Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Música
Música

Las armonías vocales-los Doo Wops: epopeya musical no olvidada

Expandir imagen
Las armonías vocales-los Doo Wops: epopeya musical no olvidada
Carátula del álbum “The Platters Golden Hits”. (FUENTE EXTERNA)

¿Qué otra modalidad melódica podía cantarse a capella, sin ningún instrumento artificial acompañándola y, sin embargo, escucharse pletórica de sonidos y acordes de acompañamiento como una orquesta musical completa? ¡Sólo el Doo Wop!

Un fenómeno artístico que conmovió los cimientos de la música popular urbana norteamericana y logró una amplísima, insospechada y extraordinaria acogida en las audiencias de todas las razas, grupos socioeconómicos y niveles culturales de la mayoría de los países occidentales desarrollados fueron las súper novedosas armonías vocales o Doo Wops (pronunciemos ‘dúu uóps’), que conquistaron por mucho más de una década importantes espacios de radio, teatros, centros de diversión, películas y hasta cautivaron los educados oídos de los cultores de música y coros clásicos con el mismo embrujo que a millones de audientes ‘pop’.

Su origen y evolución es objeto de un extenso estudio que no cubriremos aquí. Bástenos decir que las armonías vocales que se afirmaron al final de los 1940s y tuvieron su pleno apogeo y gloria a todo lo largo de los 1950´s y parte de los 60´s se convirtieron en la posibilidad de emerger de nutridos grupos de jóvenes norteamericanos de enclave urbano sin posibilidades económicas, mas, con sorprendentes talentos músico-vocales.

Encontraron la expresión de su vocación con muy bajo o cero presupuesto económico al no requerir instrumentos ni salas de ensayo. Las esquinas, los sótanos, los zaguanes, los baños y los pasillos eran sus espacios de práctica y sus polifonías de altos, contraltos, falsetes y graves, sus instrumentos musicales.

Los estudiantes de color, con una notable ventaja cultural comparativa al formarse en los ricos, creativos, emotivos y muy activos coros de iglesias anglicanas, bautistas, luteranas y otras cristianas y heredar el excepcional sentido y ritmo musical de sus antepasados africanos y afro-antillanos constituyeron la fuerza utilizada por cientos de productores y caza talentos artísticos. Tras la oleada de popularidad muchos grupos blancos e interraciales con gran talento y éxito surgieron por cientos para unirse a la torrentosa nueva modalidad musical.

La década de 1950 constituyó en Norteamérica y en gran parte del mundo occidental una época de locura colectiva con el relajamiento de la posguerra y la expansión de la economía, a la que de manera inextricable los Doo Wops, esas extraordinarias mezclas de voces en novedosas armonías siguieron más vigentes que nunca antes, mayúsculamente a partir de 1954, cuando añadieron, inyectaron la energética polifonía que necesitaba y demandaba el naciente y revolucionario Rock’n Roll.

Los conjuntos de Doo Wop, tanto para las canciones suaves como para las movidas, conocidas como ‘up tempo’, ahora en su impulsada asociación con el Rock’n Roll se componían de cuatro o cinco miembros, al principio mayormente masculinos, aunque no por mucho tiempo, consistentes en uno o dos cantantes solistas (‘lead singers’), un barítono, de voz mediana u oscura baja o muy grave, dos tenores y en muchas agrupaciones un falsete o voz aguda, chillona que bien podía ser también uno de los tenores, en el argot popular conocidos como los “sillies”(pronunciemos ‘sílis’) o necios, queriendo compararlos con los niños malcriados cuando insisten con voz chillona en obtener algo.

El Doo Wop es un producto de difusión mundial netamente estadounidense, todos los grandes centros urbanos de la costa este de los EEUU algunos del centro y la costa oeste, del lado del Pacífico, como Los Ángeles, pero principalmente las ciudades de New York, Jersey City, Philadelphia, Baltimore y Chicago, experimentaron de manera generalizada, a partir de los primeros años de 1950 la congregación de pequeños grupos de adolescentes y jóvenes.

