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Las viajeras de Doña Ana

Un poblado que cambió su imagen básicamente con el trabajo de las mujeres

¿Qué lleva a una mujer a abandonar el calor de su hogar y el de su país para exponerse a múltiples sacrificios y peligros? 

La historia de Rebeca de León, es el espejo de 1, 346, 693 emigrantes que hasta el año 2012 existía en República Dominicana, según un estudio realizado por el Observatorio Migrantes del Caribe (Obmica), publicado en julio del año pasado, el cual refleja un aumento de un 30% con relación a 2010.

Pobreza extrema, desempleo y las faltas de oportunidades interminables son algunos de los factores que han dado paso a la feminización de la migración en el país, que para 2012 representaba un 55% del total de emigrantes.

Rebeca partió a Suiza cuando sólo tenía 18 años. En contra de su voluntad, abandonó en los 90 la humilde comunidad de Doña Ana, localidad de la provincia San Cristóbal, sur del territorio dominicano donde había vivido durante años. Esta comunidad semirural de unos 6,300 habitantes ha estado enviando emigrantes, sobre todo mujeres, para vivir y trabajar en Suiza desde ese año.

De acuerdo a un estudio de la antropóloga social Tahira Vargas, esta comunidad que una vez dependió de la producción agrícola, ha visto cambiar su base económica y laboral, gracias a la emigración internacional y las remesas que genera, ayudando a aumentar y modernizar una importante cantidad de las viviendas de esta población.
 
 

"En ese tiempo en la comunidad el día a día era muy difícil, en mi casa por ejemplo, habían días que no teníamos para comer. Poseíamos muy poca ropa y sólo un par de zapatos para todo. Sin libros para hacer la tarea, acudíamos donde un amigo a buscarlo prestado", relata la mujer de 37 años. 

Como ese era el medio que todos veían aquí de conseguir dinero -prosigue su relato- una hermana mía, habló con una amiga, y ella hizo los trámites del viaje. 

Una despedida difícil, entre llantos y con la carga sobre sus hombros de recuperar el dinero del préstamo hipotecario (RD$ 50 mil) que había solicitado su madre para comprarle el boleto de su traslado. 

"Al despedirse me dijo: mi hija cuídate por ahí. Fue lo único que pudo decir". 

"Cuando llegué a Suiza dije esto no es para mí, quiero regresar a mi casa. Pero pensaba en todos los problemas que dejé atrás, si me devuelvo mi mamá va a perder la casa, yo era la esperanza de mi familia o la causa de su desgracia", pensaba Rebeca, mientras trabajaba en el Night Club donde fue a parar junto a otras tres dominicanas que se encontraban en el lugar por la misma causa: Pobreza, mal social que afecta al 40% de la población dominicana, según el Banco Mundial.

-Debo aguantar- se decía revestida de paciencia la joven de piel trigueña.  

Ella se fue al país con la idea de trabajar como doméstica en una casa de familia, pero la amiga de la hermana, la llevó al citado bar. Sin experiencia previa, se mantuvo en este ambiente por ocho meses, donde posteriormente conoció el hombre que hoy es su marido. Con él se casó para completar su sueño, sin embargo, no cesaron las dificultades. 

"Pasé muchas carencias, porque tuve que sacrificarme para saldar el préstamo que tomamos, además del pago a la señora que me llevó. Tuve que pagarle 3, 000 francos suizos. Entonces, todo lo que conseguía tenía que pagarlo".

"La comunicación allá era difícil, no había tanto celulares como ahora, además, era un sitio donde no conocía a nadie, cada quien vive en su lado, es otro idioma y cuando te ves ahí que quieres comprar una cosa o montarte en un tren y quieres preguntar, pero no sabes a quien porque no entiendes las explicaciones que ellos te dan, realmente es muy difícil", comenta a Diario Libre, desde un asiento de la terraza que da al patio de su casa. 

