Wilfrido Hernández rechazó un contrato en Francia para ir a Veracruz

SANTO DOMINGO. Eso de dar y recibir golpes resultó poco agradable para Wilfrido Hernández, quien dejó el boxeo para dedicarse a lo que es su verdadera pasión, el voleibol.

Este chico de 24 años recién cumplidos, y nativo de San Juan de la Maguana, dio un salto cualitativo cuando eligió golpear el balón a manos abiertas, en lugar de a un rival con manos enguantadas.

Tan provechoso fue el cambio, que calladamente, lleva dos años reforzando en la liga de voleibol de Francia con el Orange (2012-2013) y luego el Asnieres (2013-2014) y ahora un tercero en el Líbano (2014-2015, con el Kalamoun.

Y no fue que las puertas se cerraron en el país galo, al contrario, este joven desistió de ir allá, porque puso delante los Juegos Centroamericanos y del Caribe. “Primero está mi país, porque a él le debo honor, y porque era la competencia más importante para nosotros, y por la cual nos estuvimos preparando todo el año”, dice Hernández a DL desde el Líbano.

La decisión fue más que validada, pues República Dominicana sorprendió a propios y extraños al arrebatarle el oro a los tricampeones puertorriqueños. Fue una medalla inesperada. “Si te digo que sí (la esperábamos) te hablo mentira”, advierte Hernández. “Con el primer objetivo que fuimos fue quedar entre los primeros cuatro”, apunta. Siendo así era luchar por un bronce. “Cuando le ganamos a México y Colombia fue que nos propusimos ir por el oro, porque nos estábamos desenvolviendo bien en los partidos”, dice el jugador, quien fue el mejor bloqueador del torneo.

Progreso del exboxeador

Así es. Hernández tuvo la experiencia de enguantarse, aunque el período fue corto. “Pero el voleibol siempre me llamó a la atención”, dice, de tal manera que estuvo entre el entarimado y las sogas por unos dos o tres años, entre los 13 y 14 años. Después, a los 16, comienza la ruta del voleibol bajo la tutoría de tres soportes José Joaquín Abreu, Ruddy Valdez y Ramón Américo Pacián.

El ascenso fue vertiginoso para este jugador, pues desde que se integró a la selección masculina se quedó definitivamente en Santo Domingo.

En cinco elementos basa Hernández la razón de su éxito vertiginoso: “bueno, amor, dedicación, deseo de superación y ante todo respeto y disciplina”.

Diario Libre