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La violencia en el sistema salud

Los maltratos más comunes que reciben las mujeres son de tipo verbal y se dan en las labores de part

SANTO DOMINGO.- "Tú no veías televisión", "eres una maniática", "tú no llorabas cuando lo estabas haciendo", son parte de los cuestionamientos burlones que hacen algunos miembros del personal médico a las mujeres en las salas de partos de los hospitales públicos y que confirma el director Materno Infantil del Ministerio de Salud, José Deláncer Despradel.

El hecho de ser mujer la expone a sufrir cualquier tipo de agresión y violación a sus derechos en esos centros asistenciales adonde acuden vulnerables a buscar soluciones a sus problemas de salud, sobre todo los que tienen que ver con los servicios obstétricos.

Los maltratos más comunes que reciben las mujeres son de tipo verbal y se dan en las labores de partos cuando el personal de salud que le asiste, sobretodo de mujeres, entiende que no están "cooperando" con el proceso.

Además, se les cuestiona por la cantidad de hijos y la edad de la paciente.

Deláncer Despradel dijo que no hay manera de cuantificar quiénes reciben mayores insultos, si las adolescentes o las adultas.

En el caso de las adolescentes, deben escuchar constantemente estos reclamos: "Fuiste muy grande para hacer la barriga, pero ahora te estás portando como una muchachita para enfrentar el parto".

Otra frase común es "cuando no le hiciste caso a tu padre y te fuiste por ahí eras una leona, pero mira ahora como estás".

Si se trata de un caso de aborto, los insultos son más severos, aún sea una sospecha del médico.

Un caso de una paciente de 21 años que pidió no identificarla, recuerda con dolor que hace un tiempo fue a un centro de salud público a tratarse un problema de sangrado menstrual abundante que se le había presentado en cuatro meses consecutivos.

A pesar de que le explicó a una sonografista la situación, ésta la acusó de que se trataba de un aborto, lo que le afectó emocionalmente, porque en ese momento no tenía pareja y se sentía agobiada por su condición de salud.

La respuesta de la sonografista hizo que abandonara el centro asistencial y acudiera ese mismo día a uno privado, donde el ginecólogo que la atendió exclamó "esa mujer está loca", refiriéndose a la especialista anterior y agregó que era obvio que se trataba de un desorden hormonal y que no había rasgos de interrupción de embarazo.

"Hay cierta percepción en el prestador de servicios de que como la mujer pudo haberse provocado el aborto, el prestador se siente con derecho, por demás erróneo, de que la puede maltratar, porque atentó contra la vida de su criatura", expresó Deláncer.

Lo peor es que a ese personal de salud no se le recrimina por ese comportamiento, porque las mujeres, por lo general, no lo denuncian y cuando alguna lo hace, no encuentra respuesta positiva a sus reclamos o simplemente el acusado no es sancionado.

Incluso, las denuncias que conoce el responsable de la atención materno infantil provienen de la Sociedad Dominicana de Ginecología y Obstetricia, que tiene 15 demandas en contra de gineco- obstetras de mala práctica, pero por incurrir en procedimientos de cirugía plástica, no por atención de salud reproductiva.

La violencia empieza desde el portero del hospital que por lo regular les habla mal a las mujeres hasta el trato que reciben por parte del personal de salud.

Otros tipos de violencia

A las mujeres también se les maltrata si asisten con pantalones a los servicios de ginecología, porque el médico piensan que van a "perder tiempo" en lo que se desvisten.

Sobre el particular, Sergia Galván, directora de la Colectiva Mujer y Salud, dijo que hay algunos proveedores que tienen letreros en sus consultorios que indican que está prohibido ir en pantalones a la consulta, violando los derechos de las mujeres.

Las mujeres con discapacidad son de las más afectadas, porque el sistema de salud no tiene las condiciones adecuadas para que puedan recibir servicios de salud de calidad y humanizado.

En los hospitales hay mujeres que dan a luz solas, sobre los bancos, en los pasillos, y algunas rompen fuentes delante de otros pacientes a quienes le piden ayuda y eso es otra violación a sus derechos sexuales y productivos, así como el acostarla junto a otras en una sola cama.

La episiotomía o corte del perineo, para facilitar el proceso de parto, no debe practicarse de manera rutinaria, es anticientífico, provoca daño y genera más descenso vaginal, coinciden el funcionario y Galván.

El director de Materno-infantil del Ministerio de Salud explica que ese procedimiento es normal tanto en médicos del sector público como privado, que muchas veces lo practican por desconocimiento, falta de información, actualización y porque las mujeres no saben que es anticientífico.