Tras su casamiento, trabajó en el país europeo durante ocho años limpiando hospitales, lo que le permitió cumplir su promesa de ayudar a su madre, su padre y nueve hermanos. Construir su morada y otras dos para alquilar, todo esto con solo un octavo grado aprobado, cosas que asegura nunca hubiera logrado en territorio dominicano. Son viviendas hoy le sirven de sustento junto a su hija de 15 y varón de cuatro años. 
 
 

Algunos indicativos sobre la percepción de la sociedad dominicana respecto a la falta de oportunidades en el país se ven reflejados en el resultado de encuestas recogidas por el Informe de Desarrollo Humano 2013. En él, se muestra que el promedio de satisfacción general con la vida del pueblo dominicano para el período 2007-2011, de una escala de 1-10 siendo 10 el más favorable, era de 4.7.

Rebeca cumplió su deseo de regresar a territorio dominicano hace ocho años. Tras su retorno concluyó la secundaria e hizo algunos cursos de cocina y tapicería. 

Sin embargo, este regreso no siempre se da. La encuesta ENHOGAR 2011 encontró que alrededor del 9,4% de las familias dominicanas tenia al menos un miembro de familia que al viajar a otro país prefería quedarse permanente en el extranjero. Esta cifra es ligeramente más elevada que el 9.2% registrado por ENHOGAR 2007 y reportado en el informe anual del año anterior, lo cual sugiere que la emigración dominicana sigue en aumento.

El que ve partir

Un viaje ineludible toca no solo al que se va, sino también a los que ven partir. Hijos, padres, hermanos y amigos se ven afectados por un drama que no desean vivir. 

Para Mairení Sierra, de 31 años, también residente en la comunidad de Doña Ana, fue un trago amargo despedirse de su hermana. 

"Vivíamos en una casita pequeña de tres habitaciones", respira, hace una pausa ligera y continúa: en ella se entraba el agua cuando llovía porque había una cañada del lado atrás de la casa. A veces teníamos que salir a amanecer a casas de vecinos y eso fue lo que llevó mi hermana a tener que dejar a sus hijos.

"Cuando mi hermana salió del país hacia Argentina, tenía 27 años y yo 22. Lloró inconsolable porque no se quería ir y dejar sus cinco hijos pequeños aquí. La falta del amor de madre se le notaba a los niños, ellos se veían tristes, me partía el corazón pero fue algo que hizo para buscarle un futuro que no hallaba en el país". 

Aquello llevó a Mairení a pensar que cuando tuviera sus hijos, a pesar de las dificultades económicas "echaría la pelea en su país". Hoy madre de cuatro niños, vende dulces, arepa de maíz, abre sanes y hace helados para conseguir el sustento de estos y el de su pasaje para ir a la universidad donde casi termina la carrera de derecho.

"Mis hermanas me han hecho propuestas para que deje la universidad porque ellas dicen que aquí uno estudia y no alcanza el éxito, gracias a la falta de empleo para las mujeres que hay en nuestro país, sin embargo, yo digo que no quiero apartarme de mis hijos, quiero verlos crecer, atenderlos, hacer con ellos la tarea y estando fuera del país no puedo hacerlo". 
 
 

La encuesta ENHOGAR 2011, refleja que la tasa de desempleo abierto en el caso de las mujeres es más del doble que la de los hombres (11,6% y 4,9% respectivamente) y que estas brechas de género en relación al desempleo son mucho más marcadas entre los hombres y mujeres analfabetos y los de nivel socioeconómico más pobre. 

De acuerdo a este sondeo, la falta de oportunidades que enfrentan principalmente las mujeres pobres incide en su intención de migrar y explica el hecho de que la proporción de mujeres dominicanas migrantes sea más elevada entre los hogares dominicanos pertenecientes al grupo socioeconómico más pobre. 

Es importante subrayar que aunque muchas mujeres logran mejorar sus condiciones de vida en el exterior, el promedio de ingresos de las mujeres dominicanas en los Estados Unidos, por ejemplo, es más bajo que el de los hombres, lo cual refleja que las desigualdades de género en países de destino también inciden en sus oportunidades de empleo e ingresos.

