Carlos Villanueva resurge como gran relevista tras larga estadía mediocre en las Grandes Ligas
El santiagués juega su mejor campaña en diez años, convertido en estelar de Cardenales
Diario Libre
SANTO DOMINGO.- Cuando parecía tener sus días contados como un lanzador mediocre que sólo podía ver las pelotas rebotar intensamente de los bates, ahora se hace sentir... ¡y en qué forma!
No es otro que el quisqueyano Carlos Villanueva, quien comenzó su carrera en las Mayores en mayo del 2006, en un inicio que ofrecía excelentes augurios sobre el futuro de quien llegó al profesionalismo por vía de los Gigantes de San Francisco cuatro años antes.
Villanueva llegó al mejor nivel del béisbol cuando debutó con los Cerveceros de Milwaukee. Y tuvo un año decente, con 2-2, 3.69 ERA y un 1.006 WHIP (proporción de hombres embasados), como relevo ocasional.
Entonces, los Cerveceros lo convirtieron en miembro de la rotación, en cuyo ensayo tuvo 8-5 en ganados y perdidos, con 3.94 en promedio de carreras limpias. Pero sus dígitos comenzaron a mostrar signos preocupantes, ya tuvo un altísimo WHIP de 1.347.
Villanueva comenzó a partir del tercer año un claro declive, mientras seguía siendo un lanzador abridor. Así continuó hasta pasando los años, en una ruta que lo lanzó a los Azulejos de Toronto, luego de cinco años en la Liga Nacional.
Con la tropa canadiense mantuvo una proporción similar de hombres embasados alrededor siempre de un 1.3, aunque tuvo un gran año con relación a los ponches y hits permitidos (125 IL, 122 K, 113).
Villanueva se mantuvo con números que no llamaban mucho la atención, siempre con altos promedios de carreras limpias permitidas (más de cuatro por cada nueve innings), mientras lanzaba por los Cachorros durante dos años.
Ha llegado ahora el año grande para el santiagués tras firmar con los Cardenales de San Luis en la temporada muerta.
Villanueva ha tirado por 30.2 de entradas. Sólo ha permitido 22 imparables, con 26 estrucados, y la mejor noticia de todas: su ERA en 1.17 con el WHIP en apenas 1.076.
Si el diestro mantiene la efectividad que lleva, muy pocos pensarán en sus días inmediatos, y de seguro que Villanueva entonces tendrá mucho tiempo adicional en la meca del béisbol, sobre todo que puede ir por largo trecho en partidos en la línea.
No es otro que el quisqueyano Carlos Villanueva, quien comenzó su carrera en las Mayores en mayo del 2006, en un inicio que ofrecía excelentes augurios sobre el futuro de quien llegó al profesionalismo por vía de los Gigantes de San Francisco cuatro años antes.
Villanueva llegó al mejor nivel del béisbol cuando debutó con los Cerveceros de Milwaukee. Y tuvo un año decente, con 2-2, 3.69 ERA y un 1.006 WHIP (proporción de hombres embasados), como relevo ocasional.
Entonces, los Cerveceros lo convirtieron en miembro de la rotación, en cuyo ensayo tuvo 8-5 en ganados y perdidos, con 3.94 en promedio de carreras limpias. Pero sus dígitos comenzaron a mostrar signos preocupantes, ya tuvo un altísimo WHIP de 1.347.
Villanueva comenzó a partir del tercer año un claro declive, mientras seguía siendo un lanzador abridor. Así continuó hasta pasando los años, en una ruta que lo lanzó a los Azulejos de Toronto, luego de cinco años en la Liga Nacional.
Con la tropa canadiense mantuvo una proporción similar de hombres embasados alrededor siempre de un 1.3, aunque tuvo un gran año con relación a los ponches y hits permitidos (125 IL, 122 K, 113).
Villanueva se mantuvo con números que no llamaban mucho la atención, siempre con altos promedios de carreras limpias permitidas (más de cuatro por cada nueve innings), mientras lanzaba por los Cachorros durante dos años.
Ha llegado ahora el año grande para el santiagués tras firmar con los Cardenales de San Luis en la temporada muerta.
Villanueva ha tirado por 30.2 de entradas. Sólo ha permitido 22 imparables, con 26 estrucados, y la mejor noticia de todas: su ERA en 1.17 con el WHIP en apenas 1.076.
Si el diestro mantiene la efectividad que lleva, muy pocos pensarán en sus días inmediatos, y de seguro que Villanueva entonces tendrá mucho tiempo adicional en la meca del béisbol, sobre todo que puede ir por largo trecho en partidos en la línea.
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