José Luis Vega: "Yo creo en las musas. Y la gran musa es la lengua misma"
La Inteligencia artificial, los reguetoneros, las islas incompletas, el oficio, la lengua... Con un poeta, los temas no se agotan

De Puerto Rico llegó Bad Bunny y arrasó entre un público. Y de Puerto Rico llegó José Luis Vega y tuvo el mismo efecto... en otra audiencia. Universos paralelos con la lengua como nexo común.
Eso, y la necesidad de expresarse. José Luis Vega dictó la conferencia Las islas incompletas en el marco de la Cátedra de Literatura Caribeña René del Risco Bermúdez que acoge la PUCMM.
Se le reconoce como poeta, ensayista, académico de la lengua, profesor... ¿Cómo se asume usted?
Poeta. Desde los 14 años lo tenía claro, poeta. Yo me siento sobre todo poeta, veo el mundo poéticamente y es mi vocación fundamental. Pero yo nunca he creído que la poesía o la actividad literaria tengan que excluir otras actividades.
En mi caso, pues es la docencia, incluso dedicarme a ciertos cargos como decano de una facultad.
Fui director del Departamento de Estudios Hispánicos, de la Facultad de Humanidades, director del Instituto de Cultura puertorriqueña y llevo 23 años como director de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española.
Siento que esas funciones no han constituido una distracción de mi vocación primaria, que es la poesía. Al contrario, han sido puentes comunicantes. Quizás no he escrito tantos versos como debiera haber escrito, pero quizá eso sea una bendición.
¿Bendición para usted o...?
Yo creo que con ocho o diez buenos poemas basta. Eso es lo más que produce un poeta.
Hay generaciones que llegaron a la poesía con Gustavo Adolfo Bécquer.
Por ahí entramos muchos.
Luego los Machado, Antonio y Manuel, Neruda... ¿Cómo pueden entrar los jóvenes de hoy a la poesía?
Por el ritmo. El gancho, la puerta de acceso a la poesía es la sensibilidad al ritmo. Es un tema muy polémico. Por ejemplo, los reguetoneros actuales. Hay jóvenes de barriada que la experiencia más cercana a la poesía la tienen cuando quieren componer letras de reguetón y cantarlas.
Porque necesitan un cierto ritmo, muy primario... pero es un ritmo al fin. Necesitan intentar las rimas. Necesitan articular un pensamiento, el que sea, y luego ejecutarlo. Y eso es una experiencia con el lenguaje desde el punto de vista poético.

Viniendo de la tierra de Bad Bunny ... ¿siente interés por ese género?
Yo creo que en el caso de Bad Bunny es un fenómeno sociológico, aunque yo no lo acabo de entender. Sin embargo, él ha tenido una evolución hacia una inquietud de tipo social, de solidaridad... muy interesante.
Y en Puerto Rico por lo menos ciertos sectores, vamos a decir intelectuales, que lo rechazaban de plano, con su última producción discográfica le han abierto las puertas.
Porque él ha comenzado a reafirmar una identidad puertorriqueña con elementos muy elementales, pero a nivel de globalizar una imagen de la identidad puertorriqueña... es algo que él ha logrado a una escala que otros no lo habían logrado.
Hablando de identidad, su poema La isla termina con la frase "...este país por inventar". ¿Se refería a Puerto Rico?
Me refería a Puerto Rico, me refería al país que todos llevamos dentro también y ahora me doy cuenta que tiene que ver con el tema de la conferencia que di, que se titula Las islas incompletas. Nosotros somos países jóvenes.
Somos países en evolución todavía. Países que nos estamos completando y en ese sentido la imaginación literaria y la imaginación poética aporta a pensar no solamente el pasado y el presente sino también esa proyección futura de las islas que somos por inventar.
Usted me ha revelado que eso ya estaba en mi poema y yo no me acordaba.
¿Los países se inventan?
La gente habla de que se van a Dinamarca y se maravillan de cómo está organizada la sociedad y que todo el mundo va en bicicleta y el interés ecológico y la limpieza... Pero hace unos siglos eran salvajes.
Somos países jóvenes que todavía ni siquiera han logrado zafarse de la etapa colonial, que todavía se están tratando de entender. Puerto Rico todavía no tiene su soberanía.
