El diálogo sobre el libro “Estrictamente corpóreo” en España

“Estrictamente corpóreo”, libro de ensayo del escritor Jochy Herrera, fue el tema de una conversación en España, en la recién pasada Feria del Libro de Madrid, en un acto efectuado en el Pabellón de la República Dominicana.

Entonces, el interesante diálogo se produjo entre el autor y crítico español Eduardo Moga y Jochy Herrera, sobre la base argumental del texto y la forma en que se escribió el libro, publicado dentro de la colección del Banco Central.

Respecto al texto, Eduardo Moga expresó que se trata de un “ensayo global, multifacetado, enciclopédico, omnicomprensivo, planetario, total: gran recorrido histórico-cultural por el cuerpo: multidisciplinariedad (medicina, filosofía, política, arte, cine, actualidad, etc.)”.

“Cada capítulo puede leerse de forma autónoma, como un microensayo. Pero es un libro unitario, por el eje que lo articula (el cuerpo) y por esa aparente dispersión, por esa curiosidad sin límite, que conduce a un desbordamiento de la atención, pero que nunca renuncia al rigor científico”, dijo.

Expresó que es curioso que aparezca en el título el adverbio “estrictamente”, cuando en este libro nada es estricto: todo es múltiple, divagativo, ensayístico (en el sentido original que le daba Montaigne al ensayo).

Afirmó que Herrera demuestra tener un gran radar (lo lee todo, lo capta todo) y una “mirada ecuménica”, “un enfoque universal”, como dice el prologuista del libro, José Alcántara Almánzar.

“Aporta un verdadero caudal de información específica (médica, fisiológica) sobre el cuerpo (116), e incorpora a esa información su propia experiencia personal de muchos años como médico internista, siempre con espíritu divulgativo, pero sin perder rigor: ofrece datos curiosos y pinceladas de humor”, enfatizó.

Visión del autor

De su lado, Herrera expresó que el libro parte de la premisa de que el cuerpo no solo pertenece a la naturaleza sino también a la cultura, al ejercicio humano y al ejercicio de lo humano y que la obra sugiere que el esquema que da forma a ese cuerpo es la interrelación –a veces batalla– entre su carácter de entidad viviente, el ánima, históricamente adjudicada al corazón; la independencia de acción y control sobre sí, que alojada en el cerebro le otorga dimensión propia; su fuerza motora o semilla, el deseo y el sexo; y lo que identifica al sujeto particular, es decir, la seña que impregnada en el rostro le adjudica un nombre.

Herrera manifestó que nunca el ejercicio científico había explorado tanto el interior de la anatomía como lo sucedido en la contemporaneidad.

“Porque, además de placas radiográficas, la Medicina contemporánea cuenta con tecnologías capaces de adquirir complejas y detalladas pistas sobre nuestros órganos: (ultra) sonido, radiación ionizante, campos electromagnéticos y reacciones bioquímicas son utilizadas día a día a través de los equipos de tomografía y resonancia magnética que investigan los vericuetos de la anatomía. Curiosamente, son justamente los protagonistas de la metonimia alma-órgano las estructuras más exploradas y para las que se disponen de mayor número de métodos diagnósticos. Hablamos del cerebro y el corazón, órganos incesantemente estudiados por la ciencia médica occidental”, agregó.

Recordó que, paralelo a lo ya descrito, transcurre una transformación de lo que representa la visión de la corporeidad para el sujeto y sus congéneres.

“Y añadió: “Hoy, nuestra figura es la historia del cuerpo-comercio que persigue incesantemente la faz de la apariencia: la predominancia de la juventud y lo bello en franca batalla contra lo natural. Los atributos físicos son hacedores del nuevo cuerpo que atrae, provoca, cautiva, pero, sobre todo, del cuerpo que vende: artículos para el pelo, las uñas, la piel, la cara, los pies y las manos, conformando así un contundente rubro del comercio mundial hoy reconocido como la industria de la belleza, la cual reporta ganancias anuales de miles de millones de dólares”.

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