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Nuevo rector de PUCMM: "El sistema educativo dominicano requiere de una reforma total"

Asumirá el cargo el próximo 15 de enero por cuatro años.

SAN FRANCISCO DE MACORÍS. Cuando Ramón Alfredo de la Cruz Baldera vino al mundo, no emitió el esperado llanto de los recién nacidos. Creyeron que estaba muerto, pero no fue así. Simplemente, no le tuvo miedo al primer y mayor de los retos: dejar la seguridad el vientre materno para enfrentar la vida.

Es así como el próximo rector de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) percibe las circunstancias de su nacimiento, y si ese reto no le infundió temor, dice, menos lo ha de sentir por el que representa dirigir una de las principales universidades privadas del país y ser el sucesor de quien desempeñó el cargo durante 44 años, monseñor Agripino Núñez Collado.

Nativo de esta ciudad, pero criado en Las Gordas, Nagua, este practicante del humanismo cristiano, ávido lector y autodefinido como "aparentemente tímido", pero al mismo tiempo pícaro, y sacerdote, antes que profesor o rector, el padre De la Cruz pasa de dirigir el futuro académico de 5,600 estudiantes, como rector saliente de la Universidad Católica Nordestana (UCNE), a hacer lo propio con 17,000, que tiene la PUCMM.

Conociendo el sistema educativo desde abajo y desde adentro, pues ha sido docente en la UCNE, el Seminario Santo Tomás de Aquino y en la propia PUCMM, entiende que el sistema educativo dominicano requiere de "una reforma total, desde la primaria, pasando por la secundaria, para llegar a la universidad", y que "los programas de estudio están sobre saturados de asignaturas".

Le preocupa el poco hábito de lectura de los estudiantes, al que atribuye en parte las deficiencias formativas con que llega la mayoría a la universidad. Por eso, exhorta al Gobierno a invertir en publicaciones y dar facilidades a los escritores, "si quiere mejorar la educación".

Desde la PUCMM, se propone seguir impulsando la investigación, porque "tenemos que ser productores de la ciencia", y dar participación a los estudiantes. A tal fin, tiene en plan hacer una consulta entre ellos en febrero y realizar "visitas sorpresa" a las aulas.

Quien también es presidente de la Asociación Dominicana de Rectores Universitarios (ADRU), habló de su vida, esos y otros temas, con Diario Libre:

P. ¿Es difícil ser el sucesor de Agripino?

R. Es un reto, pero fui educado para asumir retos. Creo que no será tan difícil, en primer lugar, por los lazos que me unen a él. Lo valoro y respeto, y he percibido también que él me respeta a mí. Monseñor Agripino es el gran mediador, el hombre del diálogo, con más razón tiene que poner el primer ejemplo en su institución para seguir siéndolo.

Cada uno tiene su estilo. En la Iglesia hay continuidad de trabajo, pero me presentaré con mi estilo, que es diferente, porque somos diferentes.

En el carácter, soy aparentemente tímido. No obstante, me gusta conversar con la gente, estar en diversos sectores. No tengo dificultad alguna en estar dentro de un barrio como en el Palacio Nacional. Tengo como filosofía de vida el humanismo cristiano, por eso veo en cada persona a un ser humano. No veo clases, situación económica, sino un humano al que debo valorar. Tengo amistad con todas las clases sociales, desde muy pobres hastas muy ricos, y los amo por igual, porque detrás de cada hombre o mujer hay una persona y, sobre todo, un hijo de Dios. Tratare de llevar ese estilo a la universidad.

Monseñor y yo tenemos muy buena relación. Ayer pasamos el día entero juntos. Hay mucha colaboración y disposición de colaborar para que la universidad siga caminando.

P. ¿Cómo cree que las universidades deben enfrentar la baja calidad de los estudiantes que ingresan?

R. Llegando a un acuerdo para producir una reforma educativa eficaz y eficiente. No creo que tendremos una mejora de la calidad si el estudiante no lee y no investiga.

¿Cómo es posible que un libro salga más caro que una cerveza, que un instrumento de lujo sea más accesible que un libro? En nuestro país casi no hay librerías. En el interior, en vez de librerías hay perfumerías, juguetes, un sinnúmero de cosas, menos libros. Los libreros están pasando las de Caín.

