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Banca
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La inquietud de buena tinta

Dime qué financias, y te diré qué valoras. Si hacemos esa pregunta a la supuestamente siempre alegre población dominicana, la respuesta debe llamar a la reflexión... y a la preocupación.

Según cifras del Banco Central, a diciembre de 2015, tres de los primeros cuatro rubros que mayor financiamiento recibieron en este año se canalizó a las personas y los hogares. Es decir, crédito de consumo o no productivo.

Lo vemos en la primera gráfica. La familia dominicana cerró con más de RD$50 mil millones en nuevo endeudamiento, con la correspondiente carga que esos créditos tendrán en el futuro sobre sus ya magros presupuestos.

RD$17 mil millones o una tercera parte de esos préstamos “minoristas” (a personas) son créditos hipotecarios para la adquisición de viviendas. Sus cuotas, esperamos, reemplazarán el pago de alquileres y facilitan la acumulación de un activo real para el hogar.

Alrededor de RD$9 mil millones del aumento en apalancamiento personal se destinó al financiamiento de vehículos: RD$7 mil millones para vehículos nuevos y RD$2 mil millones a “usados”.

Un vehículo, aunque también es un activo, se deprecia de manera acelerada y su mantenimiento cuesta. No deja de ser, sin embargo, un activo importante para los hogares, en la medida que sustituye pasajes, facilita y posiblemente hasta abarata el transporte familiar.

Nos queda, entonces, que 50% o RD$25 mil millones de los nuevos “líos” financió el consumo: Desde electrodomésticos y vacaciones a cuotas hasta compras de supermercados y facturas eléctricas pagadas con tarjetas.

LA INQUIETUD DE BUENA TINTA

En días recientes, el autor de la hermana columna “De buena tinta” se sorprendía con el dinamismo de la economía, sobre todo del comercio, evidente en “las calles llenas de carros y los centros comerciales sin parqueos ni locales...”

Insistía, igual que muchos: “¿De dónde salen tantos vehículos, o tanta gente, y por igual, tanto dinero? La capacidad consumidora del dominicano hace ola.”

¿Sobre qué se fundamenta esa pujante “economía que no es subterránea”? ¿La droga? ¿Evasión? ¿Informalidad? ¿O será, algo que no mencionó, la corrupción?

Sin restarle importancia a esos motores de la economía dominicana, difíciles sino imposibles de cuantificar, lo cierto es que no son nuevos. Y, pienso, faltó un importante elemento: La burbuja del crédito personal sobre la que estamos montando.

El ritmo al cual está creciendo el crédito al consumo, y a las personas en general, en la República Dominicana, debe ser materia de análisis y reflexión tanto de las autoridades, los bancos que lo estimulan y promueven y, sobre todo, de los mismos hogares que firmamos los pagarés.

Si piensa que exagero, observe la segunda gráfica: Nunca como durante estos últimos doce meses ha crecido tanto el crédito plástico en el país. Un récord. En términos absolutos (RD$7.9 mil millones) como relativos (¡23% real!), choca ver lo fácil que financiamos gastos en servicios y bienes no duraderos... ¡A una tasa del 60%!

Mientras tanto, en 2015, los sectores productivos fundamentales (agricultura, construcción y manufactura) a penas recibieron 5% del crédito nuevo canalizado al consumo. Es decir, financiamos el gasto (importado, por cierto) del empleado pero no a los generadores de nuevos empleos.

¡ESTAS SON BUENAS NOTICIAS!

Escribidor, insistirán, que el crédito fluya, y que llegue a los hogares y a las personas de a pie, son muy buenas noticias. Es la famosa “democratización” de las finanzas y la banca a la que todos aspiramos.

Si el hogar se endeuda, es porque racionalmente entiende que su posición económica le permite asumir estos nuevos compromisos a los que podrá hacerle frente en el futuro. Que la banca está dispuesta a prestarle es confirmación de ello.

La “racionalidad” del hogar al momento de financiarse ha sido suficientemente cuestionado alrededor de todo el mundo. También ha quedado más que demostrado que, al decidir si nos presta o no, la banca no es que sea ajena a dejarse llevar por burbujas (o que estas dejaron de existir).

Preocupo más cuando amigos endeudados se alarman por recientes aumentos de 1% o 2% en sus créditos. Olvidan, como mostramos en la gráfica, que en el pasado reciente se incrementaron hasta 8%.

No busco dañar la Nochebuena del tintero, ni del hogar dominicano. Sólo motivar una reflexión, sobre en qué gastamos y cómo lo financiamos. Valoremos lo importante. Lo duradero, que no tiene precio, ni se paga con tarjeta. ¡Feliz Navidad!

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