El predominio del partidismo

Con frecuencia, y con razón, nos quejamos de que el partidismo político lo monopoliza todo. Tanto es así, que para contender por un cargo electivo se depende de los partidos, y no se llega ni a alcalde pedáneo sin su venia. Soy un convencido de que no existe un hecho trascendente, y hasta intrascendente, de la vida nacional con posibilidad de prosperar sin la unción de la política partidista. No me burlo ni pretendo desanimar cuando aseguro que la selección de los nuevos miembros del Tribunal Superior Electoral y la Suprema Corte dependerá del interés partidista, incluso de la voluntad de dirigentes políticos hipócritas, que en público dicen una cosa y por lo bajo amarran para sus pupilos. Pero no soy todo pesimismo. Escogerán ahora jueces a su medida, sin embargo y, pese a los propios partidos, la sociedad ha ido avanzando grandemente, al punto de que sectores mayoritarios ya se dan cuenta de que con las entrevistas del Consejo Nacional de la Magistratura asistimos a un simulacro, a un engaño.

Nelson Rodríguez