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Huchi Lora: "Muchos perseguimos la felicidad, pero no sabemos dónde está"

SANTO DOMINGO. El comunicador Luís Eduardo Lora (Huchi Lora), quien durante 48 años ha trabajado haciendo un periodismo con miras a contribuir al bienestar de la sociedad dominicana, compartió su historia de vida con DL y algunos detalles que probablemente usted no conocía. Aquí la entrevista:

P. ¿Dónde nace Huchi Lora?


R. Nací en Santiago, en 1947. Hijo de un empleado público, por demás poeta, y de una maestra. Vengo de un hogar humilde, donde podía faltar cualquier cosa menos, alimentos y libros, y así crecí.

P. ¿Cómo recuerda su infancia?

R. Con mucho agrado. Yo soy muy afortunado, pero la mayor de todas mis fortunas, son los padres que tuve, por lo que me enseñaron. Una de esas cosas fue disfrutar de lo que yo tuviera aunque fuera poco.

P. ¿Cuál fue el principal valor que le inculcaron sus padres?

R. Me enseñaron sobre las cosas correctas, qué era incorrecto y cómo había que actuar en la vida. Creo que nos enseñaron bien.

P. ¿Cuándo llegó a la Capital?

R. En el 1966, recién pasada la Revolución. Yo me había graduado de bachiller, y vine aquí a estudiar periodismo.

P. ¿Cuándo supo que quería ser periodista?

R. Desde niño (responde súbito). Yo hice mi primer periódico cuando tenía ocho años, en una máquina de escribir que me regaló mi papá, que la iba a botar un carretillero y mi papá se la compró por dos pesos, una Remington de hierro que yo no podía levantar, y había que darle durísimo a las teclas porque estaban oxidadas, pero escribía, por eso mi primer periódico se llamó El Martillazo.

P. ¿De dónde nace su inspiración por el periodismo?

R. Mi papá escribía, mi hermano mayor era periodista, Fernandito Lora, quien falleció hace pocos años. Éramos once, yo soy el menor, luego decidí estudiar periodismo, porque me gustó desde niño.

P. ¿Siente que ha cumplido todos sus deseos en esta carrera o cree que le falta?

R. Si yo pensara que ya lo hice todo, tendría que irme despidiendo, pero no, a mí me faltan muchísimas cosas por hacer. Sobre todo porque más que periodista, yo me siento comunicador. Me gusta comunicar. Escribo letras de merengue, he hecho documentales, estoy trabajando en películas también, es decir, hay tantas formas de comunicarse y yo trato de incursionar en todo eso.

P. ¿Cómo fue su vida universitaria?

R. No terminé. En mi primer año, obtuve muy buenas notas, tanto que el día del último examen el director de la Escuela de Periodismo, que era Freddy Gatón, me llevó donde el decano, el profesor Andrés Avelino, estamos hablando de la UASD, y me felicitaron por las calificaciones. El mismo doctor Freddy Gatón, era el director del periódico El Nacional, que salió en el 1966, y me contrató para trabajar en El Nacional, y me fueron dando cada vez más responsabilidades hasta que llegó el momento en que decidí dejar la universidad.

Me enviaban a trabajar a la calle, pero pronto me metieron en la mesa de redacción, mis responsabilidades crecieron y mi tiempo se acortó.

Yo completé dos años de carrera, pero de todos modos El Nacional era una universidad. Ahí trabajé con Radhamés Gómez Pepín, Juan José Ayuso, Francisco Álvarez Castellanos, eran brillantes periodistas.

P. ¿Continuó formándose?

R. Lo que he hecho siempre es leer mucho. Me gusta leer, y creo que la mejor manera de aprender a escribir y a hablar, es leyendo.

P. ¿Qué tiempo dedica a la lectura?

R. Leo algo todos los días. Aunque cada vez tengo menos tiempo, ahora menos, pero siempre encuentro algún momento para leer.

Hablemos de su familia

R. Esa es otra de las bendiciones que me ha dado Dios. Mi esposa es una maravilla, mis hijos estoy satisfecho de todos. Tengo siete hijos, las hembras se han dedicado al Periodismo y las Relaciones Públicas, los varones se inclinaron hacia carreras técnicas, y hay un poeta, cantante, músico y publicista.

Traer un ser al mundo es una alegría muy grande. Mi primer hijo nació ya hace más de 40 años, yo tengo ya cuatro nietos, pero mi nieta mayor tiene 17 años, es decir, que no soy de ahora.

P. ¿Cuándo usted da el paso a la televisión?

R. En el año 1983, yo fundé dos periódicos en Santiago, primero el diario El Día, pero tuve dificultades, algunos de los representantes querían que yo parcializara el periódico, yo no doy para eso y finalmente me botaron del periódico que yo fundé. Querían que yo parcializara el periódico a favor de Salvador Jorge Blanco, candidato del PRD, su contrincante era Balaguer, que a mí nunca me gustó, porque creo que ha sido uno de los peores gobernantes, sin embargo, un periódico no está para eso.

