanto de la Peer en pago de regalías, la estimable suma de $1,500 dólares, dado el éxito de sus números, mientras otros autores recibían $75, a lo sumo $100. Desde 1958, Luis Kalaff se radicó en New York, plataforma de una incesante y fecunda labor.

Su bolero emblemático Aunque me cueste la vida fue grabado originalmente por Alberto Beltrán con la Sonora Matancera en 1954, considerado uno de los mayores hits en la historia de esa formación musical cubana, por la cual desfilaron vocalistas como Leo Marini -quien llevó al acetato este exitoso tema-, Bienvenido Granda, Nelson Pinedo, Carlos Argentino, Daniel Santos y Vicentico Valdés. Celia Cruz grabó en 1955 una contestación a esta canción, compuesta por Laíto Sureda. La guarachera de Cuba pegó Juancito Trucupey y luego, junto a la Rondalla de Venezuela, estampó su voz al standard kalaffquiano.

Durante más de medio siglo Aunque me cueste la vida ha sido interpretado por los máximos exponentes de la canción popular latinoamericana. Pedro Infante, acompañado por el Mariachi Guadalajara de Silvestre Vargas, le dio título a un álbum de la Peerless con este pegajoso bolero, en el cual verso y frase musical se conjugan magistralmente, un rasgo distintivo de la producción de Kalaff. Asimismo grabado por Pedro Vargas, Amalia Mendoza, los tríos Los Panchos y La Rosa, José Luis Rodríguez, Antonio Bribiesca, Virginia López, Orquesta América, Luis Vásquez, Sonia Silvestre, en una sucesión interminable de más de medio centenar de versiones.

Pese a que otros temas y autores nacionales precedieron a Kalaff en la difusión internacional del bolero dominicano -como Moisés Zouain, Nicolás Yabra, Bullumba Landestoy, en grabaciones exitosas en las voces de Fernando Fernández y Toña la Negra-, en la historia de este género Aunque me cueste la vida marcó uno de los mayores registros mundiales. Su lanzamiento -en arreglo de Radhamés Reyes Alfau- coincidió con el auge de la Sonora Matancera y el estreno de la voz suelta y potente de Alberto Beltrán con dicha agrupación. Un verdadero hito de popularidad conforme lo reporta el historiador de la música cubana Cristóbal Díaz Ayala. Tanto así, que "el palo" llegó a México en pleno estrellato cinematográfico de Pedro Infante, quien como ídolo de la canción ranchera y del bolero ranchera le dio un nuevo giro.

Versiones instrumentales recientes de este standard son la de Jorge Taveras, que lo seleccionó para encabezar el CD Contigo, auspiciado por el Banco Central. Y la de José Antonio Molina con la Miami Latin Pops Orchestra, que figura en Caribbean Gems, que trae un solo del saxofonista venezolano Ed Calle. De su lado, Banreservas ha rendido merecido tributo a la obra de Kalaff al dedicarle un CD en su colección Reserva Musical.

Otro éxito con la Sonora Matancera fue Amor sin esperanzas, popularizado por el cubano Celio González. La reproducción no se hizo esperar: Bienvenido Granda, Orlando Contreras, Carlos Pizarro, Nelson Pinedo. El ecuatoriano Julio Jaramillo le puso cuerdas dolientes, ambiente recobrado con brillo por Alex Bueno. Nuestro Francis Santana interpreta un magnífico arreglo orquestal que le brinda soltura jazzeada al tema.

De la afortunada autoría de Kalaff son los boleros Cuando vuelvas conmigo, grabado por Beltrán, igual que Limosnero de amor. La ruleta de la vida, en magistral factura del puertorriqueño Johnny Albino y su trío San Juan. Mi gloria, interpretado por el mexicano Pedro Vargas y nuestro Lope Balaguer. Ahora sé, en el estilo único de Felipe Rodríguez ("La Voz"). Música y poesía, en arreglo de Primitivo Santos cantando Juan Lan Franco.

Mi caprichito, un bolero rítmico en la sensualidad mulata de Lucía Félix, con el respaldo de Antonio Morel. Me tienes que recordar, fraseado por el salsero boricua Tito Rojas. Corazón de acero, con los metales de la Sonora Santanera en versión de Virginia López. Nuestro encuentro, un bolero que cobra nueva vida con Fernandito Villalona. La lozanía campesina de La Empalizá llevó a Julio Iglesias a cumbiar este merengue.

Luis Vásquez tiene una cautivante ejecución de Cuando llegaste tú ("El invierno de mi corazón/ se alejó cuando llegaste tú"), mientras el puertorriqueño Armando Vega y su Trío Casino Tropical pegaron un hit inolvidable en la radio y en las velloneras, Acuérdate, incluido en su primer LP Recuérdame. El Trío Quisqueya -Armando Cabrera, Luis Frómeta y Emilio Carbucia- nos legó en su álbum Como me besabas tú dos temas divinos: Siempre una mujer y Estoy a tu orden (relanzado por Anthony Ríos), cuya lírica empalma perfectamente con los motivos que hoy catapultan la bachata. Al igual que El que me robó tu amor, cantado por la voz emotiva del boricua Carlos Pizarro.

Elenita Santos -quien asistida por la inigualable Super Orquesta San José sembró desde La Voz Dominicana las ondas hertzianas de salves mañaneras y boleros de factura evocadora escritos por Bienvenido Brens, Papa Molina y Bienvenido Fabián- dejó su huella en Melancolía. Una pieza de colección de Luis Kalaff que desde que la oí siendo mozalbete se ha quedado rondando por los pasillos de mi existencia, reforzada por el gorjeo melódico del veterano Panchito Riset, quien la proyectó continentalmente desde Nueva York. A su vez, Julito Deschamps, acompañándose al piano en las brumosas madrugadas de la Feria, hizo de Olvídate de mí un emblema del bolero de amargue aguardentoso.

Pero no todo es romanticismo. Si a soltar los pies llaman, la pista merenguera de Kalaff es inagotable. Sígale los pasos al salpimentoso Joseíto Mateo en Cuando yo me muera ("no me prendan velas/que las mujeres bailen/ y los hombres beban") y al piano rítmico de Simó Damirón en Si tú no me quieres ("me quiere la otra"). Mueva la cintura con la espléndida San José y Elenita Santos en Son mentiras de ella. Deje la suela de sus zapatos acelerao con El Colorao y La Mina, tras los compases del sonido limpio de Dioni Fernández. O enrósquese con Villalona bailando La Tuerca.

Y es que la magia de este trovador y merenguero nos atrapa a todos. Como sucediera con aquella "niña" que alguien besó, hace más de medio siglo, "a la orilla e' la empalizá".

Pese a que otros temas y autores nacionales

precedieron a Kalaff en la difusión internacional

del bolero dominicano, coincidió con el auge

de la Sonora Matancera y el estreno de la voz suelta

y potente de Alberto Beltrán con dicha agrupación.

Un verdadero hito de popularidad conforme

lo reporta el historiador de la música cubana

Cristóbal Díaz Ayala. Tanto así, que "el palo"

llegó a México en pleno estrellato

cinematográfico de Pedro Infante,

quien, como ídolo de la canción ranchera

y del bolero ranchera, le dio un nuevo giro.