Por parte del Gobierno, si se quiere mejorar la educación vamos a invertir en publicaciones de libros, a darles facilidades a los escritores, a decirles a los estudiantes que por cada 100 pesos que invierta en un libro le devolvemos 25, incentivar la lectura y motivar en los padres de familia la necesidad de leer.

En la universidad (UCNE), encuentro estudiantes con solo un cuaderno en la mano y pregunto, ¿con eso es que toma la clase? ¿Dónde están los libros?

Las universidades, insisto, deben de llevar a que el estudiante lea, motivarlo. Hay muchas estrategias pedagógicas para eso. Si nosotros le llevamos un folletito ya le estamos resumiendo el conocimiento.

Las clases deben discutirse en textos importantes. El conocimiento ya está democratizado, se encuentra dondequiera y el profesor de hoy lo que tiene es que coordinarlo, motivarlo. Debe combinar su experiencia, su capacidad de organizar el conocimiento y de presentarlo de una manera crítica. Hasta que no mejoremos esto no habrá mejora en la educación.

P. ¿Las universidades dominicanas están formando a los profesionales que necesita el país?

R. Las ofertas académicas deben revisarse continuamente en contacto con el público objetivo, que son las empresas y organizaciones.

Creo que la debilidad nuestra es la práctica. Veo una mezcla entre teoría y práctica y el mundo universitario se ha quedado muy, muy insertado en teoría media, porque tampoco es bien afianzada.

Nuestros programas de educación superior están sobre saturados de asignaturas a nivel general.

Cuando asisto a congresos, sobre todo con universitarios alemanes y españoles, me dicen que cómo es posible que una gente que esté estudiando ingeniería en la universidad esté dando introducción a la historia dominicana, cuando eso es de primaria.

Eso lleva a que el estudiante, en vez de concentrarse en lo propio de su carrera, se pase uno o dos años en materias genéricas.

Hay que hacer una reforma total, desde la primaria, pasando por la secundaria, para llegar a la universidad pero, ¿en qué disponibilidad está el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MEESCyT) de aceptar estos programas que se le presentan? ¿No seguirá aferrado a viejos esquemas? ¿En qué medida el Ministerio puede comprender eso?

P. O sea, que no siente al Ministerio lo suficientemente abierto...

R. No, porque estamos en un sistema muy tradicional o cuando se intenta, se ponen parámetros de países determinados, con un contexto diferente al nuestro. Ahora el MEESCyT está con la reforma de la carrera de ingeniería con asesoría coreana, ¿corresponderá ese esquema a nuestro contexto, a lo que las empresas necesitan? ¿Se deben preparar ingenieros de la NASA, cuando aquí no tenemos centro de la NASA?, me pregunto. Debemos aunar esfuerzos. Sé que el Ministerio estaría en la disponibilidad, si las universidades se lo planteamos.

Sé que doña Ligia Amada Melo es muy tesonera, una persona con un pensamiento revolucionario en lo educativo. Insiste en la calidad, es entregada y pone el acento sobre las íes, pero también está inserta en ese sistema y, quizás, aunque ella quiera promover una reforma, el sistema no la apoya. Ella necesita más apoyo, incluso de nosotros como universidades, que estamos presentes en la ADRU, para que pueda llevar a cabo esas reformas que son necesarias.

“El estudiante es una persona a quien hay que valorar y ayudar a sacar de sí y el profesor debe hacer salir esas cualidades, no marchitarlas. Si el profesor marchita a un estudiante comete un crimen”.

P. ¿Cuál fue su reacción cuando supo que sería el rector de la PUCMM?

R. Me habían informado del nombramiento de la Conferencia del Episcopado, que es la que lo envía al Vaticano, pero quedaba la inseguridad, porque éste puede revocar. Fue un momento fue de mucha inquietud y preguntas, ¿por qué a mí?, ¿por qué dejar la UCNE, si tenía planes que esperaba concluir en dos o tres años? Cuando me llama monseñor De la Rosa y Carpio y me informa que el Vaticano había dado el visto bueno, le dije que lo acogía con humildad, pero que quería volver a trabajar en su diócesis para seguir con la Iglesia, no solo en la universidad, sino como sacerdote.

