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Altagracia, ropa para universitarios estadounidenses y salarios dignos para los trabajadores dominicanos

Villa Altagracia. Los universitarios de Estados Unidos que gustan de lucir suéter y capuchas tienen la opción de elegir entre una variedad de más de 32 diseños que ofrece la marca Altagracia, una fábrica textilera que opera en territorio dominicano.

La marca, que se distingue del resto de compañías de zonas francas por el "salario digno" que paga a sus empleados, opera en Villa Altagracia, provincia San Cristóbal, con una producción que le permite competir con los reconocidos diseños de Adidas y Nike en el mercado universitario.

"Cuando divides el salario extra que pagamos, en relación con los demás, la diferencia por T-Shirt, sería como de 26 centavos de dólares apenas. La idea es que pagar un salario digno no representa un costo tan alto", resalta Leonte Dino Rijo, gerente general de Altagracia.

Altagracia Project, filial de Knights Apparel, se estableció en enero de 2010 en la zona franca de Villa Altagracia, bajo el lema y compromiso social de que se puede hacer negocio pagándoles bien a los empleados.

Así lo afirma el gerente general de la empresa, Leonte Dino Rijo, al señalar que, desde sus inicios, la fábrica está bajo la coordinación y supervisión de Worker Rights Consortium (WRC), un organismo internacional de estudiantes de colegios y universidades que promueve el uso de ropas que provengan de fábricas que den un trato humano a sus obreros.



Como ejemplo de buen trato, el ejecutivo menciona el hecho de que mientras muchas fábricas en Bangladesh pagan 28 dólares al mes a sus operarios, en Altagracia pagan 511 dólares (más de 21 mil pesos).

Rijo destaca que ese sueldo es casi tres veces el salario mínimo establecido para zonas francas, que es de unos RD$8,000, para operarios.

"El salario digno lo medimos en función de lo que dice el Banco Central que cuesta la canasta básica, que es de unos RD$21,000. Y aquí hasta la señora que limpia los baños gana 21 mil pesos", afirma. Destaca también el buen trato a las personas, las medidas de seguridad y atenciones de salud, tanto con un consultorio en la fábrica como con una cobertura de servicios superior, según plantean los propios empleados.

Cambian estilo de vida

"Whith every purchase, you are supporting a better life for our community" (Con cada compra estas apoyando a una mejor vida para muestra comunidad), reza la etiqueta de una de las prendas de Altagracia, en el que se muestra el rostro sonriente de la dominicana Yolanda Simón. El texto es parte de un mensaje en el que la empleada de la fábrica comenta la forma en cómo dicho trabajo está mejorando su estilo de vida.



Los testimonios de algunos empleados entrevistados por DL confirman el mensaje de la etiqueta.

Santo Pozo, de 57 años de edad, trabaja como conserje en Altagracia desde hace unos tres años. Escoba en manos, cuenta como ha mejorado su estilo de vida en ese tiempo. En su anterior trabajo Pozo recibía un pago semanal de RD$1,200 y ahora, según se observa en la nómina de la empresa, el salario es de RD$4,961.32, lo que al mes le representa ingresos por RD$19,845.28, sin contar horas extras.

"Este trabajo me ha caído bien, no a mí, sino a todo el que está aquí, porque yo en BJ (una empresa coreana que fabricaba gorras en ese lugar) duré un promedio de 11 años y yo nunca pude hacer nada, porque lo que ganaba era nada más para la comida. Ahora en el poco tiempo que tengo aquí he ido haciendo arreglitos en mi casa y la situación me ha mejorado un poco más".

Su esposa, Martha Frías Doné, de 53 años, muestra los arreglos que Pozo ha realizado a la vivienda, ubicada en el sector La Delicia, del barrio Invi CEA, donde comparte con sus seis hijos y seis nietos.



"Antes era una casa de blocks, pero sin empañete, le faltaban persianas. Con el tiempo fuimos juntando para empañetar, pero ahora la ampliamos a tres habitaciones, hicimos nuestra habitación en blocks y plato y pensamos poner plato en el resto de la casa. Él (Pozo) también quiere hacer una terraza en el frente", comenta la señora, mientras muestra con orgullo el nuevo juego de habitación que comparte con su esposo, que también se compró una motocicleta.

Tomasina Tiburcio es operaria de la fábrica y recibe un salario similar al de Pozo. Con jocosidad cuenta que sus vecinos ahora le llaman "La dueña de Guananito", localidad donde vive. "Eso es porque he logrado comprarme unos tres solares... gracias a este trabajo".



Cita las muchas diferencias de su anterior trabajo y ahora. "Cuando yo empecé a trabajar en los 90 ganaba unos 300 pesos, luego pasé a ganar 1,200. Pero ahora le doy mejor educación a los muchachos, mejor techo; tengo una hija casi licenciada en la universidad y otro al que le va bien en la pelota porque está mejor alimentado".

