División virtual

Los que observamos desde la distancia, un océano de por medio, reaccionamos con incredulidad. Comparando el nivel de vida de España con el nuestro observamos lo mucho que ellos nos llevan de ventaja, y cómo nos superan en educación, salud, transporte, energía, institucionalidad y demás indicadores socioeconómicos. Nos preguntamos, entonces, qué razones tendría una de sus regiones más ricas para separarse del resto de esa nación.

Cataluña fue un país independiente desde antes de la creación del estado español en el siglo 18. A partir de entonces ha tratado sin éxito en varias ocasiones de convertirse en un estado federado o recobrar su independencia.

Los separatistas alegan que gobiernos españoles autoritarios e ineficaces subyugaron a Cataluña y la trataron como el vencedor trata al vencido en una contienda.

Hay una conexión entre la economía y la independencia, dados los aportes que Cataluña efectúa a las arcas del tesoro español. No es menos importante el efecto de la crisis económica del 2009 y años subsiguientes sobre la correlación de las fuerzas políticas en España y el actual deterioro de los partidos tradicionales.

Las elecciones parlamentarias celebradas en Cataluña muestran a los votantes divididos casi a la mitad a favor y en contra de la independencia, a sólo tres meses de las próximas elecciones nacionales.

Como la constitución de España no contempla la independencia de una de sus regiones, los separatistas han señalado que podrían declararla unilateralmente en menos de año y medio, y crear su propio ejército, sistema judicial y banco central.

La actitud del gobierno español frente a esa posibilidad es menos abierta que la mostrada por el gobierno inglés respecto de la independencia de Escocia. Se opondrá a la independencia en las cortes o por otros medios. En todo caso, sea cual fuere el resultado, la confrontación está en pie y la unidad ha sido virtualmente resquebrajada.

gvolmar@diariolibre.com

Gustavo Volmar