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Los ciclotaxistas de Nueva Delhi seguirán ganándose su pan a golpe de pedal

Algunos duermen en estos vehículos para economizar dinero y enviarlo a sus familias

NUEVA DELHI. Un ejército de ciclotaxistas sobrevive a golpe de pedal en Nueva Delhi, y aunque la mayoría lo hace clandestinamente la Justicia ha determinado que todos los miembros del humilde gremio tienen derecho a ganarse así el pan de cada día.

En los últimos 30 años se ha multiplicado por diez el número de vehículos motorizados de la capital de esta potencia emergente y, pese a ello, en las calles de la populosa capital india todavía hay unos 700.000 ciclotaxis, según estimaciones del sector.

La autoridad municipal, que tiene vetado el acceso al centro urbano a estos vehículos, quiso en 2007 limitar su parque con la concesión de solo 99.000 licencias alegando que se descongestionaría el tráfico en la urbe, de 18 millones de habitantes.

El plan chocó con el rechazo tres años después del Tribunal Superior de Delhi, y este lunes el Supremo ratificó la sentencia y dijo que imponer un límite "llevaría a la abolición del 'rickshaw'", que calificó de "única fuente de sustento para los pobres".

"En sus así llamados planes debieron pensar que quitándose de en medio a los ciclotaxis habría suficiente espacio para los automóviles en las calles", criticó el magistrado G.S. Singhvi, en referencia a las autoridades.

"Ustedes no están preparados para desguazar coches, embargar licencias y poner entre rejas a quienes conducen borrachos y matan a gente. Que un 'rickshawala' (conductor) de sea débil y sumiso no significa que no tenga derechos", subrayó el juez en su veredicto.

En un barrio como Lajpat Nagar, situado en el sur y que alberga uno de los mayores mercados de la ciudad, se comprueba que los ciclotaxis son un medio de transporte habitual entre los ciudadanos en el trajín de sus compras diarias.

Decenas de estos triciclos de rústico asiento trasero para pasajeros están aparcados en una pequeña calle que alberga talleres de reparación y una cantina al aire libre en la que los conductores, en su mayoría emigrantes, almuerzan entre moscas y desperdicios.

"Los 'rickshawalas' proceden de pueblos de Bihar, Bengala o Uttar Pradesh (regiones poco desarrolladas). Son de familias pobres", explica a Efe Krishna Sharma, propietario de una flota de 30 ciclotaxis en un barrio con unos 700 vehículos de este tipo.

Según Sharma, cuya familia ha estado en el negocio durante los últimos 60 años, los conductores vienen por periodos de tiempo cortos a Delhi, "uno o dos meses", y luego regresan a sus aldeas para llevar dinero a sus familias, que permanecen allí.

Algunos -asegura- duermen a la intemperie en el mismo ciclotaxi en el que pedalean por el día en una ciudad que registra altas temperaturas durante gran parte del año y que tiene un invierno húmedo y frío.

"Es muy difícil. Son muchos kilómetros y poco dinero", se lamenta el bengalí Rugnat Mandal, que lleva más de 25 años en el oficio. 

Gracias a sus pedaladas obtiene, tras una jornada de unas 13 horas y después de descontar el beneficio del jefe (en torno a un 20 %), unas 200 rupias (3,9 dólares) que resultan esenciales para alimentar a su mujer y tres hijos.

Algunas organizaciones defensoras de los derechos humanos han tachado este trabajo de denigrante; entre la población, sin embargo, no escasean los adeptos.

"No es indigno. Cada profesión tiene su propia dignidad. Una mujer que limpia en la casa... ¿no tiene dignidad? Simplemente es su profesión y la hace", mantiene la joven estudiante Nidhi Bharjaba.

Para Sharma, el propietario, está claro: los ciclotaxis "no contaminan", sirven para que muchas familias humildes "se ganen la vida" y dan respuesta a una necesidad de transporte.

El "rickshaw" ha contado tradicionalmente con un gran arraigo en muchos países de Asia, aunque hoy en día el más común de esta familia de vehículos es el motocarro, el rey por excelencia en las calles de Delhi y de las principales ciudades indias.

En la ciudad oriental de Calcuta se conservan todavía "rickshaws" empujados manualmente pese a que las autoridades también intentaron tiempo atrás poner freno a esta modalidad.