Según estudios la mujer dominicana que tiene intención de migrar al exterior, generalmente es la que tiene menor nivel de educación y pertenece a los sectores socioeconómicos menos favorecidos. Es vulnerable a ser víctima de redes de tráfico y trata de personas que se aprovechan de su desconocimiento y su desesperación por viajar, para explotarlas laboral o sexualmente.

Viajes en yola 

La Marina de Guerra reportó que 780 personas (604 hombres y 176 mujeres) fueron interceptadas entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2012 intentando salir del país en yola. 

Durante estos viajes, las mujeres están generalmente expuestas a otros riesgos, incluyendo abuso sexual antes de la partida, mientras esperan las yolas en zonas oscuras y boscosas, así como durante la travesía. Además, con frecuencia sufren abortos o sangrados vaginales vinculados a sus ciclos menstruales o trastornos ocasionados por el estrés del viaje que pueden provocar reacciones discriminatorias o violentas por parte de los tripulantes hombres. Esto se ve reflejado en los testimonios de algunas mujeres sobrevivientes recogidos en un estudio recientemente publicado, según los cuales algunas mujeres son incluso lanzadas al agua debido a sus sangrados con el pretexto de asegurar la sobrevivencia de los demás tripulantes.

Intentando salir del país, las mujeres han llegado a hacer uso hasta de documentos falsos. Según reportes del Cuerpo Especializado en Seguridad Aeroportuaria (CESA), citados por el informe de UNFPA y TU MUJER, entre el año 2007 y el primer trimestre de 2012, unas 365 personas fueron detenidas en los aeropuertos por intentar salir con documentos falsos del país. Entre ellas, un 31% eran mujeres.

Un llamado al Gobierno

Las mujeres dominicanas mantienen la esperanza de que el Gobierno dominicano cree políticas públicas que les favorezca y no tengan que salir a tierras extranjeras.

"Para que la mujer dominicana no tenga que abandonar sus hijos y tener que llorar tantas lágrimas de sangre en busca de una mejor vida. Somos muchas las que queremos ir a una escuela a alfabetizarnos y no tenemos la oportunidad, muchas que no contamos con el pasaje para trasladarnos donde está la educación. El gobierno de otros lugares no nos puede respaldar a nosotros, quien nos tiene que respaldar es el dominicano", manifiesta Mairení Sierra. 

Expertas en el tema coinciden con esta propuesta. 

"La sociedad dominicana necesita que sus hombres y mujeres tengan las mejores condiciones para ser personas que desarrollen sus vidas y potencialidades, para que el desarrollo humano signifique que cada cual haga lo que quiera sin tener que someterse a sacrificios infrahumanos", destaca Lourdes Contreras, directora del Centro de Estudio de Género del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC). 

Para ella la patria ideal sería aquella donde las mujeres encuentren una situación óptima de desarrollo.
 
El Centro de Investigación para la Acción Femenina  (CIPAF) elaboró una Guía en la que llama a luchar por la aplicación de los Objetivos de Desarrollo del Milemio para las Mujeres y las Niñas, dentro de ellos básicamente los enfocados a reducir la pobreza, promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer, mejorar la salud materna y disminuir la mortalidad infantil.
 
En septiembre del 2000, 189 líderes mundiales se reunieron en las Naciones Unidas y prometieron que sacarían a más de mil millones de personas de la extrema pobreza para 2015. Durante este histórico encuentro las y los líderes mundiales reconocieron que la discriminación y la violencia contra las mujeres y las niñas están presente en todo el planeta y por ello aprobaron incluir entre los Objetivos uno, referido explícitamente a "promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres".
 
En la actualidad todos los gobiernos están en una carrera para tratar de alcanzarlos y al mismo tiempo, recociendo sus limitaciones y en muchos casos la imposibilidad de su cumplimiento, también se ha iniciado un debate y diálogo mundial sobre qué nuevo marco de acuerdo y qué tipo de objetivos deberían reemplazar a los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) muchos de los cuales, como la erradicación de la pobreza al parecer no se alcanzarán.