Cielos despejados

La salud financiera de las aerolíneas ha pasado en los últimos años por muchas turbulencias, pero luce que ellas vuelan ahora con cielos despejados. Aún en nuestro país, cuya línea bandera desapareció hace años, varias compañías se aprestan a iniciar sus operaciones.

El alza del petróleo durante la crisis financiera trastornó la estructura de costos de las aerolíneas. Tuvieron que recortar rutas y suprimir servicios colaterales. Algunas compañías suspendieron sus operaciones y otras se consolidaron.

La caída del petróleo debió haber devuelto la normalidad al transporte aéreo. No fue así, sin embargo, pues coincidió con la recesión en Europa y el estancamiento en los EE.UU. y Japón, trasladándose el problema desde el alto costo del combustible a la reducción de la demanda. Las aerolíneas pospusieron sus planes de expansión, cancelaron órdenes de nuevos equipos, redujeron su plantilla de empleados, suprimieron más rutas, sacaron de aeronaves de servicio y aceleraron sus negociaciones de acuerdos con otras compañías, pero se cuidaron de evitar una guerra de tarifas.

El panorama es ahora risueño y el 2015 concluirá como el sexto año consecutivo de beneficios para el sector. El tráfico de pasajeros y carga está creciendo a más del 4% anual, y las nuevas órdenes de compra de aeronaves mantendrán a Boeing, Airbus y otros suplidores ocupados a capacidad por varios años.

A pesar de su actual prosperidad, las aerolíneas siguen cobrando por servicios, como comidas y maletas, que otrora ofrecían gratuitamente. Algunas culpan a la competencia de las líneas de descuento, aunque varias de éstas son propiedad de las compañías tradicionales. Y otras dicen que el lapso de tiempo requerido para variar la oferta de asientos y la capacidad de carga seguirá dando pie a ciclos de alzas y bajas en las ganancias, que el combustible barato no durará para siempre, y que el auge de la demanda está sujeto a cambios.

gvolmar@diariolibre.com

Gustavo Volmar