Aumenta la pobreza en México a pesar del aumento de los salarios

El gobierno intenta combatir la desigualdad con las reformas estructurales para impulsar el crecimiento económico. México, un país de ingresos medios pero altamente desigual, apuesta por las radicales reformas estructurales para catapultarse hacia la gran liga de las economías avanzadas. Pero está perdiendo la batalla contra la pobreza y así ha sido durante el último cuarto de siglo, a pesar del crecimiento económico y su calidad de miembro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Ésa es la cruel conclusión que se desprende de un nuevo informe bianual del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).

El CONEVAL encontró que la tasa de pobreza general de México en 2014 se elevó al 46.2 por ciento de la población, equivalente a 55.3 millones de personas, desde el 45.5 por ciento, equivalente a 53.3 millones de personas, en 2012 – un aumento de 2 millones de personas, o un 3.7 por ciento de aquellos que se consideran en la pobreza, en dos años.

El aumento se produjo a pesar de que el producto interno bruto aumentó 3.9 por ciento en 2012, 1.4 por ciento en 2013 y 2.1 por ciento en 2014.

La tasa de pobreza de México anteriormente cayó desde su nivel máximo a mediados de la década de 1990, conforme el PIB per cápita aumentaba de manera constante. Sin embargo, el reciente aumento de la pobreza se produjo incluso cuando el PIB per cápita continuaba aumentando. Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), aumentó un 5.4 por ciento entre 2012 y 2014, llegando a US$17,710, en comparación con US$4,541 en 1980.

La línea de pobreza en México se ha fijado en un ingreso mensual de 2,542.13 pesos (US$158 al cambio actual) en las zonas urbanas, lo que equivale al costo por persona de una canasta mensual de bienes. En las zonas rurales es de 1,614.65 pesos.

La caída de los ingresos familiares es en gran parte la causa de la creciente tasa de pobreza, dice Gustavo Hernández Licona, director del CONEVAL. Aunque el número de personas que viven en la pobreza extrema ha cambiado poco en los últimos dos años, el sector más desfavorecido – aquellos con sólo 1,242 pesos mensuales para alimentar a una persona – todavía constituye un 9.5 por ciento de la población, cifra ligeramente inferior al 9.8 por ciento en 2012.

Según el INEGI, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, los hogares mexicanos se volvieron un 3.5 por ciento más pobres entre 2012 y 2014. Sin embargo, en el 10 por ciento más pobre de los hogares, el número de necesidades insatisfechas disminuyó, aunque marginalmente. El CONEVAL evalúa seis necesidades básicas: educación, acceso a la salud, acceso a la seguridad social, calidad de la vivienda, servicios básicos en el hogar y acceso a la alimentación.

El gobierno espera que las reformas estructurales, especialmente en los sectores de energía y telecomunicaciones, impulsen el crecimiento económico y aumenten el bienestar de los hogares mexicanos. Los funcionarios señalan los recientes progresos, tales como una reducción de los costos de la telefonía móvil, que consideran buenos augurios.

Además de la cantidad de personas que viven en la pobreza y la pobreza extrema, otros 40 millones de mexicanos se consideran vulnerables, ya sea por necesidades insatisfechas o por los ingresos decrecientes. Solamente 24.6 millones de personas – un poco más de uno de cada cinco mexicanos - no son ni pobres ni vulnerables.

La caída de los ingresos plantea la pregunta: ¿se debe ajustar el salario mínimo? En México, el salario mínimo más alto (varía geográficamente) es de 70.1 pesos diarios en la actualidad, alrededor de US$4.30 al cambio actual. Además de ser bajo, el poder adquisitivo del salario mínimo se ha erosionado fuertemente con el paso del tiempo, a la vez que ha aumentado el costo de la canasta mensual de bienes.

Como era de esperar, a los mexicanos ricos les va bien. Un estudio realizado por la Fundación Pew mostró que los mexicanos eran más felices que los ciudadanos de todas las economías avanzadas y los mexicanos de altos ingresos eran los más felices de todos.

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Jude Webber