Entonces, después de eso fundé otro periódico en Santiago, que se llamaba Ya, pero sin recursos, y sucumbió económicamente. Ya en ese momento, Yaqui Núñez del Risco, me preguntó que si yo me sentía capaz de hacer un comentario todos los días, con la misma línea de una columna diaria que yo escribía y le dije que sí, me preguntó que sería capaz de concluirla con una décima, y le dije que sí.

Lo que pasa es que entre amigos, él me oía improvisando cosas, y se le ocurrió esa idea. Era un sábado y me dijo: pues comienzas el lunes en el Show del Mediodía, y así entré a la televisión. Al mismo tiempo me encargó ser el productor ejecutivo de Otra vez con Yaqui, dándole responsabilidades delicadas a un novato, pero aprendí muchísimo.

Después trabajé con Freddy, fueron dos escuelas también.

P. A usted lo hemos visto siendo muy crítico, ¿ha recibido amenazas?

R. Sí, por ejemplo, en los 12 años de Balaguer, recibí no solamente amenazas, sino cárcel, y hubo un par de planes para quitarme del medio que me fueron informados a tiempo, pero nunca lo publiqué, a mí no me gusta eso de estar denunciando, porque cuando uno sabe que hay algo, uno toma las precauciones y sigue haciendo su trabajo.

P. ¿Cuáles precauciones tomó?

R. Bueno, realmente no fueron muchas (Risas). Mira, al que lo acechan, lo agarran, y más si el que te acecha está en el poder, no es difícil. Por eso digo, que lo que hay es que seguir haciendo su trabajo. Todos corremos riesgos.

P. ¿En algún momento pensó: "voy a bajar la intensidad" por temor?

R. No, creo que lo que hay que decir, hay que decirlo, eso es lo que más falta hace y la persona más importante que ha tenido la humanidad lo dijo: Conocerán la verdad y la verdad los hará libres. Es necesario que la gente conozca la verdad de las cosas, que sepa que lo que sucede en la sociedad, y alguien tiene que decirlo, ojalá que cada vez sean más lo que lo digan. Creo que hace falta mucho más gente que diga las cosas, porque en la medida en que la gente se va enterando, las sociedades van cambiando.

P. ¿Cómo está la salud?

R. Yo me siento muy bien. Yo soy diabético, pero mantengo los niveles de azúcar controlados. Tuve un infarto, casi tuve otro, pero los tratamientos a los que me he sometido, me han alejado mucho de la posibilidad de producir uno, y me siento bien.

P. ¿Cómo logra mantenerse saludable?

R. Como mucho pero comida sana. No como grasa, no como azúcar. Hace poco menos de tres años que adopté este estilo de vida y el cambio ha sido formidable. Yo casi siempre me sentía mal y ahora me siento bien.

P. ¿Al cabo de sus años, cómo define su vida?

R. Yo diría que satisfactoria en muchos sentidos. Muchos humanos perseguimos la felicidad pero no sabemos dónde está, ni qué es, muchos creen que es la posesión de materiales, y yo diría que se puede dividir en dos partes: en lo personal y lo colectivo.

En lo personal, he tenido un largo ejercicio de mi profesión, tengo 48 años en el periodismo, pienso llegar por lo menos a 60, entonces, no me ha ido mal en ese sentido. Lo que sí he tenido que trabajar muchísimo siempre y este es el momento en que todavía me levanto a las 4:00 de la mañana para trabajar, pero me siento satisfecho de mi trabajo, pude haber hecho más porque siempre se hace más.

En lo colectivo, me sentiría plenamente feliz si yo viera que la sociedad está mejor, pero no es así, y en ese sentido me siento insatisfecho porque hay tantas injusticias y no vemos que no avanzamos sino que retrocedemos.

Un consejo a los jóvenes que estudian comunicación

No creo que es simpático estar dando consejos, porque el que da consejos como que se siente que está por encima de los demás y no me siento así, pero ya que me preguntas: Los jóvenes que están estudiando comunicación, creo que los que tengan la vocación de verdad, entenderán fácilmente que este es un oficio más bien de servicio público y hay que ejercerlo, pensando en que el patrono de uno son los ciudadanos.

Esto necesita de mucha vocación, porque es un trabajo que lo único que tiene es que no es aburrido, porque todos los días te encuentras con cosas nuevas, tiene de malo que tú no tienes horario, ni tiempo para salir del trabajo, que cuando los demás no trabajan ahí es que tú tienes que trabajar, Semana Santa, en Navidad, cuando hay un ciclón, una huelga. Es un oficio bastante sacrificado y hay que sentirlo.