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Cultivando hábitos saludables desde la niñez

En nuestra adultez reflejamos los hábitos inculcados durante la infancia y adolescencia. Algunos adquiridos, y otros heredados de nuestros familiares. La obesidad infantil es un punto de alarma a nivel mundial, cada año se reporta un aumento significativo de nuevos casos. Según las estadísticas entre 2011-2014 unos 12 millones de niños y adolescentes se encontraban en obesidad en los Estados Unidos.

Las principales razones por las que un niño o adolescente puede estar en sobrepeso y obesidad son:

Factores genéticos.

Inactividad física.

Patrones de alimentación no saludables (saltar el desayuno, bebidas azucaradas, meriendas altas en calorías).

Es importante aclarar, que aunque exista historia genética de obesidad en la familia, no significa que serán obesos si cuidan su alimentación.

¿Cuáles enfermedades se asocian a la obesidad en los niños?

Colesterol elevado, y en consecuencia aterosclerosis temprana.

Presión arterial elevada (hipertensión arterial).

Diabetes mellitus tipo 2.

Trastornos en el sistema esquelético (predisposición a fracturas, dolor e inflamación en las articulaciones).

¿Los niños requieren una alimentación diferente a los adultos? La realidad es que todos requerimos los mismos micronutrientes, al igual que proteínas, grasas y carbohidratos. Sin embargo, las cantidades serán diferentes en cada caso, dependiendo de la edad, la talla, el sexo y la actividad física que realicen.

¿Cuál es el equilibrio que buscamos?

El consumo de proteína se limitará de acuerdo al peso, siendo el protagonista en su ingesta diaria los carbohidratos complejos (cereales integrales, leguminosas, frutas enteras) como fuente de energía primaria para su óptimo desempeño físico e intelectual.

¿Cuáles estrategias podemos utilizar para cultivar mejores hábitos?

Incentivar el consumo de vegetales. En etapas tempranas, las papilas gustativas no se encuentran óptimamente desarrolladas y es por ésto el rechazo a ciertos alimentos como los vegetales. Sin embargo, se podrían “enmascarar” en múltiples recetas divertidas y saludables.

El que consuman la fruta entera y no en jugos para el aprovechamiento de todos los nutrientes y fibra que aporta, además de reducir el azúcar adicional.

Limitar el consumo de bebidas azucaradas. Refrescos, maltas, jugos artificiales, representan actualmente la primera causa de aumento de peso a nivel mundial.

No saltar el desayuno. La evidencia sugiere que los niños que no desayunan, tienden a aumentar de peso con mayor predisposición.

Incluir grasas buenas en la rutina de alimentación diaria, como nueces, aguacate, aceite de oliva y pescados al menos 3 veces por semana.

Ejercitarse regularmente. Pero no es ejercicio que el niño juegue en casa o en el parque, es una actividad diseñada de forma dirigida, rutinaria, seriada, con la intención de condicionar físicamente (futbol, natación, baloncesto, entre otras).

Involucrar a todos los miembros del hogar en el cultivo de hábitos saludables permitirá que los cambios sean duraderos, sostenibles y contribuirá a la prevención de enfermedades en todos los que participan.

Pueden escribirme a erikapereznutricion@gmail.com

Instagram: @dra.erikaperezl

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