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La manzana envenenada (1/2)

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La manzana envenenada (1/2)
El Bandex no ha publicado aún sus estados financieros auditados, ni sus memorias institucionales de 2015. (NEHEMÍAS ALVINO)

No se trata de hacer leña de árbol caído, pero lo ocurrido en el BNV, ahora Bandex, en los últimos doce meses debe quedar registrado y debe generar, aunque sea, una vergüenza colectiva por una institución que es, o por lo menos debería ser, de interés público.

Desde la “renuncia” del anterior administrador general del BNV y la posterior designación de su sucesora en Bandex, hace ya casi un año, decidimos excluir al banco estatal de la agenda de esta columna, permitiendo un tiempo prudente para que la “nueva” gerencia tomara control del derrotero, en el cual ya estaba inmerso el BNV de los últimos años.

El silencio fue recíproco incluso de parte del banco estatal. Durante todo este tiempo, nada se supo sobre la transformación que, todos asumimos, se llevaba a cabo a lo interno de la entidad.

Tan absoluta fue esa discrecionalidad, que ya mañana es el primero de julio de 2016, pero Bandex no ha sido capaz de publicar sus estados financieros auditados, ni sus memorias institucionales, correspondientes a diciembre de 2015.

Vinimos a escuchar sobre los avances y los cambios del Bandex la semana pasada, en un desayuno conjunto, ahora cómicamente a destiempo, realizado con el sector exportador para quien se creó el banco.

Busqué la presentación institucional del Bandex, esperando ver un plan estratégico, los logros financieros, los cambios realizados, las mejoras internas que quizás todavía no se habían podido evidenciar a lo externo y un esbozo de los lineamientos de crédito con los que iba a estar trabajando la relanzada entidad financiera estatal.

¡Qué iluso! Siete párrafos y 353 palabras después (es decir, una tercera parte de la extensión de esta columna), no encontré nada. Pregunté a un periodista que asistió, y me confirmó que, fuera del discurso, sólo hubo fotos y breves vídeos testimoniales.

Por insistencia de la prensa, la administradora informó que el Bandex había otorgado “RD$900 millones en préstamos”.

Lo cierto es que en el último año (mayo 2015 a mayo 2016, (últimas cifras disponibles), como vemos en la primera gráfica, la cartera... ¡Disminuyó RD$574 millones!

Lo que sí aumentó, como vemos en esa gráfica, son los préstamos vencidos, en litis judicial y los bienes adjudicados, en RD$563 millones o un preocupante 63%.

Tanto desastre crediticio, la continuación de lo mismo que se ha visto en ese banco en la última década, lo elevó al patético curul de ser, como se aprecia en la segunda gráfica, el banco con mayor morosidad de todo el sistema financiero.

En efecto, a diciembre de 2015, el Bandex elevó su morosidad a 26.1%, quince veces superior al 1.7% que promedió en todo el sistema financiero dominicano.

Si el sangrado crediticio hubiese quedado ahí, uno respirara. Pero a mayo lo que vemos es que esa morosidad aumentó a 31%, una cifra igualmente récord.

Argentarium, pensé: “Quizás la cartera sigue con problemas, pero el derrame operativo y financiero se ha controlado.”

Iluso nueva vez. Como se verá en la tercera gráfica, los gastos operativos y del personal en la entidad promedian ahora los mismos RD$24 millones y RD$16 millones, respectivamente, de antes.

Tantos gastos para que en un año se otorgaran tres préstamos MENOS para la agricultura (de 72 a 69 en total) y dos menos para la manufactura (de 17 a 15 en total), resulta en pérdidas netas que, a mayo recién pasado, ascendió a RD$44.5 millones... ¡En un mes! De mantenerse ese ritmo, la entidad perderá cerca de RD$480 millones en este año. Es decir, un 25% del patrimonio neto, propiedad nuestra, con que inició 2016.

Las pérdidas son obvias, sobre todo al tomar en cuenta que en el supernumerario Bandex, el empleado promedio presta RD$4 millones, cuando en la banca el estándar es de RD$18 millones.

¿Se revertirá esta situación? Veremos.

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