La cesárea es otro de los derechos que se les viola a las féminas y muchos procedimientos de esa naturaleza significan muy mala calidad de atención.

Hacerle creer que la única forma de dar a luz es acostada, a pesar de que ella puede elegir la posición en que desea parir, que puede ser acostada o de lado, pero que la mayoría ignora esta posibilidad, es una falta también a los derechos sanitarios y reproductivos de las mujeres.

Hay formas muy sutiles de maltrato como limitarle la alimentación, ponerles enemas y colocarle sueros sin necesidad, además de que científicamente está demostrado que no contribuyen a nada.

"Cuando les colocan sueros, es atentatorio, porque en la mayoría de los casos funciona como una cadena para que se mantenga atada a la cama", asegura Deláncer Despradel.

En el caso de las que han sido violadas sexualmente, predominan la teoría del himen, donde el médico solo le preocupa saber si hubo o no ruptura del repliegue membranoso y no existe un protocolo que conlleve realizarle profilaxis para VIH y embarazos no deseados.

La Colectiva trabaja con los proveedores de salud en cursos de seis meses sobre el tema de violencia. Han concluido con cinco grupos de las provincias de la zona fronteriza y de acuerdo con Galván, han encontrado respuesta significativa de los médicos, que descubren que actúan con ignorancia en muchos casos, porque desconocen los reglamentos y protocolos sanitarios que existen para tratar debidamente a las pacientes.

"El sistema de Salud no acaba de asumir la violencia contra las mujeres y las niñas como parte de su agenda de trabajo, a pesar de que es una pieza clave por ley"

De ahí hizo un llamado a las autoridades para que actúen al respeto, porque fruto de la violencia las mujeres padecen de depresión y la morbilidad tiene una carga muy grande. 

Mortalidad Materna

Los elevados índice de mortalidad materna en el país son el resultado de la falta de información, de educación sexual y bajo acceso a los métodos anticonceptivos, que se considera una violación a los derechos de las mujeres, explica la directora de la Colectiva Mujer y Salud.

Galván dijo que hasta agosto de este año había 44 muertes maternas registradas, por lo que demandó de las autoridades establecer políticas formales para solucionar el grave problema.

El país tiene una tasa de mortalidad de 159 por cada 100 mil nacidos vivos, pese a que la cobertura es de un 98%.

De un total de 205,000 partos anuales que se registran en la red pública, el 20% fueron de adolescentes. En el caso particular de la maternidad San Lorenzo de Los Mina, el 30 % de los partos corresponde a ese segmento de la población, donde en lo que va de año han fallecido tres de un total de siete mujeres.

Galván exige la creación de un marco legal para sancionar a los responsables de las muertes por negligencia médica, así como la despenalización del aborto y mejorar la calidad de los servicios de salud.

Sobre el aborto, la feminista ve como violencia la penalización del aborto terapéutico, porque se ha demostrado por los instrumentos internacionales de derechos humanos, que obligar a una mujer violada o a una niña a continuar con un embarazo que no desea constituye un acto cruel de tortura e inhumano.

Mujeres con VIH

Quizás las mujeres que viven con VIH son las más propensas a sufrir todo tipo de vejación, sobre todo cuando están en estado de preñez, y reciben resistencia y hasta denegación de servicios por parte del personal de salud.

El caso es más grave si se trata de las que viven con el VIH, dice Dulce Almonte, presidenta de la Red Dominicana de Personas que Viven con Sida (Redovih), pues se le discrimina y la estigmatización contra ese segmento de la población crece cuando acceden a servicios de salud, principalmente si requieren de procesos invasivos como intervenciones quirúrgicas.

Sobre este tema, Deláncer confirma lo que dice Almonte, aunque aclara que no es propio del país, y que los proveedores de servicios médicos lo hacen muchas veces por desconocimiento.

Pero hay casos que cuando saben que una mujer está afectada con el virus se niegan atenderlas, ponen barreras o extreman las medidas de precaución.

Dijo que es un error porque a las mujeres se les manda a hacer las pruebas regularmente en el primer trimestre del embarazo, y puede adquirir el virus al día siguiente, así que sus resultados saldrán negativos, sin embargo la mujer es positiva y no tienen forma de confirmarlo porque no se le vuelve a indicar las pruebas.

La prevalencia del VIH en mujeres en edad fértil es de menos de 1%, antes era 2%, y República Dominicana no es el país con mayor frecuencia de la región.

"Hay que tratar a todas las mujeres como si fueran VIH positivo, porque no hay manera de saber cuál es y cuál no es positiva", apuntó.