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Una década de regulación monetaria y financiera

El pasado 21 de noviembre se cumplió una década de la promulgación de la Ley Monetaria y Financiera, Ley No. 183-02 (LMF). Sin lugar a dudas, esta Ley y sus normas de aplicación, sumada a su profesional implementación por parte de las autoridades de la Administración Monetaria y Financiera y al amplio reconocimiento, compromiso y cumplimiento asumido por las entidades de intermediación financiera y quienes ostentan cargos de administración en estas, han sido la piedra fundamental donde ha descansado en los últimos años la estabilidad del sistema financiero nacional.

La LMF logró -como se propuso de acuerdo a la propia Exposición de Motivos que sustentó su presentación al Congreso Nacional- integrar en un solo cuerpo normativo tres importantes legislaciones: La Ley Orgánica del Banco Central, la Ley Monetaria y la Ley General de Bancos. Con ello, lo monetario y financiero pasaron a ser formalmente dos caras de una misma moneda, alcanzadas por principios y herramientas integrales de regulación. La LMF logró, a su vez, romper una estructura institucional que impedía la eficiente y eficaz labor de regulación y, al son de la concepción de la Administración Monetaria y Financiera, dio paso a la especialización regulatoria del Banco Central y la Superintendencia de Bancos -esta última ingresando por primera vez a una Administración reguladora independiente- y estableciendo a la Junta Monetaria como órgano superior de ambas.

La LMF, todavía a veces mal llamada Código, también permitió desarrollar en toda su extensión el concepto de "regulación" utilizado por el constituyente desde la reforma de la Constitución en 1947 y, en base a un criterio amplio de potestades administrativas, perfeccionó el ejercicio de la potestad reglamentaria por parte de la Junta Monetaria. Al momento en que produce este artículo, 22 reglamentos monetarios y financieros asumen el desarrollo de la LMF, a lo que se suman reglamentos como el cambiario, el interno de la Junta Monetaria, así como diversas normas técnicas de desarrollo contempladas en otros reglamentos e instructivos. Estas normas han recogido con éxito un disperso mosaico regulatorio integrado por miles de resoluciones dictadas por la Junta Monetaria durante 55 años.

Precisamente ha sido en base a su carácter marco y flexible que la LMF ha podido, durante estos diez años de aplicación, convivir con la adopción y modificación de legislaciones -como la Ley General de Protección de los Derechos del Consumidor o la Ley General de Sociedades Comerciales- sin que su esencia haya sido afectada. La LMF también ha resistido sin mayores inconvenientes la entrada en vigencia del DR-CAFTA y la modificación constitucional de 2010. Más aún, la Constitución de 2010 incorporó criterios ya antes previstos por la LMF, como lo era el concepto amplio de regulación de lo monetario y financiero, la necesidad de la existencia de un régimen de coordinación de competencias, la autonomía reforzada del Banco Central o la estabilidad de precios como objetivo central de la regulación monetaria.

Decía alguien en estos días que había presagiado que la LMF ameritaría de cambios. No es necesario tener una bola de cristal para comprender que las legislaciones ameritan una constante adecuación a la realidad y que, la normativa de los mercados financieros, por la esencia dinámica y cambiante de éstos, es aún más propensa a ello. No obstante, cuando analizamos, por ejemplo, los recientemente actualizados Principios para una Supervisión Bancaria Efectiva del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea -septiembre 2012- claramente se observa que la LMF constituyó una norma de avanzada fácilmente identificable como una "regulación inteligente" -si utilizamos el término del Informe Doing Bussines. Muestra de lo anterior es que el sector bancario dominicano es el segmento con las mejores notas internacionales en materia de estabilidad y competitividad.

La próxima década de la LMF será, sin dudas, diferente. Ésta vivirá su primera gran revisión. Una modificación a un texto tan integralmente diseñado siempre es delicada y la que ocurra deberá enfocarse en consolidar el sistema e incorporar los más recientes criterios regulatorios derivados de las mejores prácticas internacionales. Con más legislaciones como la LMF y Administraciones encargadas de su correcta aplicación, tendremos un mejor clima de negocios. Mirémonos en ese espejo en otros casos aún pendientes.