Entre malas se entienden

SANTO DOMINGO. Todavía está fresco en nuestras memorias el Día Internacional de la Mujer, conmemoración que aplaude las luchas sociales por la igualdad de género, una fecha tan controversial como esta reunión de “Malas”.

A las mujeres siempre se nos ha dicho que debemos ser buenas, pero que pasa si la vida nos empuja a asumir una actitud irreverente o si por simple decisión propia se abandona el papel de “damisela en peligro”. Si ya no somos buenas, entonces somos “malas”, lo que tal vez no sea tan malo. Todas esas interrogantes serán tocadas en este espectáculo teatral.

Conversamos con las queridas “Malas” y esto es lo que nos adelantaron.

—¿Con este espectáculo quieren romper el esteriotipo de que la mujer siempre debe ser buena?

Milagros: Creo que es cierto que la mujer nace y se cría para la bondad y la abnegación, para la entrega, sin embargo, la vida castiga que seamos tan abnegadas, tan amorosas, tan entregada y nos enseña que de vez en cuando y en algunos momentos tenemos que sacar las uñas y convertirnos en malas para podernos defender. Así es como hemos llegado a esta hermosa realidad de la mujer insertada en una sociedad de una manera activa y más comprometida en donde escala más puesto de decisión, porque no hay que perder de vista y es mi opinión particular, que la mujer es un producto mejor terminado en la naturaleza que el hombre.

Giselle: A veces, desgraciadamente cuando una mujer se defiende, por eso mismo de que nos dijeron que teníamos que ser tan buenas, terminan aceptando cosas que no tenemos porqué aceptar, lo hacen por el temor a que nos digan que somos malas y lo que realmente están haciendo es que defiende sus derechos. El hecho de que uno luche por ser respetado no es ser mala, al contrario. Pero también hablamos de las relaciones entre mujeres, que pueden ser las más difíciles. A veces competimos más entre nosotras mismas, y a eso se refiere también ‘Malas’. Por ejemplo, de este grupo fácilmente la gente pensaría que jamás podría trabajar junto.

Charytin: Aquí no estamos apoyando que seamos malas, estamos exponiendo como el mundo está lleno de situaciones en la que se pueden ver reflejadas así. Podrán analizar, y si es necesario tratar de cambiar.

—¿Cuál es el mensaje que quieren dejar?

Yolandita: Es una reflexión a la misma vez de que es muy cotidiano todo lo que presentamos en la obra. Relaciones de madre hija, de suegra con nuera, de la doctora con alguien que va a ir a consulta. Hay distintos monólogos. Son cosas que pasan todos los días y te ayudan a reflexionar a la misma vez que te estas riendo.

Iris: Queremos dejar un mensaje de comprensión hacia la mujer. En una situación puedes verla y decir que mala, pero cuando conoces el contexto de lo que estás pasando tú dices, mira fue por que paso esto o lo otro. Siempre hay una razón de para que alguien falle en la vida. Nadie es malo por naturaleza, a pesar de que desde pequeñas a las mujeres nos programan para ser perfectas, ser la esposa perfecta, la hija perfecta, pero cuando ves la obra sabes que eso no es posible siempre. Por ejemplo, uno de los personajes que interpreto es una doctora que lo que quiere es vender. Es malísima con sus paciente y no le importa porque está programada para hacer dinero, esa sí que es una mala.

—¿Qué tanto de ustedes hay reflejado en estos personajes?

Charytin: De mi nada. La verdad que son actuaciones porque yo no tengo nada que ver con esa gente.

Luz: Son actuaciones. Uno de los personajes que interpreto retrata las inseguridades propias de una mujer y como somatiza viendo esos atributos reflejados en otras. Lejos de ser un montaje en detrimento de la mujer y de su esencia, invita a la reflexión de la mujer y habla sobre cómo deberíamos apoyarnos. No es una obra que tiene inicio y final. Son sketches, monólogos que retratan situaciones de la vida cotidiana, incluso de bajos instintos.

—¿Y los hombres que espacio tienen? Milagros: Si pagan su entrada con gusto los dejamos entrar. Ellos van a poder disfrutarnos e identificar también muchos de los estereotipos que presentamos en la obra

Palacio de Bellas Artes. Sala Máximo Avilés Blonda. 11 y 12 de marzo. RD$2,500, platea; RD$1000, balcón.

Rocío Figueroa