Dos dominicanos están en el corredor de la muerte en EE.UU. a la espera de ser ejecutados
Los delitos por los que los dominicanos fueron condenados ocurrieron en la década de los 90
La lista de los extranjeros que se encuentran a la espera de ser ejecutados en Estados Unidos incluye a dos dominicanos, ambos condenados a la pena capital por asesinatos cometidos hace más de tres décadas.
Fabio Evelio Gómez y Obel Cruz García son los ciudadanos de la República Dominicana que forman parte de los 106 extranjeros que esperan su turno en el corredor de la muerte en Estados Unidos, según los datos de Centro de información sobre la pena de muerte (DPIC, por sus siglas en inglés).
Gómez fue condenado por violar y asesinar a una joven universitaria en 1999 y Cruz García fue hallado culpable de participar en el secuestro y asesinato del niño Angelo García, Jr, quien tenía seis años al momento del crimen en 1992.
Las ejecuciones de Gómez y Cruz García seguirán, varias décadas después, a la de Carlos Santana, quien se convirtió en 1993, en el primer dominicano en ser ejecutado en los Estados Unidos.
Santana fue ejecutado en Texas mediante inyección letal a la edad de 40 años por la muerte de un guardia en medio de un asalto a un vehículo blindado en el que pretendía hacerse, junto a su cómplice, de 1.1 millones de dólares en 1981.
Obel Cruz García
Obel Cruz García migró de República Dominicana a Puerto Rico, desde donde viajó a los Estados Unidos. Allí se dedicó al tráfico de drogas antes de ser juzgado por la muerte del niño Angelo García, Jr.
De acuerdo con los testimonios recolectados por la justicia estadounidense, la noche del 30 de septiembre de 1992, Cruz García y otro hombre con las caras cubiertas allanaron una casa, donde una mujer, su esposo y su hijo dormían. Los hombres cargaron con el niño, después de golpear a su padrastro y agredir sexualmente a su madre.
De acuerdo con los documentos judiciales, uno de los cómplices de Cruz García durante la noche del allanamiento, le preguntó al dominicano por qué cargaba con el niño, a lo que respondió "él me vio".
Durante su testimonio, el hombre dijo que mientras se alejaba del coche, en que dejaba al dominicano y a otro participante con el niño, escuchó cuando Cruz García dijo: "ya sabes lo que tienes que hacer" y luego escuchó al pequeño gritar. Al regresar lo encontró con sangre en el pecho y, por órdenes de Cruz García, ayudó en el proceso de deshacerse del cadáver, lanzándolo al lago Goose Creek.
García salió de Estados Unidos con destino a Puerto Rico al día siguiente del asesinato de Angelo y, viviendo en República Dominicana, le confesó el crimen a la que era su pareja, quien también fue testigo en el caso.
El 4 de noviembre, unas cinco semanas después de su asesinato, un hombre halló el cuerpo del pequeño flotando en una vía fluvial en Baytown, una ciudad de Texas.
El crimen de Angelo se mantuvo frío por casi 20 años, hasta que pruebas de ADN vincularon a Cruz García con la escena del crimen.
El dominicano fue condenado en el 2013 y luego sentenciado a muerte por asesinato capital.
Intento de impugnar sentencia
En 2015, el dominicano impugnó la sentencia alegando insuficiencia de las pruebas para respaldar su condena. Cruz García cuestionó la credibilidad de los testigos, las descripciones de la madre y padrastro de Angelo sobre los atacantes, que en un momento se refirieron a ellos como "negros", y la deshonestidad de ambos sobre su participación en el tráfico de drogas.
También puso en duda la agresión sexual, la cadena de custodia de las pruebas forenses, y la causa de la muerte del niño, que no quedó del todo claro para los forenses, que de todos modos indicaron que las circunstancias advertían de un asesinato.
Todo esto fue desestimado por un juez del estado que determinó que, tras "una revisión exhaustiva del expediente", la evidencia era suficiente para respaldar la condena de Cruz García.
Actualmente, Obel Cruz García es uno de los 14 extranjeros que esperan su ejecución en Texas.
