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Soñé con Peña Gómez

Sí, soñé con él. Yo preparaba un lugar para que diera su discurso. Repartía canastas por todos lados llenas de hongos gigantes. ¿Por qué hongos, y no flores? No lo sé. Y le dije: Peña, espérame quince minutos hasta que termine. Estaba vestido de negro de pies a cabeza. Con un traje impecable. Saco, pantalones, camisa, corbata, zapatos y medias. Todo de negro. Lucía elegante. Entró. Era el centro de una iglesia. Desde el púlpito comenzó su alocución. El lugar estaba lleno de perredeístas. También vestidos de negro. Pero… ¡Oh mi Dios! De espaldas a él. Mirando para arriba, hacia lo que parecía un altar pero que no tenía ni la imagen de una virgen, de un santo, o de un Cristo. Ese sueño, para mí fue un mensaje. Reflexioné al despertar. Creo que desde dónde se encuentra Peña Gómez ve con tristeza lo que está pasando en el PRD. Si bien es cierto que ese partido siempre ha tenido dimes y diretes en su interior, el chismoteo de ahora, no se dan cuenta, lo destruirá para siempre.

Si Peña Gómez mira lo que está pasando y siente en su alma la agonía porque su partido, por el que tanto luchó y al que enseñó a ser una oposición digna, pierde su espacio, de seguro llorará lágrimas de sangre. Sé, por lo que vi en mi sueño, que pensará en los pocos "viejos robles" que todavía están vivos y luchan por seguir siendo lo que siempre fueron. Viejos robles correctos, honestos, honrados, que sabían y continúan sabiendo cómo se bate el cobre en la política. Sé que junto a él estarán sus grandes amigos: Mario García Alvarado, Winston Arnaud, Ángel Miolán y otros tantos compañeros que lucharon hombro con hombro por un mejor país. Muchos hoy ya no los recuerdan y los nuevos no saben quienes fueron esos hombres y mujeres que lo dieron todo por el PRD.

Con este chismoteo, ese ego inalcanzable de unos cuantos que aspiran a ser presidentes, esa división que no se puede componer ni con almidón caliente, nuestro país no tiene oposición. Algo que es imprescindible en la democracia ¿Y entonces? Hay quienes ambicionan ser candidatos, a sentarse en "la silla de alfileres" y, al saber nombres y apellidos, me dio pena y pique. Casi analfabetos en política, ambiciosos, arrogantes, con el solo deseo de conseguir gloria y riqueza. Lo peor es que no se dan cuenta que si el partido sigue por esa ruta, solo llegarán a la tumba. Y eso es imperdonable. El PRD debe seguir con vida, con dignidad, sin chismosos, sin mentirosos, sin envidiosos, porque es un partido que nos enseñó, después del ajusticiamiento del tirano, lo que era la libertad. Si ahora no se dan cuenta de la importancia que, para la democracia, tiene su partido llegarán a donde no se debe, ni se puede llegar.

Mi querido e inolvidable Peña Gómez, sé que mi sueño fue un mensaje. Lo escribo en mis Saudades para ver si algunas de tus gentes, que creo que ya te tienen olvidado y solo te utilizan para darle fuerza a sus ambiciones, se miren por dentro, piensen en ti y reflexionen, y sepan que el partido y los perredeístas son imprescindibles para hacer de República Dominicana un país decente en la democracia.

Denver, Colorado