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“Un atrevimiento” de José Antonio

SANTO DOMINGO. La industria musical ha cambiado y se ha convertido, como en una religión, a la autofagia. Pero aun así vale la pena destacar que siguen existiendo producciones para el buen gusto. Luego del adiós a las tiendas de discos y de los precios inalcanzables para la gran masa, que es la que más consume música, las compras preferentemente se hacen a través de plataformas digitales.

Álbumes como Mestura de Patricia Pereyra, Una mujer de Nathalie Peña-Comas, Vidas paralelas, de Liuba María Hevia y Feeling Martha de Gema Corredera, por solo mencionar unos pocos, encima de la mesa de trabajo, hablan de una voluntad de persistencia, de echar la pelea en contra de la mediocridad y de la banalidad en que estamos sumidos como civilización.

En esa misma tesitura se encuentra Una Más, del cantautor dominicano José Antonio Rodríguez, quizás su mejor disco, donde demuestra toda la madurez alcanzada tanto lírica como musicalmente, para lo cual contó una vez más con la complicidad de su fiel amigo, el cantautor dominico-cubano Carlos Luis.

Miguelito Núñez, el director musical, arreglista y pianista de Pablo Milanés, produjo y arregló este álbum, mezclado por el ganador de varios Grammy, Allan Leschorn, ingeniero de Juan Luis Guerra y 440.

La masterización de Una Más, fue realizada por uno de los más exigentes y reconocidos ingenieros dentro de la música actual Mike Fuller, en cuyo estudio Fuller Sound, de Fort Lauderdale, se han realizado discos emblemáticos como After Dark, de Andy Gibb; Living Eyes, de Bee Gees; Over Due, de James Brown; Libra, de Julio Iglesias; La negra tiene tumbao, de Celia Cruz; Caraluna, de Bacilos; Barrio fino, de Daddy Yankee; Piez descalzos, de Shakira; por solo mencionar algunos.

Una más por dentro

El álbum lo componen 10 temas, con letra de José Antonio Rodríguez y música de Carlos Luis. La música es compartida por ambos en Eclipse de ilusión. José Antonio, como intérprete, es acompañado por la Orquesta de Cámara de La Habana, dirigida por Diana García.

Se trata de un poemario de amor, donde cada tema es una historia, casi cinematográfica, a través de los que, quizás sin proponérselo, uno puede encontrar aromas de la poesía romanticista (lo sentencioso de Martí, lo intensamente florido de Darío); aires más actuales, reminicencias de puentes entre lo lírico y coloquial: Lorca, Neruda. Poemas de versos cortos que van de la redondilla exacta, a esta sexteta con aires de jarchya (una antiquísima forma poética heredada de los árabes): “Se fue quedando como sombra / como tiempo, como diosa /, y su adiós se hizo tan viejo / que olvidamos cuándo y dónde / fui capaz de alzar el vuelo / con su amor pegado al pecho” (Canta corazón, track 3).

Otras combina el eptasílabo (verso de siete sílabas) con el eneasílabo (verso de nueve sílabas métricas).

Si bien abre con la canción Así sea solo, para lograr la perfección, hubiese sido mejor cerrar con Son dos, no hay más, colocada en la sexta pista, una de las mejores canciones del disco, donde está ese contrapunteo interesantísimo entre cello y viola, y que cierra con sabor a final de primer movimiento de sinfonía.

El tema que da título a la producción, Una más, con esos glisandos dramáticos desde los primeros acordes, uno de los mejores arreglos del disco, en la segunda pista, prepara el oído para Canta corazón, también pegado al sonido de las cuerdas, y donde se encuentra entre las mejores letras este fragmento “¡Canta, corazón, instrumento de mi pecho! / ¡Canta, corazón, alimento de mis huesos! / ¡Canta corazón, cadencia de mis sueños! / Canta, corazón!... ¡canta!”. pero sobre todo lo prepara para la cuarta propuesta, esa joya que es Déjame, a dúo con Pablo. Una contradanza bien Milanés.

El quinto es Muchacha en flor dedicado a su hija. El séptimo Si te digo que y el octavo Te vas... pero me dejas, donde hace dúo con Carlos Luis y un allegro que va in crescendo y deja el final en interrogante. La novena posición es de Casi caes, justo antes de Eclipse de ilusión, una composición a piano que luego entrega a las cuerdas y a la flauta.

Sencillamente un oasis de excelente música, en tiempos de facilismo fatal.

Según el propio cantautor: “El mercado a cambiado de la misma forma que los gustos de los que manejan el mercado. Pero,...si bien es cierto que ha cambiado, también le ha dado más libertad a los cantautores para mostrar su obra, porque hemos tenido que identificar nuevas fórmulas para llegar a la gente. Esto, aunque parece una vía tradicional, no lo es, porque no estamos utilizando la radio convencional para dar a conocer un producto. Se lo hemos presentado eso sí, pero no esperábamos la complicidad del gusto”.

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