Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales

La Lidom, del oxígeno para sobrevivir a la bonanza

El dinero ha dejado de ser obstáculo para reclutar el talento

SANTO DOMINGO. A decir por las cifras dejadas caer en medios de despistes de directivos que se han sentido provocados o han querido mostrar músculos y por los salarios que paga, la pelota otoño-invernal goza de una salud financiera envidiada por muchas empresas privadas.

Águilas y Gigantes se disputaron con ofertas de seis dígitos en dólares a Manny Acta para funciones que no requieren traspasar las líneas de cal, y las Cuyayas piden RD$12 millones por la publicidad de la espalda de los uniformes, a pesar de tener casi una década sin levantar una corona.

No siempre fue así, de hecho, hasta principio de la década de 1990, el torneo era una carga económica para el Gobierno, que pagaba hasta la electricidad y su celebración una incertidumbre como es hoy el baloncesto de la Capital.

Andrés van der Horst fue protagonista central hace 30 años de un capítulo que comenzó a cambiar la mentalidad romana de “pan y circo”, y obligó a las organizaciones a buscar alternativas más allá de los talonarios del Palacio Nacional.

Cuando Joaquín Balaguer nombró a Van der Horst como secretario de Deportes en agosto de 1986, los equipos pidieron ayuda al Gobierno por RD$800 mil para cubrir las nóminas, pero el entonces Presidente de la República no quiso ni comprometerse recibiendo un país recién salido de un pacto traumático con el Fondo Monetario Internacional.

Van der Horst identificó en las bancas de apuestas deportivas, que funcionaban sin regulación y en un esquema de clandestinidad, una fuente que podía suministrar esos recursos, negociando legalizar un negocio en piyamas y que era víctima de extorsiones por su informalidad.

“Eran pocas bancas, pero le pusimos un pago de RD$50 mil al año a las que estaban en la Capital y RD$25 mil en el interior. Recaudamos RD$730 mil, es decir, casi completamos lo que se necesitaba y así se pudo jugar el torneo 1986-87”, recuerda Van der Horst.

Para el organizador de la premiación oficial del circuito por 40 años, la llegada de Leonardo Matos Berrido a la presidencia de la Liga en 1991 sirvió de puntillazo para terminar de transformar el espectáculo en uno que en lugar de recostarse del Gobierno termina aportando varios cientos de millones en impuestos al fisco a través de la publicidad que allí se exhibe y los productos que se consumen.

“Creo que la primera reunión fue la más importante de todas, cuando le dicen a Leo, por su relación con Balaguer, que fuera donde el Presidente a conseguir la ayuda económica para el campeonato. Leo le dijo, ‘si es así, buscando dinero del Estado que voy a trabajar prefiero ni si siquiera asumir la presidencia. Esto debe ser un negocio, una responsabilidad privada’”, recuerda Van der Horst.

NPerez@diariolibre.com

TEMAS -