Mireya Pérez, conocida como Jenny, cuenta complacida que ya ha visitado 40 estados norteamericanos en labores de promoción de la fábrica y sus productos. Ella no es la única, pues cada año los ejecutivos eligen a varios de los empleados para salir por las universidades a promocionar la ropa.

 

"Esta es una empresa única, porque aquí tenemos un salario digno y un trato decente. Esto, comparado con lo que era antes, es una diferencia del cielo a la tierra", sostiene.

Recuerda que antes, "si un empleado incumplía con la meta los supervisores te obligaban a trabajar horas extras; si tú te enfermabas era muy difícil darte un permiso, y por nada del mundo se podía faltar al trabajo, porque te llamaban fuertemente la atención, pero aquí es muy diferente, te dan permiso para ir al médico o para cumplir con la universidad, a través del sindicato y la gerencia se te facilita el permiso. Y hay mucha libertad para uno pararse e ir al baño cuantas veces quieras".

Cuenta que como madre soltera y con cinco niños, antes tenía un problema para enviar sus niños a la escuela, pero que ahora todos están estudiando. También destaca las ventajas del seguro médico, que le cubre a toda su familia y sin mayores inconvenientes, así como las facilidades que ha encontrado en los bancos. "Ahora casi todos los trabajadores de aquí tienen tarjeta de crédito cosa que antes ¿cómo lo íbamos a lograr? Pero ahora los bancos nos llaman".

Un beneficio adicional que tienen los empleados son las vacaciones, que este año inician desde el 10 de diciembre hasta el 7 de enero, debido a un cierre temprano de la producción, pero con la garantía de que se mantendrán cobrando su sueldo, según afirma la dirección.

Primero el sindicato

En Altagracia Project trabaja un total de 128 empleados, todos antiguos empleados de BJ &B, la fábrica coreana que existió en el mismo lugar y que dejó de operar en 2007. El cierre de esta fábrica, que tenía una empleomanía de unos 3,500 personas, impactó negativamente en un municipio que, según el último Censo del 2010, tiene unos 84 mil habitantes, más de 65 mil de ellos en edad de trabajo, pero con 36,584personas económicamente inactivas.

Unidos en sindicato, los empleados de BJ & B presionaron y consiguieron que le pagaran las prestaciones, lo que lograron gracia al apoyo de la WRC. Esta organización medió después para que los ejecutivos de Altra Gracia instalaran la fábrica en territorio nacional y empleara a una parte del grupo que quedó cesante.

El Proceso

Alejandro Contreras, uno de los supervisores de la fábrica muestra cómo en cuestiones de minutos el equipo de trabajo elabora un suéter y terminan su día, que va de 7:00 a.m a 5:30 p.m, con un total de 1,500 a 1,400 prendas ensambladas. Se requieren entre 33 y 40 operarios para hacer una pieza. La tela en su mayoría llega desde Honduras, o se compra en La Vega. Cuando las piezas no llegan cortadas, entonces un equipo liderado por Santos Guerrero se encargará de darle las formas, pudiendo trabajar entre 6 mil y 7 mil en un día.



Producción

La producción de Altagracia para este año fue de 850 mil piezas, según informa Leonte Dino Rijo, que lamenta que todavía la empresa no alcanza rentabilidad y debe ser subsidiada por la Knights Apparel. "La demanda es de un 50% de la capacidad instalada que es de 1 millón, 500 mil piezas". Sin embargo, el ejecutivo asegura que la marca está en crecimiento y que tienen mejores expectativas para el próximo año, con una posible apertura a otros mercados fuera de las universidades. Por si las dudas, aclara que la poca rentabilidad no se debe los sueldos que pagan.

"Cuando divides el salario extra que pagamos, en relación con los demás, la diferencia por T-Shirt, sería como de 26 centavos de dólares apenas. La idea es que pagar un salario digno no representa un costo tan alto", resalta el ejecutivo.

Altagracia es la fábrica de mayor movimiento de las cuatro que operan en la zona franca de Villa Altagracia. "Ahora mismo es la principal empresa que está exportando e importando y es la que más empleados tiene. Realmente necesitamos empresas como esa que se instalen acá en este parque", expresa Iván Rodríguez García, oficial verificador y encargado de admisión temporal de la Dirección General de Aduanas, en la zona franca.



Según los reportes de operación que registra el agente aduanero, en el mes de octubre la zona franca, que además de Altagracia aloja las empresas cartonera UPI dominicana, la química QSI y la fábrica de aceite vegetal Quebrada Pedra, tuvo importaciones por valor de 178,000 dólares y exportaciones por 284 mil dólares. De manera particular, Altagracia importó 25 mil dólares y exportó 224 mil dólares.