Para ser viejo y niño a la vez
El 26 de diciembre de cada año está señalado en mi calendario como un gran día, que siempre aprovecho para agradecer a la vida y reiterarme justo y equilibrado y expresar, como en el proverbio, gratitud por el presente, gozo por el pasado y fe en el futuro. Es un día especial en el que asalta el primer signo seguro de la vejez, que según Amado Nervo es cuando se empieza a encontrar el ayer mejor que el hoy. Cuando se quisiera volver a ser niño para imitar a El Principito y ver las cosas como se ven a esa edad, con limpieza de alma y ausencia de prejuicios, y a las personas tal como son. Pero que pasen los años también es motivo para sentir orgullo. Es el tiempo de practicar la sabiduría, afirma Rousseau.