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Mujer y trabajo

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Hace unos días en la columna de A.M. se tocó el tema de por qué las mujeres estamos saliendo a trabajar. Aparte de todo lo que se indicó que estoy de acuerdo al 100%, hay una cruda realidad para nosotras las mujeres: la nueva generación de hombres al momento de elegir una chica para salir pareciera que es un reclutamiento para algún trabajo que llevan a cabo; solo piensan en una mujer que tenga ingreso, que haya estudiado o que tenga una solvencia económica, y no lo veo mal, pero el punto es que veo el poco interés que muestran en los valores y formación que pueda tener, no piensan en que esa chica pudiera ser quien críe a sus hijos y mucho menos que podrían vivir una parte importante de su vida con ella.

Entonces, aunque siempre me tildan de “machista” estoy muy en desacuerdo en el tono que ha tomado la liberación femenina. Si bien hay muchas cosas que como ser humano tenemos el derecho de hacer, al igual que cualquier hombre, creo que nos hemos perdido en la competencia insana y nos hemos olvidado de nuestros roles como mujer. El afán que tenemos en igualarnos al hombre ha hecho que nos perdamos en lo que realmente nos toca. ¿Sabe dónde se ven estos resultados?

En el quebranto de la familia, en esta sociedad disfuncional y tóxica que no tiene un norte, niños y adolescentes con baja estima que se dejan influenciar y manipular de cualquiera que llega fuera de su núcleo familiar, en tantas personas que no saben definir su sexualidad, tantas mujeres que queremos ser cualquier cosa menos nosotras mismas. Y podría citarle miles de cosas que sin miedo a equivocarme es el resultado de la distorsión y mal aplicación total de la liberación femenina.

Soy una mujer que me he preparado y trabajado como un hombre, pero sin olvidar que seré la persona responsable de crear la zapata de mi familia, sin olvidar nunca que mi esposo será el símbolo de protección y sustento para nosotros, que aunque mis aportes económicos ayuden a mejorar nuestra calidad de vida, la responsabilidad es suya, y yo jamás tendré el interés de sustituir sus funciones, al igual que no olvidaré mi parte como mujer. Y eso es lo que se debe fomentar para que el curso de esta sociedad cambie.

El hombre no ha dejado de ser hombre, pero creo que las mujeres nos estamos perdiendo en todo esto y le estamos quitando algo que por naturaleza le corresponde.

Rosanny Suárez

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