Proteger al envejeciente
La vejez es normal, de la que ningún humano escapa. Llegar a la edad madura es un privilegio, por lo que como sentenció Ramón y Cajal, “no deben preocuparnos las arrugas del rostro, que significan pérdida de grasa”, aunque sí, en opinión del Nobel de Medicina español, las arrugas del cerebro, cuando la torpeza de las piernas coincide con la de la palabra y el pensamiento, etapa en la que más que abandono necesitan apoyo y comprensión, empezando por sus familiares. Las cifras del CONAPE (Consejo Nacional de la Persona Envejeciente) indican que golpeamos y menospreciamos a nuestros abuelos: En 2017 han sido ingresado a centros 2,928 adultos mayores y acogidos 594 ancianos en estado de abandono en las calles.