La independencia formal de Cuba ocurrió en 1898 y luego vino la enmienda Platt que era una soberanía intervenida y República Dominicana ha tenido sus vaivenes de soberanía y volvieron los norteamericanos e invadieron y luego en otra etapa quería volver a estar bajo la corona...
Su obra se ha traducido a muchos idiomas. ¿Cómo se oye su poesía en lenguas?
A mí me gustaría saber cómo el que domina esos idiomas la lee y la entiende.
¿Se la han leído en voz alta alguna vez?
No, no... Ni siquiera en un idioma que uno más o menos domina, como el inglés. Hay una traducción de un poema mío al ruso para la que Nadia Borislova, una guitarrista radicada en México, ha compuesto una pieza musical.
Ella interpreta la guitarra y lo va diciendo, pero lo va diciendo en español. Sin embargo, esa cercanía, dicho el poema con el acento de una rusa, pues me da una sensación de extranjería que es muy interesante.
La poesía se lee, pero cuando se escucha es diferente. El ritmo y la cadencia...
Sí, por ejemplo, al rumano, pues me imagino yo que debe haber bastante flexibilidad en la traducción porque mucha gente olvida que el rumano es una lengua romance, muy cercana a nosotros.
Me sorprendió el interés de los rumanos por la poesía en lengua española, que no es recíproco porque acá nosotros sabemos muy poco de la poesía rumana.
Eso remite a un origen común. Al final... ¿usted comparte la idea de Cioran de que "la lengua es la patria"?
Yo creo que no así de manera absoluta, pero, por ejemplo, el soneto de Miguel de Unamuno, "y mi patria es allí donde mi lengua resuena..." de alguna manera eso conmueve a todos los hispanohablantes.
Cuando uno llega a un país donde se habla su propia lengua, uno respira. Para mí, de las cosas más tensas es viajar a un país donde yo no hablo el idioma. Yo, que soy cohibido por naturaleza, me siento doblemente cohibido.
Ha estudiado a Vallejo, a Neruda, a Rubén Darío... ¿Los mejores críticos son los escritores?
No necesariamente. Sin embargo, cuando un escritor tiene también la inclinación al estudio y a la crítica, lo suele hacer muy bien. Por ejemplo, Octavio Paz. Es un excelente poeta, pero también es un excelente crítico. Modestia aparte y salvando las distancias, creo que a mí eso se me da bien.
La poesía como poeta... pero también la capacidad para leer y atender la poesía de otros, sobre todo si de alguna manera encuentro ahí experiencias comunes.
Casi siempre me ocurre con los poetas de código difícil. Por ejemplo, yo estudié de Vallejo, sobre todo, Trilce. Es un texto difícil. Estudié de Oliverio Girondo En la Masmédula, que también es un texto bastante difícil. Me interesa mucho la poesía de José Lezama Lima...
A pesar de que mi poesía es clara y más o menos quiero que sea comunicativa, cuando estudio me interesa lo contrario. El código difícil.
Se ha declarado un admirador de Pessoa, de Borges... ¿y poetas dominicanos?
De muy joven, leí los poemas de El viento frío, de René del Risco. Y de alguna manera yo sentí una cierta afinidad que quedó flotante durante 50 años. Yo leí aquellos poemas y yo dije, "aquí hay algo que tiene que ver conmigo".
Después he logrado comprobar que René del Risco era el primero que estaba dando la transición entre esa poesía política de los 60 y la poesía que se empieza a escribir en Hispanoamérica a partir de los años 70.
Que tiene que ver un poco con la decepción, pero que tampoco abandona el interés y el compromiso político y social pero se abre a temas más existencialistas y a la muerte. Temas más personales. Y yo vi allí algo, una intuición borrosa.
Presentí que este poeta podía llegar a ser un poeta de culto. Primero, porque tenía nombre de poeta.

René del Risco.
Alguien que nace y tiene ese nombre... no tiene que buscarse el seudónimo como Pablo Neruda, la misma Gabriela Mistral. Yo de joven andaba buscando un seudónimo porque yo no me resignaba a José Luis Vega, como que no era nombre de poeta.
Y un profesor que leyó mis versos juveniles me dijo, "pues usted tiene un buen nombre, ¿por qué se lo quiere cambiar? Juan Ramón Jiménez, un nombre menos poético que eso...". Y me convenció.