Fabio Evelio Gómez
Siete años más tarde y a más de 1,300 kilómetros de distancia, el departamento policial de Chandler, en el condado de Maricopa en Arizona recibía un reporte de ruidos de un hombre golpeando a una mujer que posiblemente provenía del apartamento 232 en el 1283 W. Parklane, BI.
La noche del 2 de diciembre de 1999, los oficiales se presentaron al lugar, pero no lograron hacer contacto con nadie en el apartamento, que más tarde descubrirían era el hogar del dominicano Fabio Evelio Gómez, que había migrado a Estados Unidos persiguiendo el sueño de ser pelotero profesional, llegando a jugar en Ligas Menores.
Ese mismo día recibían el informe de persona desaparecida correspondiente a Joan Morane que residía en 1283 W. Parklane BI., en el apartamento 234.
Durante el proceso de investigación se determinó que Gómez era conocido de Joan Morane. Además, en horas de la madrugada del día siguiente, los oficiales hicieron contacto con el dominicano afuera de su apartamento con un colchón inflable desinflado.
Al ser cuestionado por los policías, Gómez declaró que él y su novia se estaban mudando y que estaba empacando algunas de sus pertenencias en su automóvil. Cuando se le preguntó por la razón de hacer aquello a esa hora, el hombre indicó que en el día estuvo cuidando a su hijo.
Aproximadamente a las 5:30 de la madrugada, los oficiales observaron lo que parecía ser sangre en el borde del colchón de aire que se había colocado dentro del vehículo de Gómez, y una mancha roja en un contenedor de basura cerca del apartamento.
Cuando los oficiales volvieron a contactar a Gómez en su apartamento observaron lo que parecían ser manchas de sangre en la alfombra, así como en las áreas de la sala, el comedor, en el pasillo y el tocador del baño.
Los investigadores también hallaron una pesa metálica con mancuernas con manchas rojas consistentes con sangre.
Gómez atribuyó los rastros de sangre a una supuesta herida de la mujer que era su pareja en ese momento y con la que compartía apartamento, luego cambió la versión y dijo que había matado a un gato que había aruñado a su hijo. No se encontró el cuerpo de un gato ni rastros de sangre consistentes a un animal. En cambio, la sangre si coincidió con los registros de Morane.
En la madrugada del 3 de diciembre de 1999, el cuerpo de una mujer, más tarde identificado como el de Joan Rachelle Morane, fue hallado en un contenedor de basura en el complejo de apartamentos a pocos metros de la puerta principal de la víctima.
Análisis al cadáver de la mujer arrojaron también la presencia de semen, que unas pruebas de ADN vincularon a Gómez.
La causa de muerte de Joan Morane se determinó como traumatismo múltiple por fuerza contundente.
- En el juicio, Gómez negó cualquier conocimiento o participación en la desaparición y asesinato de Joan. Admitió haber tenido relaciones sexuales con ella, pero aseguró que fue consensual y volvió a afirmar que la sangre de su apartamento era de un gato.
Fabio Evelio Gómez fue sentenciado a muerte por inyección letal en junio de 2003 por violar y golpear fatalmente a la estudiante universitaria.
Su propia defensa
Gómez también ha recurrido a la apelación de su sentencia, llegando a representarse a sí mismo. El dominicano ha citado a dos Diamondbacks de Arizona como testigos, pero nunca fueron llamados a testificar. Además, se ha comparado con su compatriota y exjugador de las Grandes Ligas Sammy Sosa.
Durante su declaración en 2010, el hombre insistió que era inocente y aseguró que su origen étnico había desempeñado un papel importante en su condena.
En febrero de 2020, un fallo unánime de la Corte Suprema de Arizona confirmó la sentencia de muerte para Fabio Evelio Gómez por el asesinato de Joan Morane.
Es uno de los extranjeros que se encuentran en el corredor de la muerte en EE.UU. y podría ser el segundo dominicano ejecutado desde que la Corte Suprema permitió a los estados reanudar la pena capital en 1976.
-
Los nuevos proyectos del Gobierno buscan suplir el fallido Código Penal
-
Avanza solución al nudo vial de la avenida Prolongación 27 de Febrero con Isabel Aguiar
-
El COI, impresionado con Punta Cana como posible sede para la sesión de 2027
-
Empresarios plantean un tope de seis años en la cesantía para empleados de nuevo ingreso