Economía de la paz

Lleva ya diez años publicándose y abarca 163 países. El índice global de la paz pretende medir, valga la redundancia, cuán pacífico es un país en comparación con los demás, teniendo en cuenta la incidencia que ello tiene sobre el desempeño de su economía. Elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz, cuya sede se encuentra en Sydney, Australia, el índice es anual, contiene 23 elementos cuantitativos y cualitativos de puntuación, y en su edición del 2016 la República Dominicana ocupó el lugar 99.

Pudiera reconfortarnos el hecho de que la posición que ocupamos fue muy similar a la de los EE.UU. (103), pero de los doce países de la región del Caribe y Centroamérica, sólo cuatro tuvieron un incremento en la violencia, entre ellos nuestro país junto con Guatemala, Honduras y México. El liderazgo de la paz en Latinoamérica lo tuvo Chile, con la posición 27, seguido a corta distancia por Costa Rica (33) y Uruguay (35), mientras los más violentos fueron Colombia (147), Venezuela (143) y México (140). A nivel mundial, el país más pacífico fue Islandia, lo que podría interpretarse como una consecuencia del frío sobre el estado de ánimo de las personas, confirmado quizás por el inmenso contraste entre el nivel 113 de los EE.UU. y el 8 asignado a Canadá.

De mayor interés para esta columna es el costo estimado de la violencia. El reporte lo calcula en 13.3% del PIB mundial, en base a paridad de poder adquisitivo de los estimados individuales, equivalente a once veces el monto de la inversión extranjera directa llevada a cabo en el 2016. Incluye los efectos de la violencia doméstica, la delincuencia, el terrorismo y los daños auto-infligidos. Paradójicamente, mientras la violencia mundial aumentó en 0.53% en el 2016, los costos económicos de ella bajaron un 2%. Esa disminución fue provocada por los países desarrollados, debido a menores costos asociados a homicidios y mantenimiento de cárceles.

Gustavo Volmar