Pero René del Risco, caramba, ¡ese nació con nombre de poeta! Y luego esa vida breve, tan intensa y la calidad de su poesía, particularmente ese libro.
Creo que ha estado en vías de convertirse en un poeta de culto, va a crecer más y va a quedar establecido.
¿Cómo se logra eso?
Yo sé que ese es el propósito de la Cátedra y eso está muy bien, es legítimo. Eso es necesario también porque una obra literaria o artística es la obra en sí, pero también la glosa que en torno de ella se forma.
Usted puede ser un artista extraordinario, pero si no tiene la fortuna de que el grupo inmediato glose su obra, su obra no existe. Por ejemplo, el urinario de Marcel Duchamp. Lo firmó y lo colgó.
¿Por qué eso se convierte en una obra de arte? Porque el grupo inmediato reconoció allí un gesto novedoso. Y es un ícono de las artes plásticas. Hay poetas que han tenido esa glosa y eso es necesario.
Se necesita que los pares lo reconozcan...
Hay países dados a la glosa... por ejemplo, México. Los mexicanos se glosan a sí mismos continuamente, se apoyan los unos a los otros aunque se peleen muchísimo.
Ellos, los contemporáneos, hicieron un fenómeno poético extraordinario. Así se apoyan unos a los otros. En las Antillas y en otros lugares, como que no tenemos esa inclinación, ¿verdad?
Es casi una decisión... puede ser una decisión no hacerlo, que es peor.
Exactamente. O la glosa puede ser negativa. Pero yo creo que René del Risco tiene todas las condiciones para ser un poeta de culto. O el poema Yelidá, de Tomás Hernández Franco, que para mí es una de las joyas de la poesía dominicana y antillana.
Todavía en República Dominicana el poema no tiene la valoración que merece. Es una joya que todavía la República Dominicana no la ha glosado de manera tal que la fije en la permanencia de la estimación general.
Su obra ha pasado por varios periodos. ¿Qué trabaja ahora?
Al principio mi poesía era una poesía muy pegada a la realidad inmediata. A la experiencia personal. El tema erótico era muy fuerte en mis poemas iniciales. Y yo siento que ha ido como un proceso de evolución.
Yo no sé si para bien o para mal, no me estoy evaluando. Pero sí ha habido un proceso de espiritualización en mi poesía. Y hay otros temas que cada vez me interesan más. Yo creo que por ese camino ya llegué a donde iba a llegar.
No voy a seguir por ahí porque me voy a volatilizar.
¿Hacia una poesía mística?
Y... las experiencias místicas no se me dan. Mi relación con el mundo social y con el mundo espiritual es fundamentalmente intelectual. Pero ahora mismo yo no sé hacia dónde voy, no lo tengo muy claro.
No sé si ya la obra poética mía ha llegado a una etapa de madurez que ya no hay que trastearla mucho más.
No tengo prisa, no tengo interés en estar escribiendo todo el tiempo. Nunca he escrito muchos poemas. Siempre he escrito cuando la poesía se me impone. Cuando tengo algo que decir, lo digo, sobre todo cuando consigo la forma, la manera de que eso llegue.
Yo creo en las musas. Y la musa, la gran musa, es la lengua misma.
Ese lenguaje, esos mecanismos lingüísticos de alguna manera, te hablan. Y esa es la musa
Su ponencia en la Cumbre de la Lengua, en Arequipa trató sobre la poesía y la inteligencia artificial. ¿En qué esquina se encuentran?
Yo escribí una de las ponencias de la clausura y la titulé La poesía en la era del régimen de la inteligencia artificial. Detrás de la inteligencia artificial hay todo un entramado político, económico, tecnológico, una cosa muy complicada.
Es la nueva modalidad del poder. Se puede escribir poesía con la inteligencia artificial, eso hay que admitirlo. Usted le pide al programa "escríbeme un poema siguiendo el estilo de Federico García Lorca". Y en segundos, da un resultado impresionante porque allí está todo.
La inteligencia artificial ha tenido una etapa previa, que ha sido la de la apropiación de todo lo anteriormente escrito, analizado y pensado. La cultura de la humanidad. Allí están todos los clásicos de todas las lenguas, todos los grandes poetas, todas las imágenes, los libros, todo.
Es un proceso de apropiación casi siempre ilícita. Totalmente ilícita.
