Meryl Streep reivindica el don de la empatía en los Premios Princesa de Asturias
La actriz recibió hoy en la categoría de las Artes por su "honestidad y responsabilidad" a la hora de elegir sus trabajos "al servicio de narrativas inspiradoras y ejemplarizantes"
La actriz estadounidense Meryl Streep reivindicó este viernes el "don de la empatía" como forma de "acercamiento y diplomacia" en un mundo "cada vez más hostil y volátil" y la relevancia de que la sociedad haga suya la regla que enseñan a todos los intérpretes: "Lo importante es escuchar".
Así lo afirmó durante la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias, que Streep recibió hoy en la categoría de las Artes por su "honestidad y responsabilidad" a la hora de elegir sus trabajos "al servicio de narrativas inspiradoras y ejemplarizantes".
"El don de la empatía es algo que todos compartimos. La misteriosa capacidad de sentarnos juntos, extraños en un teatro o cine a oscuras, y experimentar los sentimientos de personas que no se parecen a nosotros ni suenan como nosotros, es una capacidad que todos deberíamos llevar dentro de nosotros al volver a la luz del día", aseguró la actriz.
La intérprete más veces nominada a los Óscar y a los Globo de Oro de la historia reiteró que la empatía es el "corazón palpitante del don del actor", y es la corriente que lo conecta con un personaje de ficción.
"Es más fácil estar conectado emocionalmente con la vida de personas parecidas a nosotros. Pero siempre me he sentido impulsada también a comprender ese otro instinto, contraintuitivo, que nos lleva a interesarnos por los extraños, esa capacidad imaginativa que tenemos para seguir las historias de personas ajenas a nuestra tribu como si fueran nuestras", añadió.
Vivir otras vidas
La protagonista de grandes clásicos, como "The Bridges of Madison County", o "Out of Africa", reconoció que le han criticado por alejarse demasiado de su propia verdad e identidad, tras lo que aseguró que su trabajo consiste en "invadir y encarnar vidas" que no son como la tuya.
En este sentido, comentó que la parte más importante de un actor es hacer que cada vida "sea accesible y sentida por el público que está sentado en un pequeño teatro de Málaga (España) o por 'streaming' en cualquier parte del mundo".
"Una regla que se enseña en las escuelas de arte dramático es que no debes juzgar al personaje que estás interpretando. El compromiso que adquieres cuando te pones en su lugar es mirar el mundo desde el interior de su cabeza", dijo la actriz en un discurso en el que hizo mención al pintor español Pablo Picasso y a la actriz, también española, Penélope Cruz.
Streep subrayó que, cuando nacemos, "nos identificamos con los demás, sentimos empatía y una humanidad compartida pavorosa", pero, a medida que crecemos, "nos ponemos a reprimir esos sentimientos" y a "suplantarlos a favor de la autoprotección o de una ideología" y a "desconfiar de los motivos de los demás, que no son como nosotros".
En la parte final del discurso, la intérprete tuvo un recuerdo para la obra "La casa de Bernarda Alba", del español Federico García Lorca, e hizo mención a la frase en la que una de sus protagonistas, Martirio, gritaba: "Pero las cosas se repiten. Yo veo que todo es una terrible repetición".
"Lorca escribió su apasionada obra dos meses antes de su propio asesinato (de ideas republicanas, fue fusilado en 1936, al comienzo la Guerra Civil española), en vísperas de otro cataclismo. Que pudiera ver desde tan alto, que mirara con tanta distancia los acontecimientos que tanto amenazaban su vida, es extraordinario. Que pudiera expresar, a través de Martirio, una sabiduría que no lo salvaría, pero que sería una advertencia para el futuro, es un regalo para nosotros", aseguró Meryl Streep.
Streep apuntó que "actuar en una obra como ésta es prestarles a los muertos una voz que los vivos pueden oír", es el "privilegio" y el "deber" de un actor.
Meryl Streep agranda su leyenda en España
La actriz estadounidense Meryl Streep formalizó su ingreso en las páginas de oro de los Premios Princesa de Asturias, con una interpretación en el papel de vencedora del galardón de las Artes que hipnotizó al millar de asistentes a la entrega de los galardones en Oviedo (norte).
Acostumbrada al éxito por una carrera que la ha encumbrado como una leyenda cinematográfica, Streep, de 74 años, volvió a recorrer la alfombra de las estrellas.
Esta vez de color azul y no para recibir alguno de los tres óscar que atesora, sino el diploma de la Fundación Princesa de Asturias por el que se ha confesado "muy orgullosa".
"Como he representado a personajes extraordinarios, ahora me toman por una de ellas", bromeó la estrella de Hollywood al aludir a algunos de sus papeles inolvidables, como los de "Out of Africa", "The Bridges of Madison County" o "The Iron Lady".
Con la sencillez exhibida durante su estancia en Oviedo y sus gafas de pasta, Streep se mostró honrada de pasar a ser una más de "las voces de muchos héroes" del siglo XX y XXI que han sido reconocidos con los premios que concede la Fundación Princesa de Asturias.
La veterana actriz se une a otros iconos del cine como Woody Allen o Martin Scorsese y, en otros campos, a Nelson Mandela, Yaser Arafat e Isaac Rabin o los inventores de la vacuna contra la covid-19, premiados en otras ocasiones.
También a Haruki Murakami, si bien el introvertido escritor japonés rompió hoy la tradición de que el ganador de las Letras tome la palabra en la ceremonia.
Con los ojos cerrados, Murakami fue uno de los que sintió la pasión del discurso de Streep, en el que reivindicó "el don de la empatía" como antídoto ante un mundo "cada vez más hostil y volátil".
Tampoco perdió detalle de las palabras cautivadoras de Streep la princesa Leonor, otro de los focos de atracción de la que fue su quinta ceremonia en Oviedo a pocos días de cumplir 18 años.
El keniano Kipchoge, que cambió la camiseta de tirantes de maratoniano por el traje y la corbata, fue otro de los que subió al atril para agradecer el diploma.
"Correr es un vehículo que tiene el poder de unirnos. Un mundo que corre es un mundo feliz. Y un mundo feliz es un mundo en paz", sostuvo la leyenda keniano, de 38 años, a pesar de haber sido desposeído hace apenas dos semanas de su récord del mundo de maratón por su compatriota Kelvin Kiptum.
Por nivel de decibelios en las ovaciones del público destacó la recibida por los directivos de la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Desatendidas (DNDi en sus siglas en inglés), distinguida con el galardón de Cooperación Internacional.
Con sus manos entrelazadas, sus cuatro directivos alzaron el diploma para seguir porfiando en su reto de desarrollar nuevos tratamientos para pacientes 'olvidados' de comunidades pobres y vulnerables.
La emoción de los premiados se redobló en el caso del profesor y escritor italiano Nuccio Ordine, premio de Comunicación y Humanidades, y de la historiadora francesa Hélène Carrère d'Encausse (Ciencias Sociales), fallecidos después de anunciarse su distinción.
Sus familiares les encarnaron en el escenario y en el caso de la académica francesa lo hizo su hijo, Emmanuel Carrère, Premio Princesa de las Letras hace dos años.
El Teatro Campoamor, donde tradicionalmente se celebra la ceremonia, colgó de nuevo el cartel de aforo completo. Fieles a la cita, asistieron la reina Sofía, madre del monarca, varios miembros del Gobierno, encabezados por la vicepresidenta primera en funciones, Nadia Calviño, así como la presidenta del Congreso, Francina Armengol, y el del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, entre otras autoridades
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