La ausencia de sanción
La pregunta de los 64 mil, en el pórtico del juicio por los sobornos de Odebrecht, es si en esta oportunidad habrá sanción, porque la ausencia de castigo, cuando de robo y latrocinio se trata, se ha erigido en un baldón que insulta la conciencia nacional. Las expectativas no son muchas, a lo que contribuyen aquellos dados a denuncias infundadas y a sembrar descreimientos de que haya una sentencia ejemplar que enseñe que puede haber celdas para los de cuello blanco. Más que revestir de incertidumbre y desacreditar de antemano el expediente, el clamor de la sociedad debe apuntar a que esta vez los anhelos de condenas a los corruptos no se perderán como siempre en las enmarañadas redes de la estructura de poder.