Para quienes hayan visto películas como “De Vuelta al Futuro” 1ra parte (“Back to the Future” Universal Pictures, Amblin Entertainment, 1985) o “Grease” (‘Brillantina’) tal vez recuerden la melodía “Earth Angel” (‘Ángel Terrenal’), cuyos intérpretes, aún siendo tan buenos, no pudieron alcanzar la magnificencia de los “Penguins”, el conjunto original que la compusiera y grabara casi treinta años atrás, o “We go together” (‘Seguimos juntos’). Las canciones de Doo Wop montan en miles –cerca de 30,000- y la abrumadora mayoría posee una exquisitez, un persuasivo encanto de calidad que hace nacer, cuando son suaves, las más nobles y tiernas pasiones y estados románticos, emocionales y, por otra, parte el impulso incontenible de agitarse y bailar en plena excitación de alegría extática, cuando son movidas. Escuchar el acelerado “Blue Moon” de los ‘Marcels’, o la suave e hipnótica “In The Still of The Night” de los ‘Five Satins’, el alegre chirriar vocal de “Little Darling”(‘Queridita’) de los ‘Diamonds’, las infantiles voces de Frankie Lymon y Los Teenagers con su ‘Why Do Fools Fall in love’ (‘Por qué los tontos se enamoran’) o el acompasado y vivaz “Come Along with Me” (‘Ven conmigo’) de los ‘Del Vikings’ el inspirador “Sunday Kind of Love” (‘Amor dominguero’) de los “Harptones” y también de los “Mystics”, EL “May Be” de las fabulosas Shirelles” , o el evocador “The Lion Sleeps Tonight” (‘Él león duerme esta noche’) de los ‘Tokens’ es tan sólo una microscópica entrada al inmenso, hermoso, arrobador macrocosmos de los Doo Wops.

Ningún mortal podía, (y no creo que aún pueda) sustraerse al arrebatador encanto de los ‘shup-shup’, los ‘rama-lama-ding-dong’, ‘shubáp-shubáp’, ‘rácala-din’, ‘pápara-pápara’ y mil interjecciones más, entregadas como enérgicos o delicados perfumes sónicos, sutiles emolientes con que eran introducidas las líricas en los estadios cerebrales del oyente, sin ningún mecanismo de defensa posible. Nombres curiosos o pegajosos identificaron a los cientos y cientos de grupos profesionales de doo-wop: algunos tomaban apelativos de aves, como los Ravens, los Orioles, los Cardinals, Los Crows, los Swallows, los Larks, los Flamingos, los Penguins, y otros, de marcas de automóviles, como los Edsels, los Cadillacs, los Fleetwoods, los Impalas, los Imperials. En muchos de estros grupos fueron parte importante jóvenes latinos de primera y segunda generación, no solo como intérpretes sino también como compositores y arreglistas.

Por su riqueza de posibilidades vocálico-sonoras los Doo Wops parecían nunca agotar la preferencia del público, mayormente por su indistinguible, vivaz fusión con el Rock’n Roll. Pero la Grande Époque tuvo su epílogo comercial como resultado de tres grandes fenómenos: la evolución de las técnicas de grabación que produjeron múltiples sonidos y efectos electrónicos sintetizados gradualmente incorporados por los productores en sus realizaciones discográficas; la invención de la ‘pared de sonido’ (‘Sound Wall’) de Phil Spector que a principios del 1960 permitió que un solista no necesitara coro, pues podía tener, entre otros efectos, acompañamiento con su propia voz a través de la reproducción múltiple de la misma y, finalmente la tendencia mercadológica a buscar variedad de nuevos ritmos musicales para expansión y mayores ventas. Los Doo Wops en su estado más puro declinaron, pero muchas de sus polifonías fueron transformadas y adaptadas por los nuevos monstruos mundiales de la música, entre ellos los Beatles, que eran en su niñez y juventud grandemente aficionados a éstos. El año 1964 podemos señalarlo como el de la extinción definitiva de los Doo Wops, aunque reverberó hasta 1968 y hoy en día muchos comerciales famosos, películas y producciones puntuales no pueden renunciar a este recurso inagotable, sempiterno de las armonías vocales.

Nada se compara en belleza, éxtasis romántico y exaltación emocional a las melodías suaves y las movidas de los DooWops o Rockin’DooWops. Casi todos los géneros musicales contemporáneos han tomado ideas musicales y algunas interjecciones de ellos. Bástenos escuchar a los dominico-estadounidenses Leslie Grace en las interpretaciones ´Will you love me tomorrow? (‘Me amarás mañana?’) y ‘Be my Baby’ (‘Sé mi nene’) y al triunfante Prince Royce con su exquisito ‘Stand by me’ (‘Cuenta conmigo’), todo en la novedosa modalidad de bachata rock. Sea que usted no los conozca o que tiempo ha, no los haya escuchado, acuda al Internet y busque en DooWop Songs, o en Canciones DooWop: vaya a alguno de los blogs como www.thedoowopjukebox o acuda a las fílmicas de YouTube. Escuche, relájese, o baile. Se sorprenderá.

TEMAS -