¿A usted le han pagado algo?
Nunca. La tesis mía es que sí, que la IA escribe, puede escribir, puede imitar el lenguaje poético. Pero no puede ni va a poder escribir nunca poesía porque la poesía es un resultado de la sinceridad y de la autenticidad del poeta.
Y la máquina no puede hacer eso. Puede haber un simulacro de autenticidad, incluso en el plano humano una persona puede escribir poemas simulando autenticidad.
Pero el poeta auténtico... eso lo decía José Martí a propósito de sus versos libres: "para escribir estos versos sajé de mí" ¡Dice sajé de mí! Esto es un testimonio de autenticidad y el poeta verdadero no renuncia a esa autenticidad.
Puede engañar a otros pero no a sí mismo...
Eso es un pacto secreto, ¿verdad? Si el poeta lo quiere violar, ese es su problema. Pero un poeta nunca pone sobre el papel nada que para él no sea auténtico y sincero. El lenguaje puede hacer como si, pero nunca va a tener esa cuña de autenticidad.
De alguna manera siempre la poesía va a ser un patrimonio del lenguaje humano. Quizás ese sea el último reducto que nos quede de autenticidad, la poesía va a ser el reducto auténtico del lenguaje humano.
Y cuando digo poesía, incluyo también la prosa. La inteligencia artificial va a poder crear máquinas con singularidad, como las llaman a ellos, que puedan incluso imitar nuestras emociones pero no las van a sentir.
Soledad Álvarez lamenta que la relación que había en los años 70 y 80 entre los intelectuales dominicanos y los puertorriqueños se ha perdido un poco. ¿Usted cree que es así?
Sí, yo siento que sí. En los años 60 hasta principios de 70, había una agenda común sobre todo en el ámbito de la poesía. Eran dos experiencias muy afines. Me refiero a los poetas que cultivaban la poesía comprometida, la poesía de superficie política bastante expresa.
Era una tendencia muy fuerte en República Dominicana y en Puerto Rico. Cuando de alguna manera, esas ilusiones políticas compartidas decaen, eso que llamaban la utopía empieza a difuminarse.
La nueva experiencia es más dispersa y cada cual anda buscando sus propios caminos. Y aunque los escritores se conocen y comparten no es el mismo nivel de solidaridad. Soledad se ha quejado de eso y yo creo que tiene razón.
¿Quién se alejó primero?
Eran dos experiencias literarias distintas, pero paralelas en muchos aspectos, y tan cercanas geográficamente y humanamente, porque la presencia dominicana en Puerto Rico es fundamental. Es increíble que no haya una compenetración mejor entre esas dos experiencias literarias, con puentes, vamos a decir, oficiales.
Y los puentes que hay son gracias a la República Dominicana, que es un país que de alguna manera atiende la cultura, con sus altas y sus bajas, desde perspectivas institucionales. Me refiero, por ejemplo, a la Feria del Libro. Ha logrado tener una Feria del Libro y sostenerla año tras año.
En San Juan ha habido intentos y hay siempre "Primera Feria del Libro"... y ahí se queda.
Como académico de la lengua, ¿cuál es la salud del español?
Yo creo que la salud es muy buena. Afortunadamente el español es una de las grandes lenguas internacionales y su futuro está en su diversidad y en la demografía de sus hablantes. En la creatividad, en las palabras, en los giros que continuamente se inventan en España, en América.
Ahí está la riqueza y afortunadamente la Real Academia Española, que por razones históricas e ideológicas siempre se consideró el custodio del idioma y la que dictaba la norma del español, ya hace un par de décadas que tiene muy claro que la riqueza de la lengua está en la diversidad y que la corrección y la norma es polimórfica.
Y que en República Dominicana pues tenemos unas normas, en Puerto Rico otras. Incluso en España, en Andalucía una y en otras regiones, otras.
Y están los argentinos... que ya no sabemos qué hablan.
Siempre digo a los colegas argentinos que la punta de lanza en la evolución del lenguaje no está en las Antillas, ni está en Andalucía, que siempre hemos sido los más agresivos. Es el español porteño.
Ellos han cambiado la conjugación, han entrado en la morfología, que son las zonas más estables. Vos tenés. Si alguno está en peligro de salirse fuera de la cerca del español... es el español porteño.

Inés Aizpún