Mi actitud fue sacerdotal. Voy allá (a la PUCMM) con una misión, pero sobre todo, no voy como rector, sino como sacerdote. De ahí dependerá el resultado, no desligo las dos funciones.

Son misiones y responsabilidades que uno asume, porque en la actualidad es mejor estar en la sombra, pues se está más tranquilo. Cualquier noticia que se emita unos aplauden y otro nos quieren asesinar. El que hace servicio público está expuesto a eso y voy con plena consciencia.

P. ¿Qué otros planes tiene como rector de la PUCMM?

R. La universidad tiene proyectos de investigación actualmente y desde la rectoría, trataré de apoyarla, porque no podemos ser un país solo de consumo, tenemos que ser productores de la ciencia, motivar a los docentes que quieran escribir a que lo hagan. El fondo de publicaciones debe ser prioritario para la universidad. En ese sentido, voy a heredar una buena propiedad y está en mis manos seguir multiplicándola, porque es una universidad de calidad.

Espero que al final de mi rectoría la universidad esté dentro de los números 100 de los ranking internacional. Ahora está entre 200 y 300 a nivel de América Latina, no a nivel mundial. Eso se logra con la investigación, porque es lo que nos falta en América Latina. Las universidades de la región no tienen una cultura de investigación, pero tampoco se dedican los recursos.

Otro reto es mejorar la relación universidad- estudiantes. En febrero iniciaremos una consulta con ellos. Me acercaré, me reuniré con representantes, que pueden ser las asociaciones que hay o aleatorio. Iré a las aulas en algún momento. Me cercioro de que profesor está o sorprendo, haré visitas sorpresa, como Danilo, que son muy efectivas.

Yo aquí en esta universidad (UCNE) estudiaba informática como rector, hice un semestre. Me metí en un aula y algunos estudiantes ni sabían quién era yo. Me sentaba en una butaca.

En la PUCMM, cuando haya alguna clase importante para mí o una conferencia me apareceré. Trataré de apoyar lo más que se pueda y dialogar de manera sana.

El padre Ramón Alfredo de la Cruz asumirá el cargo de rector de la PUCMM para el periodo 2015-2019 el próximo 15 de enero, durante una ceremonia en la parroquia de la universidad, en Santiago, con la presencia de representantes de  todos sectores, presidida por el arzobispo Ramón Benito de la Rosa y Carpio.

 

Algo sobre su vida 

El padre De la Cruz nació el 5 de julio de 1961 en San Francisco de Macorís, hijo de Luis María de la Cruz y Consuelo Baldera. Es el penúltimo de 11 hermanos. Inició estudios primarios en su ciudad natal, de donde la familia se mudó a Las Gordas, Nagua. Allí creció.

A los 11 años ya era catequista y dirigía agrupaciones culturales. A los 13 intentaron llevarlo preso, con todo y su grupo, por interpretar poesía coreada de reconocidos poetas con letras cambiadas por otras de línea socialista.

Cuando cursaba el octavo surgió el germen de su vocación sacerdotal, inspirado en San Ignacio de Loyola. También quería ser maestro, pero se convenció de que como sacerdote podía ser ambas cosas, pero probablemente no era posible lo inverso. Dice nunca haber tenido dudas sobre su vocación.

Su formación sacerdotal la obtuvo en los seminarios Menor Santo Cura de Ars, en La Vega, y Mayor Santo Tomás de Aquino, en Santo Domingo. Estando allí, incursionó en el teatro. Concluyó estudios en Filosofía en la PUCMM. Posteriormente se trasladó a Bonn, Alemania, donde estudió alemán, en el Instituto Kreuzberg y en la Universidad Friedrich-Wiehelm. Obtuvo el título de estudios en Teología (1990) y Doctor en Teología (2000). Realizó un Master Internacional en Gestión Universitaria en la Universidad de Alcalá de Henares.

En el ejercicio sacerdotal ha desempeñado funciones compartidas o alternadas con su labor académica, como docente o directivo, en Nagua, San Francisco, Santiago y Santo Domingo. Es autor de cinco libros, algunos en alemán, y de numerosos artículos en publicaciones periódicas.