Ejemplo de males

Cualquier persona o familia querría contar con ingresos crecientes, o por lo menos estables. Y por igual, los países desearían exportar lo suficiente para cubrir sus importaciones sin tener que endeudarse para salvar la diferencia.

Los pilares tradicionales de las exportaciones dominicanas estaban cimentados en la agricultura. Aparte de la bauxita, y luego el ferroníquel y el oro, los bienes dominantes entre las exportaciones eran el azúcar, café, cacao y tabaco, y durante un tiempo el guineo. Pero las exportaciones agrícolas tienen muchos enemigos, uno de ellos las fluctuaciones de precio, ampliadas por causa del tiempo requerido para variar la producción ante los cambios en la demanda.

Factores climatológicos pueden causar daños súbitos a las plantaciones. Los huracanes y su secuela de inundaciones son una amenaza anual permanente en nuestro medio, pero también las sequías, como en el 2015, pueden incidir sobre los volúmenes producidos.

A eso se añaden las plagas, potencialmente más devastadoras que los elementos climáticos, pues sus perjuicios son de mayor duración y más difíciles de subsanar.

Y, por último, otro gran adversario son las políticas económicas equivocadas, vía excesos de impuestos, trabas burocráticas y negligencia ambiental.

Nuestras exportaciones de café pueden servir como ejemplo de esos males. Su precio internacional ha sido objeto de grandes fluctuaciones, del orden de un 250% en los últimos diez años. También ha sido víctima habitual de los huracanes, por la exposición de las zonas en que se le cultiva. Su producción se ha visto severamente afectada por la roya, que ha diezmado la mayor parte de las plantaciones, envejecidas y vulnerables por falta de renovación. Y la ausencia de políticas estables de fomento, combinada con el efecto de los gravámenes y tasas, ha hecho que miles de productores abandonen sus cultivos, reemplazándolos por otras actividades más lucrativas.

gvolmar@diariolibre.com

Gustavo Volmar