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Teo, ¡demostraste que podemos!

Si damos por cierta la famosa frase de Descartes, entonces podemos decir que Teo Veras no se marchó. Lo pensamos, luego existe. Luego sigue siendo, y nos habla, sigue entre nosotros. Durante décadas Teo ejerció un gran trabajo como comunicador. Su saludo matinal y su discurso transparente, variado, entretenido y profundo a la vez, ayudaba día tras día a cambiar el “mood” de miles de oyentes. La radio sigue siendo una reina entre la realeza de las telecomunicaciones, es más gratis que la internet y de un alcance más democrático.

Teo era millonario en amigos, admiradores, simpatías y buenos consejos. Cada aporte que hacía al desarrollo personal y colectivo era un granito de arena que fue conformando una hermosa playa.

Sin poses, sin vulgaridad, sin doble moral, sin alardes de orientación sexual, ni política, o de religiosidad farisaica, Teo se granjeó un nombre como profesional de la comunicación. Demostró que se pueden hacer bien las cosas y contribuir a las soluciones de los problemas más complejos de su nación, la dominicana, sin doblegarse ante los sobornos, la compra de conciencia, y la búsqueda de una fama efímera y coyuntural, que es lo único que se obtiene cuando se manejan ciertas “estrategias” para llamar la atención.

Con su muerte ha hecho que reconozcamos (o recordemos) que sí hay esperanzas, que sí vale la pena vivir con ética y valores, que se puede, callando así las voces agoreras de los pesimistas y de los que eligieron hacer las cosas mal, los que son un obstáculo al verdadero desarrollo.

En medio de tantos pésimos ejemplos de dominicanos a los que no les importa su país, que sólo buscan sus propios intereses monetarios y hedonistas, Teo se levantó como un basta ya, como una coraza contra el egoísmo de “lo mío” y nos enrostró nuestra pasividad y falta de compromiso con los valores, la educación y el tomar decisiones valientes para ser participantes en la tarea de construir una mejor República Dominicana, libre y soberana.

Ahora comprendo mejor a Adriano Miguel Tejada, que no se cansa de escribir mirando al horizonte, promoviendo sanas prácticas y creyente de que no todo está perdido. Teo, tú eres una de las razones de tal optimismo. Si tú lo lograste, otros pueden. No es obligatorio ceder ante el clientelismo, el chantaje, la demagogia y la corrupción. Se puede, podemos, tú lo demostraste sin necesidad de complicadas elucubraciones filosóficas ni números fríos de economistas y mercadólogos.

La culpa de cómo andamos, cómo estamos, no es solo de políticos ni empresarios voraces, es de nosotros que preferimos estar en la zona de confort, sentados sin hacer nada de valor, un mínimo sacrificio para cambiar. Tú pudiste hacerlo bien, y lo seguirás haciendo bien mientras nuestras conciencias mantengan viva tu memoria.

Podemos forjar una gran nación. Si imitamos tu ejemplo Teo, estoy seguro de que no hace falta una elección con abiertas o cerradas, porque el país somos todos, para tener aquí y ahora lo que tú estabas construyendo paso a paso, palabra a palabra, pensamiento a pensamiento.

¡Gracias Teo Veras, por ser un verdadero dominicano y un creador de excelencia!

Enriquillo Rodríguez Amiama

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