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El deporte es un bálsamo para las madres de atletas especiales

SANTO DOMINGO. La práctica de deporte ha sido la medicina perfecta para cuatro madres que asisten cada sábado al Estadio Olímpico Félix Sánchez, al programa de Olimpíadas Especiales.

Katty Nicasio, directora ejecutiva desde el 2012 de Olimpíadas Especiales, expresa que comenzó a asistir a través de su sobrina Lorena Frigati.

El programa deportivo nace en 1989, y en la actualidad posee una matrícula de dos mil jóvenes en siete provincias.

“Nos dedicamos a cambiar las vidas de los atletas especiales a través del deporte”, dice Nicasio.

Rosario y Lorena

Rosario Nicasio, madre de Lorena Frigati, de 23 años, y con Síndrome de Down, explica que la vida con su hija ha sido llena de muchos retos, pero de grandes satisfacciones.

Lorena recibe clases gracias a Olimpíadas Especiales de boliche y natación.

“En el proceso de aprendizaje se ha tomado su tiempo, pero ha logrado todas las expectativas. Lorena está alfabetizada, lee, escribe, y es una joven que comparte socialmente”, expresó.

Frigati también forma parte del grupo de danza, tanto del Teatro Orquestal Dominicano, que pertenece al Ministerio de Cultura, como al de la Asociación Dominicana de Síndrome de Down.

María y Luis

María Encarnación, madre de Luis Linares, de 23 años, con Síndrome de Down, explica que se enteró por una compañera de la escuela especial donde él asistía, que existía un lugar donde los niños especiales podían practicar deportes.

Narra que comenzó a traerlo, y que se desarrolló muy bien en atletismo. “El deporte lo ha ayudado mucho ”, manifestó.

Encarnación dice que al descubrir que su hijo tenía esta condición especial, pensaba que era otra cosa peor, alguna deformación en su cuerpo.

“Exhorto a las madres que tienen hijos con Síndrome de Down que los animen, que estos infantes pueden seguir adelante, a pesar de su condición”, afirmó Encarnación.

Awilda y Ángel

Awilda Santana es la madre de Ángel Darwin, de 7 años, que tiene una deficiencia en la psicomotricidad que le afecta el lado derecho de su cuerpo y también el izquierdo. No tiene ningún problema con el aprendizaje, pues sabe leer y escribir.

Santana explica que su fisiatra le recomendó que el niño debería practicar deportes por la dificultad del pie y de la mano, y por eso ingresaron a Olimpíadas Especiales a clases de natación.

“Cuando la familia es unida la cosa se hace más fácil, lo que hay que tener es paciencia y perseverancia. Como madre y como familia nos hemos dedicado a que él avance”, subrayó Awilda.

Rosanna y Juli

Rossana Castro es madre de Juli Rodríguez, una niña normal sin ninguna discapacidad. “Nosotros no enteramos por Awilda que traía su niño Ángel, y entonces decidí traer a mi hija y que fuera una niña unificada”.

Su misión es participar en las actividades de los niños especiales, y ellos al verla haciendo el mismo deporte y ejercicio, la copian y lo hacen bien”.

Castro explica que la llena de orgullo la función que tiene su hija, y se siente muy bien al verla a ella siempre dispuesta y que la tomen de ejemplo siempre.

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