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Discapacitados enfrentan sus temores con la realidad virtual

En coordinación con la Asociación Dominicana de Rehabilitación, Diario Libre lleva la experiencia a tres voluntarios

SANTO DOMINGO. Robert de Jesús es un electricista de Villa Altagracia con 40 años de edad. Desde el año 2014 no puede caminar. Se cayó de un árbol y quedó con una lesión medular. El pronóstico de los médicos para este padre de familia es que difícilmente pueda recuperarse. “Estas discapacidades a veces cansan a uno, lo aburren, a veces uno se pone indispuesto”, confiesa.

Conociendo que existen tecnologías de realidad virtual que permiten ubicar al espectador en espacios paralelos, Diario Libre las aprovechó para usarlas con quienes tienen impedimentos físicos. Con la coordinación de la Asociación Dominicana de Rehabilitación, se seleccionaron tres personas con discapacidad para que se transportaran a lugares que por su situación o condición económica difícilmente puedan llegar.

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Infografía
Yaneiry Martínez, Robert de Jesús y Mildred Gómez. (MARVIN DEL CID)

Robert fue uno de ellos. A través de un modelo de gafas de realidad virtual -a las que se le incrusta un teléfono inteligente-, experimentó lo que sería estar en la cabina de un piloto de un avión de combate. Apretaba sus manos contra la silla de ruedas en la que estaba sentado mientras veía la tierra desde las alturas. Como su sueño es ir a Israel, visitó la puerta de Jaffa y otros monumentos en un “timelapse”.

Yaneiry Martínez, una estudiante de 20 años de edad, tiene 13 años sin caminar a causa de una distrofia muscular. Con la realidad virtual se lanzó al vacío en un parapente y visitó el Parque Nacional Submarino La Caleta.

La tercera fue Mildred Gómez, una recepcionista de la Asociación Dominicana de Rehabilitación, de 38 años de edad, que padece de discapacidad motora a causa de una poliomielitis. Venció su temor al agua buceando en La Caleta, cumplió su sueño de visitar la Torre Eiffel y, para cerrar, puso a correr su adrenalina en una montaña rusa. “Me asusté bastante”, dijo luego.

“Matar el tiempo con un equipo así sería divino, como que le alegra la vida y el ambiente a uno”, dijo Robert tras el experimento.

¿Crees que será posible para ti vivir esto de otra forma?, se le pregunta a Mildred. “Nada es imposible –responde-, las murallas nos las ponemos nosotros mismos, pero en realidad, en nuestra sociedad hay muchas barreras que eliminar, y es posible que muchas de esas actividades aquí (en la República Dominicana) nosotros no la podamos lograr por ahora; estamos trabajando para poder conseguir muchas cosas, esperamos en Dios que no sea en mil años, que sea pronto”.

Por Mariela Mejía y Marvin del Cid

* Si no puedes ver el video en la versión móvil de esta historia, accede a la versión completa al final de la página.

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